Paula Digital.
Fue "Wena Naty", ese caso emblemático de 2007 en el que el video de una adolescente en actos de connotación sexual fue viralizado, y de paso le destruyó la vida a la protagonista, lo que impulsó a Pedro Anguita –quizás, junto a Carlos Peña, el abogado más apasionado por los temas de libertad de expresión y derecho a la información– a investigar y escribir el libro "Acciones de protección contra Google" (Librotecnia), donde se explaya sobre el llamado "derecho al olvido", ese derecho, casi siempre vulnerado, a que nuestro pasado desaparezca de la web. De esa memoria virtual donde todo lo pretérito reaparece como una condena cuando ponemos nuestro nombre en el buscador de Google: borracheras inmortalizadas en fotos ridículas, problemas con la justicia, una opinión impulsiva en las redes sociales.
Google dejó de ser solo un motor de búsqueda, un indexador de páginas web y se ha convertido en un gran certificado de antecedentes colectivo, en un currículum vitae que no redactamos solo nosotros, en un prontuario virtual ineludible, que Anguita desmenuza en su libro. Y para eso se basó en los casos nacionales e internacionales que han recurrido a la justicia para exigir que Google retire la información que les perjudica.
El "derecho al olvido" fue reconocido por primera vez en 2014 por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea con el caso de Mario Costeja, que si cuyo nombre era tecleado en Google, lo primero que aparecía era un aviso de embargo de muebles publicado en el diario catalán La Vanguardia, debido a una deuda que había solucionado hacía 10 años atrás. Ese caso es uno de los que Anguita analiza en profundidad, así como también el primer caso chileno, donde la Corte Suprema en 2016 ordenó al sitio Emol de El Mercurio aplicar el derecho al olvido respecto de Aldo Graziani, un ex mayor de Carabineros que había sido procesado en el caso Spiniak como presunto autor de abusos sexuales contra menores de edad. Sostiene la Corte que si bien Emol en su momento había cumplido con su misión de informar, que siga apareciendo indexado en el buscador de noticias, se encuentra dañando su derecho a la integridad psíquica, debido a que ya no tiene asuntos pendientes con la justicia.
Pero hubo un caso que Anguita dejó fuera: el que lo inspiró para escribir el libro. "No lo quise mencionar, ya la niña ha sufrido demasiado. Subieron a la web sus resultados en la PSU, lo que había estudiado, hicieron una obra de teatro con su caso, hasta se tuvo que cambiar de nombre. Esto, tal vez la va a perseguir el resto de su vida", dice.
Además está todo el tema de la venganza. De las funas. De exponer, e incluso mentir sobre la vida de otras personas escudados en el anonimato.
Hoy cualquier persona sube lo que se le da la gana. Sube fotografías, videos, lo que sea en contra de otra y se puede transformar en un trending topic o en un viral en cuestión de segundos. La noticia puede ser errónea, puede ser que no sea veraz, puede ser inadecuada y afectarle toda la vida laboral o sentimental a una persona.
Frente a una pantalla no se consideran mucho los sentimientos.
No, no les importa nada. Además, muchas veces los ciudadanos o los usuarios no saben las repercusiones que tienen este tipo de cuestiones. Normalmente la relación que tienen los usuarios del mundo con internet es tener o su blog o su red social. Y pese a los "términos y condiciones" que aceptan, pese a las recomendaciones que hay ahí, son primitivos digitales, son capaces de poner cualquier cosa sin darse cuenta de que eso que compartieron con su grupo reducido de amigos puede extenderse a innumerables personas.
¿Es un tema que consideras debiera tratarse a nivel escolar?
Sí. Cuando a uno es chico le enseñan cómo cruzar las calles, y esta dimensión digital es súper importante. Los jóvenes, particularmente, están todo el día tecleando. Salen del colegio y andan pegados mirando la pantalla de sus teléfonos. Y están todo el día en eso. Entonces, cómo no los vamos a educar. Pero el tema atañe a todo el mundo, porque hay algunos que se integraron un poco tarde a todo esto. Deberían haber instrucciones básicas.
¿Google nos tienen capturados?
Google no cobra nada por sus productos (calendario, mapas, etc). Todo es gratuito, acuérdate que hubo una época donde había que pagar por tener mail, y no cobra nada porque el negocio está en los gustos y preferencias que tienen las personas, y en este mundo donde se transan tanto bienes y servicios es ideal saber las preferencias de las personas.
¿Pero eso no se considera información privada?
Ahí está la controversia. Es el lado oscuro de la luna de Google, la confiabilidad, qué es lo que hace con la información de los ciudadanos. Facebook también ha tenido problemas.
¿Hay que temerle a Google?
Tiene almacenada tal cantidad de información que eso ya presenta una amenaza a la intimidad de las personas. Pero otro tema es lo que genera el buscador de Google y qué pasa con los ciudadanos que estiman que ese contenido les perjudica, que afecta sus derechos fundamentales. Cosas, por ejemplo, que aparecen en las redes sociales y a través de los buscadores quedan en la red en forma perenne. La pregunta es ¿debe existir algún mecanismo legal para que las persona pudiésemos retirar aquello que nos incomoda, perjudica o lesiona en nuestros derechos?
¿Cómo se defiende un ciudadano frente a Google?
Lo que suele decir Google es: "nosotros solamente somos un índice, nosotros solamente les mostramos a las personas lo que buscan de acuerdo a este criterio de búsqueda". Se supone que eso es parcialmente cierto. Ellos dicen que no editan, que ellos no ponen información y que no son responsables de la información porque solo son un buscador. Yo parto de la base de que esto es parte de la libertad de expresión y por lo tanto el principio es que Google no es responsable de lo que ellos arrojan. Más encima ayuda a la búsqueda y eso es parte consustancial del derecho a la información. Ahora, creo hay casos en los cuales Google sí debe responder y sí debe bajar información a petición de las personas. Hay circunstancias en las cuales se justifica una intervención judicial en favor de la persona que reclama la bajada de ciertos contenidos.
Pero hay que contratar un abogado, ir a juicio.
Sí. El gran problema es que las causas que se han judicializado han recurrido al recurso de protección porque en el fondo Google no tiene un sistema muy eficiente de respuesta a las solicitudes de retiro. No ponen plazos, no acusan recibo, se toman el tiempo que se les da la gana y responden lo que se les ocurre en función de sus principios. Pero hoy, después del caso Costeja el tribunal de justicia de la Unión Europea señala que las personas sí tienen este derecho y Google tiene dos tipos de solicitudes de reclamo de retiro de información: uno para los ciudadanos europeos y otro para el resto del mundo, lo cual me parece es poco deferente con el no europeo. Hay que esperar que otro país de otro continente reconozca los derechos de los ciudadanos para que Google asimile la deferencia y el tratamiento especial que tiene con los ciudadanos europeos.
¿Los delincuentes tienen derecho al olvido?
Lo que pasa es que hay dos cosas, hay gente que puede haber sido imputada y al tiempo después haber sido absuelta. Y también está el caso de gente que fue imputada o sometida a proceso y condenada. Yo creo que en los casos en que la persona fue absuelta, tal vez, la información debería actualizarse de modo de que sea concordante con la situación actual. Con los condenados el tema es más complejo.
Por ejemplo en los delitos contra los derechos humanos.
Claro, esos son delitos de lesa humanidad que son imprescriptibles, en que hay toda una idea que no se pueden volver a cometer y la pregunta es, ¿las personas que fueron condenados por delitos de lesa humanidad y violaron los derechos humanos tendrían derecho al olvido una vez que cumplieron con las penas? Yo creo que sí. Independiente de la naturaleza de los delitos, está en el derecho, desde el Siglo XIX, a que las personas una vez que cumplen con sus penas, pueden borrar de sus antecedentes toda relación con los delitos, porque es la única manera de reinsertarse en la sociedad.
Internet es un recordatorio de todo tu pasado.
Es un certificado de antecedentes, un curriculum vitae. Independiente de que hayamos cometido crímenes, hay noticias sobre nosotros que son baladí, pero pueden servir para que alguna persona tome una decisión acerca de nuestro futuro y al final no tengamos la posibilidad de controlar ese tipo de información.