Una investigación llevada a cabo en 2017, que comprendió a personas de Antofagasta, Santiago, Talca y Concepción, dio cuenta de que la infidelidad es la principal causa de separación de las parejas. Pero cuando hablamos de infidelidad, tenemos que ampliar el espectro y salir solamente de una infidelidad emocional o sexual; existe más de una forma de engañar a alguien. Una de estas es la infidelidad financiera, término con el que se conoce al acto de mentirle a la pareja sobre las finanzas. Esto puede incluir esconder compras, mentir sobre los gastos o deudas que se tengan, tener una tarjeta de crédito secreta y otras formas de ocultar hábitos relacionados con el dinero y la forma en que lo gastamos.

Y es más común de lo que se cree, porque mientras algunos solo imaginan situaciones extremas, como deber millones de pesos sin contarle a la pareja, esta infidelidad financiera puede ser tan básica como esperar a que la pareja no esté en la casa para sacar las compras de la maleta del auto, botar las etiquetas discretamente y, cuando el otro vea las compras, fingir que son antiguas o que fueron regaladas.

En 2018, se llevó a cabo un estudio en el que participaron 414 residentes estadounidenses, que develó que el 53% de los participantes han ocultado alguna vez información financiera de sus parejas, pero solo un 27% lo calificó como infidelidad. Y es que pueden parecer situaciones cotidianas -como decir que algo costó menos de lo que realmente pagamos-, pero lo cierto es que son la punta de un iceberg que revela una serie de dificultades de comunicación y honestidad, que son clave en cualquier relación de pareja. Por ejemplo, tener una tarjeta de crédito secreta se puede justificar como un “fondo de libertad”, pero deja entrever que necesitas una vía de escape, en caso de que la relación no funcione.

Ahora, de que hay situaciones más graves, las hay. En el sitio web de la organización sin fines de lucro, AARP, cuentan el caso de una mujer de 61 años cuyo marido, con quien estuvo casada por 28, renunció a su empleo y se dedicó a viajar con dinero que había tomado de su cuenta en común y había transferido a una cuenta privada de PayPal. Este mismo marido había heredado grandes sumas de dinero por la muerte de su madre, y nunca se lo comunicó a la mujer.

En conversación con BBC Mundo, la psicóloga especializada en terapia financiera, Megan McCoy, comentó que “el dinero no es solo un pedazo de papel. Es un símbolo de poder, control, seguridad. Entonces, cuando tienes una pelea por dinero, suelen haber otros niveles de conflicto que salen a flote. Mientras más claramente las parejas hablen de esto, más fáciles serán las cosas”.

Esto tampoco apunta a que dos personas no puedan tener independencia financiera, pero es similar a lo que sucede con la infidelidad sexoafectiva. Nada obliga a dos personas a ser fieles o monógamos, más allá de un acuerdo entre ellas. Se puede ver como una obligación moral o no, pero lo cierto es que lo único que evita que una persona no sea infiel es la noción de que tiene un acuerdo con su pareja, a quien elige no engañar ni mentirle. Lo mismo pasa con la plata -ojo, que hay excepciones, como cuando se roba y estafa, por ejemplo-. Pero que dos personas hablen abiertamente de su situación financiera es parte de un proyecto de vida en común. Porque aunque puedan tener distintas ideas sobre en qué gastar, o puedan hacer uso de sus ingresos como estimen, existe un acuerdo, o una planificación para el futuro, en la que se comprometen ciertos ahorros.