La historia secreta de Chile
Sesos de asno es el extravagante rótulo con que Mario Navarro (46) titula su presente instalación. La obra reinterpreta relatos de hechicería que circularon profusamente durante la Colonia. El artista continúa con la línea que ha desarrollado en los últimos dos años, trabajando con documentos históricos chilenos que consignan prácticas reñidas con la ciencia y la religión. En galería Die Ecke hasta el 22 de octubre.
Paula 1210. Sábado 8 de octubre de 2016.
"Tenía huesos de corazón de ciervo, lengua de víbora, cabezas de codornices, sesos de asno, tela de caballo, mantillo de niño, haba morisca, aguija marina, soga de ahorcado, flor de yedra, espina de erizo, pie de tejón, grano de helecho, piedra de nido de águila y otras mil cosas".
Esta intrigante enumeración corresponde a los ingredientes de una pócima elaborada por una hechicera y está descrita en la obra La Celestina, un texto del siglo XV español ampliamente difundido en Chile. El título de la presente muestra de Mario Navarro está extraído de esta cita. El artista reinterpreta este relato a través de un montaje que emula su estrafalaria composición, utilizando una mezcolanza de elementos y materiales (fibra de vidrio, madera, cerámica gres, fotografías, textos, etc) que se conectan de un modo arbitrario.
La muestra Sesos de asno tematiza la presencia de la brujería en la cultura chilena, heredada de la tradición medieval que trajeron consigo los conquistadores europeos. Para su proyecto, Navarro recurrió a un amplio archivo de historias y juicios de hechicería a personas que la practicaban y preparaban pócimas para el amor o el mal de ojo durante el periodo colonial chileno, entre quienes se encontraban indígenas, zambos, españoles y criollos. Estas prácticas –que por lo demás no han desaparecido de la cultura popular– eran ampliamente conocidas por la población, aunque también temidas, por estar contra los mandatos de la Iglesia.
Licenciado en Arte de la Universidad Católica, Mario Navarro recurre a múltiples recursos y estrategias, siempre _elaborando críticamente elementos de la cultura y la historia. Su trabajo se ha mostrado en Austria, Alemania, México, Francia, Cuba, España, Brasil, Inglaterra, entre otros lugares. Ha representado al país en bienales como _La Habana, SÃo Paulo y Liverpool.
El interés de Navarro por prácticas culturales que desafían la lógica dominante y que están consignadas en la historia de Chile viene desarrollándose hace dos años. Así, bajo el rótulo general Hablar con los muertos, el artista ha realizado varias exhibiciones con el tema del espiritismo, las que también llevan títulos de extravagancia narrativa, como Camino a la cueva, en la Universidad de Concepción; El materialista invisible, en el Museo de Arte Contemporáneo de Valdivia; La nube y el médium, en galería Gabriela Mistral; Vapores, saliva y cáscaras de naranja, en el MAC y La máquina de vapor, en la Fundación Migliorisi de Asunción, Paraguay. En todas, hace estallar recursos visuales y narrativos que desconciertan al espectador pero que, sin embargo, logran tocar su emocionalidad profunda. Y es que, a pesar de la aparente insensatez de los mundos que construye (donde a través de instalaciones, videos, fotos, dibujos y objetos disímiles habla de ritos mágicos, médiums en trance, sustancias extrañas y realidades metafísicas) las situaciones que Navarro lleva a escena reinterpretándolas desde el pensamiento artístico están sólidamente documentadas. De hecho, ha trabajado con el doctor en Historia Manuel Vicuña, autor del libro Voces de ultratumba: historia del espiritismo en Chile, quien escribió un notable texto en una de las tres publicaciones que ha realizado el artista, donde queda claro que el espiritismo se practicó profusamente durante el siglo XIX como una forma de conexión con los muertos, que tenía elevados ideales, era democrático (los médiums podían ser hombres, mujeres o niños), discutía con los poderes de la ciencia y entre sus filas militaban destacados intelectuales y políticos.
Como siempre ha sido durante su destacada trayectoria, Mario Navarro reinterpreta en su obra elementos y símbolos que están insertos en el entramado histórico de Chile. Más allá de la potencia que tiene consignar la importancia de fenómenos culturales que tradicionalmente han sido negados, el artista rescata su valor crítico, como prácticas creativas que se resisten al poder y cuestionan la realidad: una tarea que también le corresponde al arte.
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