“Cuando tenía 18 años nació mi primer hijo, Martín. En el momento del parto me preguntaron si quería poner música y alguien de mi familia fue corriendo a buscar mis CDs. Entre los que encontró, estaba el soundtrack de la película I am Sam y lo pusieron. Fue una cesárea y justo cuando sacaron a mi hijo estaba sonando Blackbird de The Beatles.
Fue uno de los momentos más emocionantes que he vivido, porque tenía solo 18 años, ser mamá a esa edad no estaba para nada en mis planes, así que inevitablemente llegué muerta de miedo. Era una niña pariendo, un contexto que podría haber terminado en una situación traumática, pero sonó esa canción y fue tranquilizador. Le dio una atmósfera bonita a pesar del miedo que sentía.
Recuerdo que lo que más que asustaba era que todos de alguna manera soñamos con los 18 años, con cumplir la mayoría de edad y sentirnos libres por eso. Pero yo estaba al mismo tiempo perdiendo esa libertad porque no sabía lo que venía. Y es curioso, porque aunque fue circunstancial que haya sonado esta canción justo en ese momento, luego me hizo sentido. La letra habla de un pájaro que va a aprender a volar y están esperando ese momento. Acá al final fue lo mismo, al fin era grande, me tocaba volar, pero nació mi hijo y junto con él siento que yo también volví a nacer, a otra vida.
Años después, cuando mi hijo ya era grande fui a dos conciertos de Paul McCartney y en ambos tocó esa canción solo con una guitarra acústica; con la luz tenue, únicamente con la luz de la luna. Y no sé si siempre lo hará así, pero sentí que era un momento para mí, igual que el del parto. Una emoción profunda, que no sé muy bien cómo describir, pero que me hizo revivir lo que sentí cuando nació Martín, a mis 18. Y ahora cuando miro para atrás no es que diga que los 18 años es la edad correcta para ser mamá, pero ya no recuerdo con angustia, sino que con la sensación de que todo va a estar bien”.
Sofía Valenzuela tiene 35 años y es diseñadora.