La autoestima es variable y va cambiando a lo largo de nuestras vidas. Se construye desde la infancia y se moldea con las experiencias. Y aunque no sigue patrones iguales para todas las personas, algunos estudios han determinado la edad en la que, supuestamente, las personas gozan de una mejor autoestima. En tiempos donde se glorifica la juventud y se huye de la vejez, la respuesta puede resultar sorprendente.
Una investigación, publicada en Psychological Bullet en 2018, titulada Development of self esteem from age 4 to 94: A meta analysis of longitudinal studies (Desarrollo de la autoestima desde los 4 a los 94 años: Un meta análisis de estudios longitudinales), dio cuenta de lo siguiente: La autoestima comenzaría a crecer entre los 4 y los 11 años, manteniéndose estable hasta los 15, y luego aumentando hacia los 30 años. Pero no sería hasta alcanzar los 60, que las personas llegarían a su momentos más alto de autoestima, la cual empieza a descender a los 70.
Entrevistado por la revista Time, uno de los autores del estudio y profesor de psicología de la Universidad de Bern, Ulrich Orth, explica el porqué de estos resultados: “La mitad de la vida es, para muchos adultos, un momento altamente estable en cuanto a sus relaciones personales y al trabajo. Más aún, en la mitad de la vida adulta, la mayoría de los individuos se involucran más dentro de sus roles, lo cual podría promover la autoestima”. Como ejemplo, dice que a esa edad las personas suelen tomar roles más manejables en sus trabajos, tienen una relación satisfactoria con sus parejas y están ayudando a sus hijos e hijas a convertirse en adultos responsables. El estudio advierte también que desde los 70 y hasta los 90 años, la autoestima empieza a decaer con fuerza, en cuanto se trata de una edad que suele implicar un nivel de dependencia, una jubilación o el dejar de hacer el trabajo al que las personas estaban acostumbradas, lo que en muchos casos afecta el status socioeconómico y las habilidades cognitivas, así como también la salud.
Esto no quiere decir que haya que esperar hasta las seis décadas de vida para gozar de una buena autoestima, o que esta tenga sí o sí una fecha de expiración. Se trata de algo variable de acuerdo a cada persona, según sus experiencias de vida, y aunque existen puntos en común en los rangos etarios, hay formas de mantener una autoestima saludable a lo largo de nuestras vidas. Según la Clínica Mayo, una de estas estrategias es identificar los problemas o situaciones que pueden afectar nuestra autoestima. Esto puede ser, por ejemplo, crisis en el trabajo o en la casa, problemas con la pareja, o cambios drásticos en el estilo de vida. Una vez que tenemos estos problemas identificados, podemos avanzar en buscarle soluciones o en trabajar para mejorar la situación.
En la misma línea recomiendan hacernos conscientes de nuestras creencias y pensamientos, especialmente en relación a los problemas que enfrentamos. Esto, porque muchas veces nos podemos dar cuenta de que aquello que creemos o aquello que nos preocupa tiene una solución. Muchas veces agrandamos nuestros problemas, haciéndonos sentir menos capaces de solucionarlos. Para evitar estas situaciones, la Clínica Mayo recomienda evitar los pensamientos “todo o nada”, en los que vemos todo blanco o negro, porque ahí es donde nos perdemos de los matices y de las oportunidades para solucionar los problemas. Asimismo, recomiendan evitar pensamientos del estilo: “Yo no puedo con esto”, o “yo no merezco una mejor situación que la que estoy viviendo”.
Es en cambio, a través de pensamientos más positivos y optimistas, que lograríamos avanzar a través de los problemas y, así, seguir mejorando la imagen que tenemos de nosotros y nosotras mismas. Y para esto, no importa la edad que tengas, porque eso es solamente un número.