Hace poco más de un mes, la compañía danesa de juguetes LEGO, anunció que dejarían de clasificar sus productos de acuerdo al género, sacando del sitio web las categorías ‘para niñas’ y ‘para niños’ y, en cambio, los desglosarían por temas de interés. Esta decisión fue tomada luego de que el gigante de la industria le encargara al Geena Davis Institute on Gender in Media –organización sin fines de lucro que investiga y defiende la representación equitativa de mujeres en los medios de comunicación– un estudio para el Día Internacional de la Niña, en el que se develó que si bien las niñas se estaban volviendo más seguras de sí mismas y con mayor interés por participar en una amplia gama de actividades –incluso las tradicionalmente asociadas al género masculino–, no se podía decir lo mismo con respecto a los niños.

Y es que un 71% de ellos, contrario a las niñas, temía ser víctima de burlas constantes si es que jugaban con juguetes tradicionalmente asociados a las niñas, un temor que sus padres también compartían. Frente a eso, la directora ejecutiva del instituto que lideró la investigación, Madeline Di Nonno, le dijo al medio The Guardian que “los padres están más preocupados de que se burlen de sus hijos hombres que de sus hijas mujeres por jugar con juguetes asociados estereotípicamente al otro género”.

Es por eso, también, que padres y madres siguen fomentando estereotipos de género e incentivando –como revela el estudio– a sus hijos a hacer deportes o actividades relacionadas a la ciencia y tecnología, mientras que a las hijas les sugieren bailar, vestirse y hornear. De hecho, el estudio demuestra que las niñas tienen cinco veces más probabilidades de ser alentadas en ese tipo de actividad que los niños. Frente a lo que la directora de productos y marketing de LEGO, Julia Goldin, reforzó que el mandato de ahora en adelante sería “promover la crianza y el cuidado, así como la consciencia espacial y el razonamiento creativo, para ambos géneros”.

Porque, de base, lo que quedó en evidencia con el estudio es que son los comportamientos y las características tradicionalmente asociadas a los hombres los que se siguen valorando más en la sociedad, y hasta que aquellas asociadas a las mujeres no se empiecen a valorar de igual manera, padres e hijos seguirán replicando los estereotipos. Y, como explica la socióloga especialista en género, Pía Guerra, son esos mismos estereotipos los que mantienen y refuerzan la división sexual del trabajo y la organización social de los cuidados, cuya insostenibilidad ya es evidente, en tanto solo refuerzan las brechas económicas y de género. “No podemos seguir feminizando ciertas tareas y masculinizando otras. A parte, estos órdenes y pautas se tienden a reproducir en ambos extremos de la escala social de clases, tanto en las elites más conservadoras como en los sectores más vulnerables, por eso es importante abordarlas desde los flancos necesarios.

Que la fábrica de juguetes más grande del mundo tome esta decisión, es decir, que la medida emerja de la misma empresa, es entender que se requiere de un esfuerzo en conjunto y que, además, entendieron que son ellos los que han tenido gran responsabilidad en perpetuar estos sesgos. Es hacerse cargo, porque si bien se trata de una relación dialéctica, estas empresas –al igual que políticos, poderes económicos y grandes conglomerados– tienen mucho poder y manejan la opinión pública”, afirma Guerra. “Que aparezca un LEGO hombre con mamadera es importante. Estas empresas se tienen que hacer responsables del imaginario que crean e instalan; tienen que mostrarle a las niñas y niños que la crianza no es solo responsabilidad de la mujer”.

Porque, que el 71% de padres e hijos haya declarado sentir miedo frente al rechazo social que podría generar que los niños jueguen con juegos usualmente asociados a las niñas, no es menor. “Esto solamente da cuenta de que aun falta mucho, de que también hay un tema de masculinidad tóxica, de hombre a hombre, que sigue siendo una revolución pendiente, y también de los círculos en los que nos movemos. Me atrevería a decir, con estas pequeñas conductas, que hay un recambio generacional, especialmente si los espacios de poder empiezan a marcar estos precedentes”, termina Guerra.