Paula 1134. Sábado 9 de noviembre 2013.
En La grabación, obra que repleta funciones desde hace casi un mes en el GAM, Delfina Guzmán se roba los aplausos por su brillante interpretación de una aristócrata abuela que le cuenta a su nieta (Elisa Zulueta) sus vivencias personales, atravesadas por la historia de Chile. La obra, escrita por Rafael Gumucio, está inspirada en Marta Rivas, abuela del autor e íntima amiga de Delfina con quien compartían la riqueza de lenguaje y un deslenguado sentido del humor.
¿Cómo era Marta Rivas?
Era una persona inteligentísima, culta y le tengo un cariño y un respeto muy grande. Yo fui muy amiga de ella, la conocí en la Universidad de Chile porque entramos juntas a estudiar Teatro. Vivíamos cerca y nos íbamos juntas a la universidad, pero después ella se retiró. Fue una amistad muy política, éramos amigas de la Tencha Bussi, la mujer de Allende, y teníamos conversaciones eternas, yo me entretenía mucho con ella. Lo que más tenemos en común y que también facilitó interpretar su personaje, es el lenguaje. Cuando al hacer un personaje de clase alta insistes en hablar pituco se transforma en una caricatura que no es verdad. El hablar de la clase alta viene de muchas mezclas y eso es algo que compartimos con la Marta Rivas, una cultura familiar que enriqueció la diversidad de tu manera de hablar. Me crié en la casa de mi abuelo con 33 primos, entonces desde niña sabía cómo hablaban los tíos, las guaguas, las nanas, los choferes, los abuelos, había una amplitud de lenguaje muy rica. Eso es algo que lamentablemente se perdió. Solo hay que mirar cómo hablamos hoy día, con puros apócopes, que es esa costumbre de acortar palabras para decir más tonteras en menos tiempo. Ese recorte del verbo es atroz, horrible, cuando el español es un idioma barroco precioso.
¿Qué tan interesante puede ser una obra en la que una nieta habla con su abuela por más de una hora y media?
Si uno mira bien, esa relación de la nieta con la abuela es la relación con la historia y con el tiempo que ha pasado. Y la nieta con su grabadora trata de sacarle todo lo que puede, porque necesita conservar esta verdad que se escapa. A esta obra yo la llamaría Buscando el Chile de verdad, porque hay un intento muy profundo de indagar en el fondo de esta identidad chilena, con todos sus prejuicios y contradicciones. Y son contradicciones fantásticas las de este personaje, que primero canta La internacional y después a la empleada la trata de china de mierda.
¿Cómo fue el proceso de preparación para la obra?
Los ensayos tomaron mucho tiempo y eso fue muy productivo. Yo elogio la lentitud, me carga trabajar apurada, nada me puede molestar más, porque no hay tiempo de profundizar ni reflexionar. Con Rafael Gumucio y Elisa leíamos los textos, los discutíamos, fue un trabajo muy colectivo. Me recordó mucho mi trabajo en el Ictus, donde había un aporte de todos en cuanto a la estructura, estética y reflexión de la obra.
La grabación, hasta el 16 de noviembre en el GAM. Jueves a sábado 21 hrs. Domingo, 20 hrs. $ 6.000.