Paula 1183. Sábado 26 de septiembre de 2015.
A veces es puro azar el que reúne a las personas con el que será el objeto de su obsesión de por vida. Era 2007 y Melene Thorborg, teóloga danesa licenciada en lenguas antiguas (latín y griego), estaba en Chile visitando a su hija, que había venido a trabajar a la embajada de su país. Para conocer más que la capital, viajó a Valparaíso y llegó casualmente al Café del Poeta donde vendían ediciones de poetas chilenos. Casualmente también deparó en un pequeño libro de Gabriela Mistral, cuyo título le pareció sugerente: Locas Mujeres. Lo abrió y leyó algunos versos al azar:
Y vimos madurar violenta/ a la vestida, a la tapada/ y vestida de cabellera. / Y la amamos y la seguimos/ y por amada se la cuenta./ A la niña cabelluda/ la volaban toda entera/ sus madejas desatendadas/ como el pasto de las praderas./ Pena de ojos asombrados,/ pena de boca y risa abierta./ Por cabellos de bocanada,/ de altos mástiles y banderas./ Rostro ni voz ni edad tenía…
"Había aprendido un poco de castellano, no mucho pero suficiente, para ver que aquellos poemas eran maravillosos", afirma Malene. "Recuerdo que me impactó la pasión, la intensidad, la espiritualidad, las imágenes sugerentes e impresionantes de los poemas de ese libro. Además, la manera mistraliana de usar la música de la lengua, me tocó el corazón. Y no solo quise poder comprenderlos del todo, sino traducirlos para que el mundo, al menos el mundo danés, pudiera conocerlos", dice.
Malene viajó al Valle del Elqui a conocer la tierra donde nació la poeta. Compró cuanto libro encontró de ella y, los que no halló, fue a leerlos a la Biblioteca Nacional. De vuelta en Copenhague, tomó cursos de español, se puso a escuchar radios hispánicas y a ver películas por internet para lograr un mejor dominio de la lengua. Seis años le tomó publicar Gale Kvinder, la versión en danés de Locas Mujeres. Ahora trabaja en una antología más amplia de la obra mistraliana que espera terminar de traducir en un año. "Ella es una poeta aún más grande de lo que percibí inicialmente". Recién llegada a Santiago para participar en la Feria del Libro, lo primero que hizo fue ir a una librería a preguntar qué novedades tenían de Gabriela Mistral, "y me compré el libro Yin Yin que compila los poemas que escribió tras el suicidio de su hijo Juan Miguel, Yin Yin. Son tremendos".
¿Hay alguna imagen poética que te haya resultado difícil de traspasar al danés?
Nada de Mistral es fácil, en ningún idioma. En cuanto al danés, es muy diferente en estructura al castellano, lo que resulta un desafío para un traductor de poesía. En danés no tenemos conjugaciones de género, entonces a menudo hay que parafrasear, por ejemplo, las rimas consonantes de una manera alternativa para ser fiel al original. Pero, por otro lado, la poesía de la Mistral con todo lo que incluye –sentimientos apasionados, trascendencia, indignación, religiosidad– son de una humanidad universal.
¿Qué palabras en castellano te gustan especialmente?
La expresión "dar a luz" como sinónimo de parir me parece bellísima.
¿En Dinamarca cuánto se conoce a Gabriela Mistral?
Todavía no mucho, aunque después de la publicación de Gale Kvinder ha llegado a un público más amplio.
¿Qué le cuentas a la gente de tu país cuando hablas de ella?
Que es una personalidad grandísima, una de las poetas chilenas más reconocidas, aunque ni siquiera en Chile en su totalidad. Y que su poesía no es para leerla antes de irse a dormir, sino que vale la pena sumergirse en su obra con todos los sentidos alerta.·