Harboe quiere ser presidente

El ex subsecretario es cool: tiene la cabeza fría y se especializó en manejo de crisis. El hombre de 36 años es hot: pese a su investidura las mujeres le tiran piropos y le pegan agarrones en los actos públicos. El abogado es geek: usa Ipod con bluetooth para programar lo que escucha en la radio del auto. El candidato a diputado es winner: además de apostar a ganador por Santiago centro, quiere ser Presidente de Chile. Éste es el retrato de Felipe Harboe, armado durante la semana en que definía si iba o no a la pelea parlamentaria.




El rumor de que dejaba el gobierno para ser candidato a diputado por Santiago Centro era fuerte. Y le preguntamos una y otra vez durante los días que lo seguimos por Lota, Coronel, Valparaíso y hasta a una entrega de premios. "Lo estoy pensando", respondía. Antes de visitarlo en La Moneda, en el auto oficial rumbo a Valparaíso, hablamos largo y sin interrupciones por primera vez con el todavía subsecretario del Interior.

¿Cómo estuvo el fin de semana?

Bueno, tranquilo, fíjate.

¿Descansaste?

Sí, siempre, aprovecho de descansar un rato. Pero espérate, ¿qué día es hoy? ¿Jueves, cierto? A ver, espérate.

Confundido, Harboe busca con la mirada a su jefa de prensa, Paulina Donckaster, que va sentada junto al chofer.¿En la mañana me tocó trabajar… o no?, se pregunta.

El subsecretario duda. Paulina le aclara que el viernes fue a una comida.

No, eso fue la semana pasada… Entonces ¿el sábado?… No, el sábado no trabajé.

Al fin Harboe logra recordar qué hizo cinco días atrás. A estas alturas, con tanta cosa que pasa a diario en el ámbito de su incumbencia directa –los asaltos, el detenido desaparecido que no era, la Quintrala y un laaargo etcétera– es un desafío hacerlo.

La conversación continúa mientras escucha música en su súper iPod mediante el invisible rayo de la tecnología bluetooth. Tiene cientos de canciones grabadas, desde la inglesa con voz de negra Amy Winehouse, pasando por los taquilleros The Lost Fingers y Saint Germain, hasta los nostálgicos Queen.

¿Te llaman muy seguido mientras duermes?

Dos o tres veces. Anoche, por ejemplo, me llamaron, primero por un incendio, después por el temblor en Concepción y por un robo de cajero automático en Avenida Bilbao. Para no despertar a mi familia, dejo el celular en modo vibrador y al menor movimiento del aparato, salto de la cama a contestarlo. Qué lata despertar a todo el mundo.

Duermes mal, entonces.

Fíjate que amanezco descansado.

¿Sí?

Te acostumbras nomás… Llega un minuto del viernes en que me siento muy agotado, pero no pierdo la esperanza de que el fin de semana voy a descansar. Aunque nunca se sabe qué puede pasar. Trato de relajarme.

Pero habrá momentos en los que te tirita el ojo…

Sí, me ha pasado.

Eso es heavy porque uno cree que puede hacerlas todas, pero a veces el cuerpo te demuestra lo contrario.

Trato de tomar un poquito distancia pero es muy difícil hacerlo en esta pega.

¿En el día haces algo para relajarte?

Escuchar música en el auto, nada más. Y todos los días me doy una vuelta por la manzana en el centro. Eso también me relaja.

Y si vas a un lugar donde no te conocen, ¿cómo te presentas?

Me ha pasado y digo: "Felipe Harboe, abogado, trabajo en el gobierno" No es recurrente, porque por lo general la gente te ubica. Cuando tienes un porcentaje mayor al 90% de reconocimiento…

¡¿90% de reconocimiento?!, ¿no será demasiado?

Más del 90%. Es altísimo… es porque el tema de la delincuencia vende.

En Holanda

¿Quién diablos es este hombre de 36 años, militante del PPD, que hasta un par de semanas salía hasta en la sopa hablando de seguridad y ciudadanía y que acaba de dejar su cargo para ser candidato a diputado?

Nació en Holanda el 20 de julio de 1972, país al que su padre chileno, ingeniero de la Philips, fue trasladado. Cuando tenía dos años sus padres se separaron y volvió con su madre y hermana mayor a Chile. A su padre lo fue a ver regularmente a Holanda, hasta que éste se trasladó a Zambia y Arabia Saudita.

Papá de lejos, la relación fue difícil, "sobre todo teniendo en cuenta que mi papá y mi mamá se llevaron históricamente mal", sentencia. Con el tiempo ha venido a conocer mejor a su papá, tiene una buena relación con él y lo ve con regularidad. De hecho, hasta hace pocas semanas su papá, que ahora vive en Marbella, España, estuvo de vacaciones en su casa. De su lado, tiene dos hermanos más.

"Mi formación corrió por cuenta de mi mamá", afirma Harboe, "con una contribución muy alta de su segundo marido, un tipo con el que tengo una súper buena relación hasta el día de hoy. Mi mamá era sumamente cariñosa, de mucho afecto, de piel. Y muy trabajadora y esforzada. Tuvo dos hijos más y después de trabajar todo el día en una agencia de viajes, llegaba a la casa a hacer las tareas con los cuatro", recuerda.

Cuando Harboe tenía doce años, su madre se volvió a separar; su hermana mayor se fue a estudiar a Holanda, sus hermanos menores se fueron con el papá y él se quedó solo con su madre. La relación se fue haciendo más cercana todavía.

"Un par de veces salimos a carretear juntos. Nos tomamos una cerveza, un trago con sus amigos o los míos. Mi jefe de gabinete, que fue compañero mío en la universidad, era íntimo amigo de mi mamá, se instalaba en mi casa a conversar y a fumar con ella. Mi mamá fumaba mucho".

Una mañana de 2006, Harboe participaba de una agitada reunión del Comité de Seguridad, junto al fallecido general de Carabineros Alejandro Bernales y al entonces ministro Belisario Velasco, cuando recibió una llamada que lo dejó sin habla. "Me informaban que mi mamá había fallecido. Dije: 'Tengo un problema' y pedí permiso para retirarme", relata.

Su madre había muerto mientras dormía, a causa de un paro cardíaco. Tenía 71 años y estaba a tres días de casarse por tercera vez. Si bien en los primeros momentos Harboe supo mantener la cabeza fría, la culpa no tardó en llegar: "Pensé en por qué no le contesté el teléfono cuando me llamó la noche antes, por qué no la fui a ver el fin de semana, en todo el tiempo que no le dediqué".

¿Lloraste?

Sí. Lloré.

Pero no vivió el duelo. "No pude. En este trabajo se postergan las emociones. Enterré a mi mamá un sábado y el martes ya estaba trabajando, había una manifestación de los profesores. Trato de ir de vez en cuando al cementerio, ahí estoy un rato tranquilo y solo. En mi cargo estar solo un rato es un agrado".

Frugal

Al volver de Valparaíso, a eso de las seis de la tarde, el subsecretario tiene hambre. No alcanzó a almorzar. Paramos en un local de la carretera. Pide un café y un pastel. Le pregunto por qué no comió nada en el cóctel de la ceremonia de la Intendencia. Según su jefa de prensa y la fotógrafa que lo acompaña habitualmente "la torta se dejaba comer". ¿Por qué no la probó el hambriento viceministro? Harboe explica que cuando era subsecretario de Carabineros calculó que en época de graduaciones tenía mínimo tres eventos diarios, todos con canapés o pastelitos. Fue entonces cuando tomó la drástica decisión. No comer ni el más mínimo bocado durante una actividad laboral. Hasta ahora, y han pasado varios años, jamás ha caído en la tentación.

Tampoco baila cueca en los actos. Le da plancha. En ninguna ceremonia lo vimos leer discursos. Improvisa con los datos que en el camino le entregan, con la confianza, dice, que si de algo sabe es de seguridad y delincuencia. "No sé si soy el que más sabe, pero te aseguro que sí soy el que más práctica tiene".

Y se embala: "Cuando diseñamos la Estrategia Nacional de Seguridad Pública hicimos un cambio paradigmático en la manera de entender la forma de gobernar: por primera vez la gente entendió que la seguridad no es sólo un tema policial si no que es un tema de educación, vivienda, trabajo, salud… Si miras el nivel de victimización, ¿quiénes son los delincuentes?

No sé… hay de todo tipo…

–Son los jóvenes, y eso es porque hay problemas de educación. ¿Qué pasa con el tema laboral? El desempleo nacional es del orden del 7% mientras que entre los jóvenes sube al 30%. ¿Cómo vamos a tener seguridad si en toda la franja sur de Santiago hay guetos de pobreza y las calles son tan estrechas que no cabe un carro de bomberos?", cuestiona apasionado.

¿Por qué te dedicaste a la política?

Me metí a la política por un tema de vocación. Así como hay gente a la que le gusta ser artista, bueno, yo tengo vocación de servicio público, vocación política.

Estudió en el Colegio Notre Dame y, como dirigente de los estudiantes secundarios, en 1990 protestó en la Alameda, gritando "¡Injusticia!" y arrancando del guanaco. Peleaba por el pase escolar, y pasó una tarde en la comisaría. El ministro de Educación al que dirigía sus diatribas era su futuro jefe: Ricardo Lagos. "Una vez, cuando Lagos era Presidente y yo formaba parte de su gobierno, viajamos a Valparaíso a inaugurar el plan cuadrante y me dijo: 'Sí, pues Felipe, las vueltas de la vida… Paro en la Educación el año 1990 y ahora subsecretario de Carabineros. Quién lo diría'".

Entró a estudiar Derecho en la Universidad Central, donde también fue dirigente. Cuenta, con cierto orgullo, que participó en la primera toma de una universidad privada. Una vez titulado, no pasaron ni tres días y estaba trabajando en el gobierno. Fue hace diez años, cuando tenía 26. Un amigo de la universidad lo llevó a trabajar a la subsecretaría de Economía. De ahí, en 2000, saltó a la Intendencia como jefe de Gabinete de Sergio Galilea, no sin imponer ciertas condiciones: "Le dije: 'Yo no reviso agenda, para eso tiene secretaria. Yo me voy a dedicar al orden público y la seguridad, me quiero meter en las causas de la delincuencia y solucionar el problema".

A los pocos meses, y tras viajar a Europa para perfeccionarse en el tema, Harboe ya era conocido mediáticamente por su manejo del tema de la violencia en los estadios.

Cabeza fría

Cuando en 2002 el entonces Presidente Lagos le pidió que asumiera como subsecretario de Carabineros, Harboe se sorprendió. "Le pregunté si estaba seguro, que tenía apenas 29 años". Ratificada la oferta, Harboe respondió: "'Encantado, pero, perdón, tengo una pregunta: a mí nunca me han designado de nada, ¿cómo se hacen estas cosas?' 'Espera a que te llamen', me dijo. '¿Así como en el Buenos días a todos, tengo que esperar en línea?' 'No, espera a que te llame la ministra de Defensa Michelle Bachelet'", recuerda. Y se ríe.

Cuando se le pide que describa a la actual Presidenta responde que es cálida, inteligente, firme y acogedora. "Una gran gerente, una gran conductora". Abunda: "Ella tiene esta formación de médico y, a la vez, militar. Es rigurosa, muy profesional".

¿Cuáles son los defectos de la Presidenta?

No sé si es un defecto, porque a mí me pasa algo parecido, que es tener cierto grado de desconfianza. Eso es natural en el caso de ella, probablemente por la vida que le ha tocado vivir y por el sufrimiento que ha conocido.

¿Y cómo expresa su desconfianza la Presidenta?

Administrando las confianzas, entregando más o entregando menos… A veces hay que tomar ciertos resguardos. Las confianzas no siempre son retribuidas.

Y tú, ¿ cómo expresas tus desconfianzas?

Chequeo y contrachequeo. Si te pido algo, chequeo por otro lado si lo hiciste o no. En estas pegas, sobre todo en materias de seguridad, uno tiene que ser extremadamente cauto con la información.

En la subsecretaría del Interior, Harboe se especializó en uno de sus temas favoritos: el manejo de crisis. Mateo, hasta tomó un curso. "Te enseñan técnicas para negociar y resolver problemas, pero el manejo de crisis es un tema ciento por ciento de práctica. La capacidad de tomar decisiones, la capacidad de administrar una crisis, de buscar una salida en momentos en que nadie cree que haya una, es una habilidad que se desarrolla y creo que ésa es la principal habilidad que he ejercitado en estos últimos años".

¿Qué se siente tener poder?

Tremenda responsabilidad. Tomas decisiones a cada minuto y ves sus consecuencias de inmediato. No son temas de políticas públicas de largo plazo, no. Si dices "Desalojen", hay incidentes; si dices "No desalojen", se pueden tomar la calle.

Hay que tener la cabeza fría…

Muy fría.

¿Cuán fría?, dame un ejemplo.

Mente fría como un pescado. O sea, me caes bien y todo, pero te tengo que despedir. Si es por el bien del país, bueno, me caes bien pero hasta aquí no más llegamos.

¿Te ha pasado?

Sí, me ha tocado llamar a amigos, gente muy conocida y decirle "hasta luego". Recuerda que me tocó pedirle la renuncia a todos los intendentes. Fue una situación tensa… Lo segundo es que hay que ser directo. La gente cada día se siente más alejada de la política porque siente que los políticos le mienten.

De repente la gente me pide cosas y cuando no puedo, les digo: "no te la voy a dar". La gente agradece eso. La nueva forma de hacer política es diciendo las cosas como son. Uno puede adornarlas más o menos, pero hay que decir las cosas como son: se puede o no.

Pero también hay que negociar, transar…

Claro, así se construye el país, con diversidad, dándose cuenta que no siempre lo que uno piensa es la verdad absoluta.

¿Te costó?

Al principio sí, me decía: "¿por qué tengo que transar si lo que yo creo es lo que hay que hacer?". Pero entendí.

Bombón

"Tanto cuero y yo sin zapatos", le grita así, de frentón, una señora ya mayorcita en pleno acto en la ciudad de Coronel. La ceremonia de puesta en marcha del plan cuadrante ha terminado y todas las mujeres presentes se le acercan. Primero tímidamente, con sigilo, pero con la cámara del celular listo para disparar. Cuando una se atreve, todas agarran papa. Y se arma el festival del toqueteo. "¿Y a mí no me va a dar un beso?", lo desafía otra señora. Harboe llama a María de los Ángeles, su fotógrafa, para que le tome fotos con la gallada. "Es tan lindo…", suspira una señora coqueta. "Estoy feliz de haberlo conocido", dice otra mientras le aprieta el brazo a una amiga. Y las mujeres se aprovechan, que un abrazo, que un beso, que la mano… Ninguna se va sin tocarlo. "Usted es más lindo en persona que en la tele", le grita otra, desde más atrás. Ruborizado, reconoce que le acaban de agarrar el trasero.

No le gusta dárselas de galán. Le da plancha y trata de justificar el comportamiento de la turba femenina: "Es cariño. Es que la gente me tiene cariño porque percibe que estamos haciendo las cosas bien". Entonces su jefa de prensa, Paulina, interviene.

–Perdón jefe, pero con todo respeto, si uno lo compara a usted con el resto de los políticos, no es tan difícil ser el más rico.

"Siempre tirándome para abajo", le retruca Harboe

–No, jefe. Si usted se dedicara al modelaje sería distinto, tal vez sería del montón– prosigue Paulina.

–"¡¿Qué?!"–, reacciona Harboe.

Vamos en el auto y a esas alturas hasta el chofer está muerto de la risa. Harboe zafa.

Para desgracia de sus admiradoras, el ex subsecretario y actual candidato a diputado está casado desde 2005 con la abogada Katia Trusich, quien es gerente general de un laboratorio norteamericano de biotecnología. Celoso de su vida privada –lo han amenazado de muerte–, no suele hablar de su mujer ni de sus hijos. Enamorado, suelta: "A ella le va estupendo, es una mujer muy exitosa en lo que hace".

¿Cómo hacen pareja con trabajos tan demandantes?

Yo admiro lo que ella hace y ella, lo que yo hago, con todas las complicaciones que nos pueden dar. Eso es parte de la pareja, entender que el otro también se tiene que desarrollar, no sólo en el ámbito personal sino que también en el profesional. Construimos pareja con dedicación y con hartos llamados al orden, porque a veces nos embalamos mucho en nuestros respectivos mundos y de repente tenemos que parar.

¿Extrapolas tu especialidad –manejo de crisis– al ámbito de las emociones?

Aplicar en la casa las técnicas que aplico en el trabajo siempre es más difícil, porque ahí uno da libertad a las emociones y hay otro tipo de circunstancias de por medio. La clave es pensar siempre en el objetivo. Si uno tiene una crisis en la familia, ¿cuál es el objetivo? Superarla. ¿Cómo? Construyendo un escenario adecuado. Entonces, si eventualmente la otra persona tiene mayor nivel de beligerancia en una discusión, uno tiene que ver si responde a ese nivel de beligerancia y aumenta el conflicto o disminuye el nivel y administra la crisis para encontrar la solución. Al menos, así trato de actuar yo. Y resulta.

Candidato

Harboe está leyendo una biografía de Obama en que describe su viaje a África a descubrir sus raíces. De él rescata la idea de escuchar y acercarse a la gente. Dice, como Obama, que su estilo de hacer política va por la renovación: "La clase política está rancia. Se trata de una clase política con un alto nivel de enfermedad, porque unos fueron victimarios y otros fueron víctimas y tienen odios del pasado que les impiden construir futuro. Es hora de agradecerle a mucha gente, de renovar y dar espacio a nuevas generaciones en la derecha y en la Concertación".

El 10 de diciembre, pocos días después que termináramos de entrevistarlo, Harboe tomó la decisión de presentarse como candidato por diputado por Santiago Centro y dejó la subsecretaría.

¿Es la candidatura a diputado un pasito para algo más grande?

No es un pasito tan pequeñito; se trata de ser diputado por Santiago Centro, el corazón de la capital y el corazón de la capital es el corazón de Chile. Pero vamos por parte, como dicen los carabineros, cada día tiene su afán.

Pero, ¿quieres ser Presidente de Chile?

Obvio, me encantaría.

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