Gordofobia médica

Gordofobia médica



Según un estudio realizado a 2.500 pacientes con sobrepeso, y publicado en el International Journal of Obesity, un 53% de los encuestados reportó haber recibido comentarios inapropiados de doctores respecto a su peso, interacciones que generan impactos negativos que pueden incluso llevar a los pacientes a posponer o evitar de plano las consultas médicas. En otro estudio conducido en 2017, al preguntarle a los encuestados si su sobrepeso había constituido alguna vez una barrera de acceso al sistema de salud, un 52% de las mujeres participantes respondió que sí y relacionó la cifra con la postergación de tratamientos y visitas al doctor.

Y es que una visita al médico puede iniciar con todo tipo de consultas, pero para quienes tienen kilos de más, suele terminar siempre de la misma manera: en lecciones sobre hábitos saludables, instrucciones de dietas y régimen de ejercicio. Todo ello sin siquiera dar cabida a la posibilidad de que esa persona podría ya llevar prácticas de vida sana, algo que ha confirmado en su experiencia clínica la doctora Renata Barchiesi, especialista en medicina del estilo de vida y quien hace varios años se dedica a abordar temas relacionados con nutrición desde una perspectiva integral.

Si tuvieses que definir el concepto, ¿cómo explicarías qué es la gordofobia?

La gordofobia es una discriminación que ocurre de manera automática incluso a nivel inconsciente con las personas que tienen sobrepeso u obesidad y que puede darse en cualquier ámbito de la vida. En el trabajo, en la vida social, e incluso en cosas muy simples como ir a un lugar y no poder entrar al baño porque es muy chiquitito.

La gordofobia es algo que se da de manera automática y que está integrada ya en mucha gente. Quizás un poco fomentada por los medios de comunicación, las redes sociales y la publicidad, pero sobre todo por lo que nos han enseñado, y que abarca todos los aspectos de la vida de una persona. Y eso es lo que me parece más fuerte.

¿Y llevado a lo médico?

Si bien el aumento de la grasa corporal es un factor de riesgo para muchas enfermedades, hay veces en las que los médicos tienden a catalogar a un paciente como enfermo solo por verlo, como si pudiesen diagnosticar con los ojos su estado de salud y así asumir cómo son sus hábitos y rutinas de salud, sin siquiera preguntárselos, solo por el hecho de tener sobrepeso. Eso es gordofobia médica.

Un típico ejemplo es cuando un doctor te recomienda que hagas más ejercicio sin antes preguntarte si practicas aluna actividad física regularmente. O cuando se da excesiva importancia, o de plano se pone todo el foco al peso, cuando muchas veces existen otros factores de riesgo para la salud de esa persona —consumo de alcohol, cigarro, drogas, sedentarismo, altos niveles de estrés— que hay que corregir. Muchas veces el peso ni siquiera tiene que ver con la consulta médica para partir.

¿Asumir que los hábitos y estilo de vida son determinantes en temas de peso es gordofobia?

La gordofobia se da cuando a ti, como paciente, ni siquiera te plantean la pregunta. Yo tengo pacientes que hacen ejercicio, que llevan vidas activas, que caminan todos los días y que tienen sobrepeso por motivos multifactoriales —factores genéticos y metabólicos, hambre emocional, entre otros—. Pero para llegar a dilucidar todo eso, tengo que preguntarles por sus rutinas, tengo que examinarlos, tengo que pedirles exámenes. No puedo asumir que todos, o casi todos, los síntomas que tiene mi paciente se deben a que tiene sobrepeso u obesidad. Un paciente que llega con dolor abdominal, no porque sea gordo automáticamente significa que esa molestia se debe a que se alimenta de mala manera. Quizás ese paciente tiene algo mucho más grave y puede seguir sin ser diagnosticado producto de la gordofobia.

No está mal que el médico eduque a su paciente en estos temas, pero muchas veces esto ocurre de manera agresiva o brusca y sin siquiera ahondar un poco más. Como si el paciente no se mereciera que uno le preguntase detalladamente, por el simple hecho de tener sobrepeso, todo lo relativo a esa persona se reduce a esa única característica.

¿Por qué es especialmente problemático que exista gordofobia en una instancia como una consulta médica?

Creo que el riesgo más grande de la gordofobia a nivel médico es que va en desmedro de la salud mental de los pacientes, y eso es terrible. Tenemos que entender que la salud es un completo estado de bienestar tanto físico como psicológico.

Muchos de mis pacientes tienen sobrepeso y llegan después de haber tenido experiencias en las que cirujanos los han rayado enteros marcándoles todo lo que ‘está feo’ sin preguntarles por qué los han ido a ver. O pacientes a las que las han obligado a pesarse desde que tenían 12 años. Si como médico estás preocupado de la salud de tu paciente, tienes que preocuparte también de su salud mental. Y claro, es muy posible que muchos pacientes necesiten objetivamente bajar de peso, pero la manera de abordarlo no puede ser tan poco humana y agresiva, porque eso atenta contra la salud mental y entonces, ¿en qué quedamos?

¿Cómo se conjuga entonces el hacer frente a los crecientes índices de obesidad sin caer en prácticas gordofóbicas?

El problema no es querer abordar el tema del sobrepeso y la obesidad, el problema es la forma tan poco humana. Como si el paciente fuese un obeso caminando y no una persona. Y esto tiene mucho que ver con la forma en que antiguamente concebíamos la salud en que nos dedicábamos mucho a observar indices, chequear números y medir parámetros: cómo está el colesterol, cuánto mide la cintura. Y claro, todo eso está muy bien, son indicadores que cuentan con respaldo científico, pero como la salud mental no es tan factible de ser medida bajo esos mismos estándares, pasaba a un segundo plano y no debiese ser así. Es necesario tener una consulta más cercana, humana, poder mirar a la otra persona a los ojos y llegar a conocer a quién tienes al frente y desde la empatía poder conversar. Los pacientes quieren ser ayudados, pero por alguien que los entienda, no por alguien que los vaya a discriminar.

Yo a mis pacientes siempre les digo que no me sirve que reviertan una resistencia a la insulina si van a estar estresados y pasándolo mal. Para mí eso es un fracaso como especialista. Lo que necesitamos es alcanzar el equilibrio en el que, por una parte, mejores tus parámetros pero que, por la otra, no te genere un problema psicológico. Existe muchísima evidencia de que darles dietas restrictivas a los pacientes y generarles presión en torno al tema del peso solo lleva a mayor ansiedad, hambre emocional, atracones nocturnos y eso no resuelve el tema. Agrava el sobrepeso y aparte daña la salud mental.

¿Crees que la gordofobia médica es algo que siempre ha existido pero que estaba tapado? ¿O somos una sociedad más gordofóbica y los profesionales de la salud son también un reflejo de eso?

Creo que en parte siempre ha existido y no se conversaba, como muchos otros temas. Pero por otro lado cada vez la obesidad ha aumentado más y la industria de las dietas se ha encargado de mantenernos en una constante obsesión con el tema del peso. Entonces se combina por una parte un aumento en la tasa de obesidad, pero también que existe cada vez más miedo a ser gordo. Tengo fe de que las nuevas generaciones de profesionales vinculados a la salud vienen con perspectivas abiertas y dispuestos a tratar esta problemática desde una perspectiva más amplia desde el inicio. Cuando yo partí a nadie me habló de gordofobia. Es un concepto completamente moderno.

¿Qué prácticas médicas te parece son gordofóbicas o que no ayudan a los pacientes con sobrepeso?

El pesar a los pacientes es una. Yo no peso a mis pacientes cuando ellos no quieren porque mi intención no es generar una situación desagradable en la consulta. A mí muchas veces me pesaron y me hicieron sentir muy incómoda por campos en los que yo me desarrollé, —uno de ellos el deporte de alto rendimiento— y entiendo lo que significa que te pesen y te hagan sentir mal por algo así. Además no sirve de nada. Lo que funciona en mi experiencia es conversar del tema, escuchar e incentivar a que la persona busque apoyo de un psicólogo si es lo que necesita y así trabajar como un equipo en el que remamos todos para el mismo lado. Eso no se puede hacer en una consulta de 15 minutos o si tu no estás dispuesto a empatizar con tu paciente.

Otra de las prácticas típicamente gordofóbicas es fijar todas las metas de una consulta a otra en números. Por ejemplo: Bajar cierta cantidad de kilos o reducir medidas o índices. Lo que debiese importarnos más son metas de bienestar, que impliquen un cambio de hábito y que tienen un foco más positivo.

¿Qué pasa con pacientes que se han sentido discriminadas por temas de peso en consultas médicas?

Les afecta muchísimo. Muchas pacientes han llorado en la consulta porque en instancias previas han habido doctores que les han dicho de todo. Que ‘¿cómo puede ser?’ O ‘contigo no hay caso. Te comiste todo’. Ahí no hay empatía.

Hay pacientes que, según el IMC tienen sobrepeso, pero ese es un índice que permite hacer estadísticas en volúmenes grandes de población, no es apto para medir la salud de un individuo particular. Una persona puede tener grasa subcutánea y esa grasa es completamente diferente a la grasa visceral que sí incide mucho más en factores de riesgo. No es lo mismo una paciente que, teniendo sobrepeso, hace clases de baile, come harto pero alimentos de buena calidad y sus exámenes muestran buenos resultados, que un paciente delgado que no hace ejercicio, que fuma y que tiene otras conductas de riesgo. Es gordofobia cuando es una discriminación automática. Te ven y asumen. ‘¡Ah, el gordito no hace ejercicio!’ No se puede hacer un diagnóstico simplemente con la vista.

* La doctora Renata Barchiesi es magíster en ciencias del deporte y especialista en medicina del estilo de vida.

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