Diane Pernet siempre se viste completamente de negro. No hay ningún registro gráfico en el que no aparezca con su "uniforme", como ella misma define: pollera o pantalón negro, blusa negra y una especie de mantilla. Tantas formas y colores han desfilado por sus ojos, que optó por la neutralidad para evitar el mareo.
Durante los años ochenta perteneció al grupo de diseñadores que causaron furor en Nueva York, acaparando las páginas de Vogue y presentando sus colecciones en Milán y Tokio. Luego, a fines de los noventa, vino la decadencia del barrio donde vivía (West Village) y esta cineasta y diseñadora migró a París en busca de inspiración. Terminó trabajando como periodista y editora de moda en medios como elle.com y vogue.fr y, desempeñándose en este rubro, conoció el trabajo de diseñadores independientes que no tenían espacio en los medios tradicionales. Acto seguido, los puso en escena.
Animada por la idea de dar a conocer nuevas propuestas, en 2005 Pernet creó A Shaded View on Fashion (ashadedviewonfashion.com), blog que marca las últimas tendencias estéticas, transitando por el cine, la música, la arquitectura y el diseño. Su emprendimiento en la web fue un éxito: ASVOF se ha convertido en el gran referente para los diseñadores y editores de moda y en la plataforma desde la cual creó, hace tres años, A Shaded View on Fashion Films, un festival de cortometrajes sobre estilo, que ha recorrido ciudades como París, Bilbao y Tokio, y en el que han participado consagrados fotógrafos, como Nick Knight, cuya obra ha sido expuesta en el Tate Modern de Londres. La exitosa trayectoria de Pernet es un ejemplo único dentro de una industria siempre cambiante, y una de las pocas figuras que ha logrado mantenerse en la cumbre por más de tres décadas.
¿Cuál es la pasión que te mantiene en la industria de la moda?
Cuando fui diseñadora para mi propia marca amaba traspasar una emoción a un diseño, transformar una idea en un objeto de vestir. Supongo que eso es lo que me fascina de la moda. El concepto que hay detrás. Cuando veo una colección como la de Rick Owens o Haider Ackermann y me provoca algo, entiendo por qué me he dedicado toda mi vida a esto.
Por siglos la moda ha sido un reflejo de cambios sociales y políticos. ¿Qué fenómeno has visto reflejado en las últimas colecciones?
Últimamente muchas colecciones han hecho referencia a la naturaleza. Varios diseñadores están tratando de imponer conciencia ecológica y han expresado su sentir a través de objetos de diseño, como la colección de accesorios Vernissage de Milán, donde las joyas tienen formas de insectos y animales. Creo que el conflicto que ahora atraviesa esta industria es la existencia del fast fashion y la posibilidad de comprar productos desechables por bajos precios. Esto hace que diseñadores se enfrenten a una crisis en la que el concepto es lo único que les permite diferenciarse de ese mercado.
Eres parte de una industria en permanente renovación y has optado por usar el mismo uniforme negro por más de treinta años.
Es que cuando era diseñadora me di cuenta de que vestirme con colores y estampados me distraía. Tal como en Givenchy o Maison Martin Margiela usan delantales blancos, decidí crear mi propio uniforme. Me siento cómoda y poderosa vestida así. Soy una anomalía: permanezco intacta en un mundo que cambia constantemente. Es una opción, que no significa que me reste de esta industria. También integro nuevos diseños a mi clóset, pero siempre soy fiel al negro.
¿Cómo uno logra acercarse a la moda sin perder el estilo personal?
Antes de elegir cómo vestirse, uno debe conocerse a sí mismo, querer esa identidad y expresarla a través del look. Eso es lo único que permite que uno trascienda a la rapidez de las tendencias.
En estos treinta años como parte de esta industria, ¿cuál es la lección más importante que has aprendido?
La moda es algo que uno puede comprar y que tiene una fecha de expiración, pero el estilo –que es lo que uno como persona desarrolla a través de la moda– es atemporal e invaluable. Ser sincero y consecuente con uno mismo es la única forma de sobrevivir.