Hablando de ropa
Así como son de abrigadores, sentadores y sexy, el terciopelo y el cuero esconden inesperados peligros.
Al hablar de moda, especialmente si esto ocurre con expertos o con mentes ligeramente ingeniosas, la conversación puede adquirir profundidades escalofriantes. Pero cuando el tema ya no es la moda sino la ropa, las cosas cambian drásticamente.
Hay un enorme caudal de tonterías que saltan al ruedo cuando hablamos de la ropa y ese caudal, mientras más idiota se vuelve, más excitante y obsesivo termina. Esas tonterías suelen tener todo que ver con gustos personalismos que, al abandonar la intimidad del pensamiento a través de la conversación, pasan a dictarse con la fuerza y vehemencia de las tablas de la ley. En ese diálogo de sordos solo gana el que escucha en silencio y saca sus perversas conclusiones. Declaraciones como "odio las hombreras" o "me fascinan los encajes" tienen mucho más que ver con cómo le quedan al que habla esas determinadas alusiones que con un juicio estético de meticulosa dedicación. En ese contexto de máximas tontería y sentido práctico (suelen ir juntos), dos consideraciones muy personales, pero creo ampliamente compartidas por consumidores de moda juiciosos de todo el planeta y que son de absoluta pertinencia este invierno.
1. Respecto del terciopelo
Terciopelo más terciopelo no andan, salvo que se trate de un disfraz o de la pasarela. La pasarela, en su carácter de gran show, aguanta mucho. La vida real no.
Un blazer de terciopelo debe ser de los más estilosos finales de tenida para un look que nunca falla. Clásico, elegante y sexy, da un acabado al look que es difícil de superar con otra materia prima. Asimismo, un pantalón o pollera de terciopelo constituyen por sí mismos el mejor complemento de una blusa de seda, o de algodón o de lo que sea, incluso jeans. Pero cuando la chaqueta es de terciopelo y el pantalón o pollera también lo son, salvo para muy pocas personas, el look se cae. Produce una estridencia visual ligera, pero estridencia al fin. Se vuelve demasiado Austin Power.
2. El cuero con cuero simplemente mata el cuero
Mismos argumentos, mismos pecados que el terciopelo.
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