Paula 1107. Sábado 27 de octubre 2012.
En sus 20 años como promotor de la gastronomía local de los países y sus técnicas ancestrales, el movimiento Slow Food nunca había organizado una feria tan importante como la que se celebra hasta el 29 de octubre en Turín, Italia. Chile está presente con huevos azules, merquén y otras especialidades completamente ignotas para paladares europeos.
Para que sus gallinas araucanas -una raza sin cola, criada ancestralmente por los mapuches- produzcan los preciados huevos azules, Mercedes Cuevas (63) las cuida con esmero en su casa de Quillón, en la región del Biobío: las alimenta con semillas de maravilla orgánicas que ella misma cultiva; está pendiente de que el gallo no se cruce con gallinas de su misma familia para mantener la raza y las deja pasear libremente por praderas donde crecen hierbas medicinales como lengua de león, poleo y ortiga.
Esta particular experiencia es la que Mercedes Cuevas expone por estos días en Turín, en la feria más grande que el movimiento internacional Slow Food ha organizado desde que fue creado en Italia hace 20 años, para resguardar los alimentos producidos artesanalmente ante la amenaza de la masiva industria alimenticia. Hasta el 29 de octubre el evento reunirá en el Centro de Exposiciones del Lingotto a miles de visitantes y cientos de pequeños agricultores y artesanos de todo el mundo que, como Mercedes, se rigen por los principios de lo bueno, limpio y justo para producir sus alimentos.
La megaferia
Por primera vez la feria Slow Food de Turín –que se celebra cada dos años–, consta de tres eventos
paralelos que antes se hacían por separado: la feria de alimentos tradicionales Salone del Gusto,
el Sexto Congreso Internacional de Slow Food y la Conferencia de comunidades productoras de alimentos Terra Madre. Son casi 300 actividades entre conferencias, charlas y talleres, además de stands y exposiciones de más de 150 países. www.salonedelgustoterramadre.slowfood.com
Baluartes nacionales
Para proteger alimentos elaborados artesanalmente, y a las comunidades que los hacen, Slow Food ha decretado más de 300 baluartes en todo el mundo, desde la vainilla silvestre de Chinantla, México, hasta el aceite de nuez de Suiza. En Chile gozan de este estatus la frutilla blanca, el pescado de la isla Robinson Crusoe, los huevos azules y el merquén. Para dar a conocer en Italia estos dos últimos baluartes, la delegación chilena contempla –además de la criadora de gallinas araucanas Mercedes Cuevas–, a la agricultora mapuche Rosa Carilao, que aprendió a hacer merquén de sus ancestros, y al agrónomo Isaías Huaquimil, quien trabaja con las comunidades creando un protocolo para no perder la receta tradicional. Entre otros productos chilenos en la feria habrá pasta de ajo chilote, piñones y miel de madroño, un arbusto rojizo que crece en la zona de Cauquenes.