El otro día viendo uno de los capítulos de la última temporada de Stranger Things (Netflix), me emocioné al escuchar cómo Dustin, uno de los personajes principales, cantaba la canción de la película La Historia Sin Fin (1984). Al ver la escena comencé a llorar y aunque traté de disimularlo mi hijo se dio cuenta y me preguntó: '¿por qué lloras si la canción es tan linda?'. Entonces le conté que era la banda sonora de una de mis películas favoritas de cuando era niña. Más tarde la busqué por Spotify para escucharla nuevamente y recordé la primera vez que la vi, a mis ocho años.
Cada cierto tiempo en mi colegio organizaban funciones de cine en el sótano; un espacio bien tenebroso donde se decía que penaban y que vivía la "monja sin cabeza". A mí me encantaban esas tardes de cine y aunque me asustaba un poco ese lugar, iba igual. Cuando me enteré que darían La Historia Sin Fin no dude en ir a verla.
Esa tarde me fui caminando de mi casa al colegio, entré por la puerta principal, recorrí el largo pasillo principal y llegué hasta la entrada del sótano. Pagué mi entrada con un billete de quinientos pesos, bajé por las escaleras y me senté en unas de las sillas a esperar que pusieran el VHS en el reproductor de video y prendieran el televisor. Apagaron la luz y en medio de la oscuridad del sótano gocé desde el principio.
Bastián es un niño de diez años que, escapando de unos compañeros del colegio que le hacían bullying, se refugia en una librería donde su dueño lee un libro que dice ser prohibido para él. Sin embargo, la curiosidad del niño es más grande y aprovechando el descuido del hombre, toma el texto y se lo lleva. Su aventura comienza cuando se encierra en una pieza abandonada de su colegio para leer el libro, que trata sobre la muerte del reino de Fantasía y la necesidad de que la gente siga soñando.
En medio de la lectura se da cuenta de que los personajes del texto lo escuchan y en un momento le piden a él que los salve. El final lo encontré tan extraordinario que rallé varios días con él, tanto así que escribí en mi diario de vida que era la mejor película de mi vida.