Estás en tu casa, aburrida, sin planes. Lo único que tienes en agenda es buscar una serie para ver en Netflix y prepararte un rico plato para disfrutar de ese momento que tanto esperaste al final de la semana. Antes, eso sí, te tiraste un rato en tu cama a ver redes sociales y lo primero que aparece son fotos y videos de tus amigos haciendo planes, aparentemente, mucho mejores de los que tú tienes en ese momento. Algunos están de fiesta, otros están de viaje o disfrutando de un restaurante nuevo.

Para muchas, ese cúmulo de información podría desencadenar lo que en la era digital se ha conceptualizado como FOMO o fear of missing out, por sus siglas en inglés. Un término que captura la ansiedad social y el temor de perderse experiencias emocionantes, representando la necesidad de estar constantemente conectado para no quedar atrás.

Sin embargo, durante el último tiempo ha surgido una tendencia opuesta que busca reivindicar, por ejemplo, el elegir quedarse en casa cuando los demás están haciendo planes sociales. Se trata del JOMO o joy of missing out, el cual promueve momentos de goce y desconexión bajo la premisa de que es perfectamente aceptable -y en muchos casos beneficioso- no asistir a esos eventos de manera obligada. Es el placer de perderse algo en pos de hacer otra cosa que sí se desea.

“JOMO es realmente poder estar aquí y ahora. Disfrutar de lo que estás haciendo sin mirar a la izquierda o derecha, y sentir celos o ansiedad por perderte algo”, indicó Tali Gazit, académico de ciencias de la información en la Universidad Bar-Ilan de Israel, al medio estadounidense The Washington Post.

El JOMO no significa renunciar por completo a las actividades sociales o aislarse, sino seleccionar cuidadosamente en qué participar y cuándo permitirse el espacio necesario para descansar y recargar energías.

Una de las primeras que instaló este concepto en el debate fue la especialista en bienestar digital Christina Crook que, en 2014, lanzó su libro The Joy of Missing Out: Finding Balance in a Wired World. En él, aborda este fenómeno tildándolo como una reacción creativa del ser humano para hacer frente a la avalancha de datos que recibimos en el día a día; y entrega ciertas luces sobre este nuevo enfoque para vivir la vida. “La mayoría de nosotros no podemos tirar nuestro teléfono inteligente o desconectarnos de Internet. Pero todos podemos repensar nuestra relación con el mundo digital, descubriendo nuevas formas de introducir equilibrio y disciplina en el papel de la tecnología en nuestras vidas”, indica.

Pero, ¿cuáles son los beneficios de adoptar este paradigma? Para la psicóloga clínica Macarena Venegas (@macavegan), el JOMO se trata de una narrativa que permite resignificar nuestra experiencia con las redes sociales, pasando del temor al goce; potenciando así nuestra salud mental. “Es interesante ver cómo el disfrute se posiciona como algo central en este concepto, porque no es algo que se nos de fácil. Tiene mucha culpa asociada al escaparse de la lógica de la productividad. El JOMO da espacio para elegir algo diferente y volver a nosotros”.

“El FOMO pone el foco en todo lo que está sucediendo afuera de mí y nos genera ansiedad, ya que somos testigos, mas no parte, de todo lo que nos muestran las redes sociales. Entonces, de alguna forma, el concepto de JOMO posibilita el elegir desconectarse de las redes para conectar con algo propio de la experiencia presente. Conectar con el cuerpo, el deseo y con lo que es realmente significativo e importante para mí”, agrega.

Sin embargo, el JOMO no significa renunciar por completo a las actividades sociales o aislarse 100% del entorno, sino más bien seleccionar cuidadosamente en qué participar y cuándo permitirse el espacio necesario para descansar y recargar energías. “No se trata de irse al extremo de desconectarse de todo, pero sí de hacerlo en la justa medida. Instintivamente hay personas que gustan más de pasar tiempo con ellos mismos, mientras que otros suelen ir más hacia afuera. Lo relevante sería mantener el contacto con quienes disfruto compartir para así cuidar el bienestar. Hay momentos y momentos”, dice la psicóloga clínica Camila Fermandois (@psiconectarnos).

Así, el poder conectar con nosotros mismos a partir del disfrute, puede posibilitar el hecho de vincularnos después con una comunidad más amplia de mejor manera, al hacerlo desde nuestros deseos y necesidades, y no desde el deber ser. Pero no es tarea fácil para todos y todas, especialmente en el caso de aquellas personas que les cuesta poner límites. “Ahí muchas veces lo que nos cuesta es decir que no, pero la sugerencia es poner el foco en mí y en cuáles son mis sí. ¿A qué le digo que sí en mi vida? Quizás eso pueda resultar más sencillo y más amable al momento de privilegiar eso que necesito y quiero”, afirma Macarena Venegas.

Para cultivar el JOMO sin culpas y priorizar nuestras necesidades a la hora de optar por un panorama, es clave realizar actividades que nos conecten con nosotros mismos. Para eso, Camila Fermandois sugiere ir a la naturaleza, hacer deporte o desarrollar algún hobby. “Sabiendo cómo nos sentimos ahora es más fácil decidir sabiamente qué hacer con mi tiempo y energía después”.

Finalmente, Venegas agrega que desconectarse de las redes sociales también es una buena estrategia al permitirnos vivir mejor el presente. “Con eso, podemos elegir cuándo y de qué forma quiero conectar con otras personas. Creo también que es importante poder resignificar qué es lo que de verdad me podría perder al decir que no a un panorama. ¿Es algo que realmente quiero? ¿Qué es lo que tengo ahora? ¿Y qué es lo que podría disfrutar en ese momento?”.