Desde niños, estamos acostumbrados a seguir rutinas. Con algunas excepciones como viajes o vacaciones, nuestros horarios de despertar, comer y dormir suelen mantenerse invariables día a día, y nos entregan una sensación de normalidad. Pero la repetición periódica de algunas acciones hace que le restemos importancia a cada momento. Besar a la pareja todas las mañanas, llamar a una amiga o bañar a los hijos se convierte en algo a lo que nos acostumbramos y nos deja de parecer interesante: es parte de la vida.
En el siglo XVI, el maestro del té Sen no Rikyū acuñó el término Ichigo Ichie, cuya traducción literal es una vez, un encuentro, y que en la ceremonia del té recuerda que cada vez que personas se juntan a tomar esta bebida es un momento único e irrepetible, pese a que constantemente repitan los mismos pasos y se reúna el mismo grupo. Por eso se invita a cada participante a ejecutar el ritual entregándose a cada momento, física y mentalmente.
"El Ichigo Ichie tiene que ver con no dejarse arrastrar ni por el pasado ni por el futuro", explica Carlos Rozas, profesor Historia de Japón del Instituto Cultural Chileno Japonés. Y complementa: "está relacionado con aprovechar la oportunidad, porque otra vez no te va a pasar. Al tener un concepto religioso y cultural diametralmente distinto al nuestro, no tienen miedo a fallar ni a sufrir las consecuencias de lo que hacen, porque son conscientes de que cada error trae aprendizajes y que cada acción conlleva consecuencias".
Con el tiempo, el concepto ha escapado de la ceremonia del té de la mano del budismo, que llama a darle importancia a cada momento, sin importar lo monótono que sea. Porque, aunque se repita lo mismo todos los días, nunca va a ser igual.
Este concepto no solo se ejercita con otras personas, sino que también se puede poner en práctica con la naturaleza: los árboles, las plantas y las flores; o con los animales. En la cultura japonesa también tiene una implicancia bélica: a diferencia de cuando entrenas un movimiento de pelea, cuando estás ante un verdadero enemigo sólo tienes una oportunidad y es de vida o muerte.
La reflexión que deja este concepto apunta a tratar cada momento como especial -porque lo es- y a ser presentes en el espacio y tiempo que habitamos. Suena obvio, pero quién no ha revisado sus redes sociales o escrito mensajes durante una reunión o un almuerzo con otras personas. Las redes sociales y la mensajería instantánea cada vez nos alejan más de donde estamos realmente, y para evitarlo es importante crear conciencia y estar realmente presentes, no solo física, sino que también mentalmente.