Cuando los niños van creciendo, muchas veces los padres nos enfrentamos al desafío de conversar con ellos sobre temáticas que son propias de su edad o que pueden estar presente en su desarrollo, algo que inevitablemente hace que aparezcan interrogantes como si es el momento adecuado para hablarlo, si será o no positivo conversar con ellos antes de que nos planteen la inquietud, o saber cuánta información entregar.
La sexualidad, las amistades, las drogas, el alcohol, son temas recurrentes en la adolescencia y nuestros hijos e hijas requieren guía para tomar buenas decisiones. En ciertas ocasiones pensamos que el plantear este tipo de temas puede ser contraproducente, que los podemos estar adelantando o “dándoles ideas” de comportamiento. Y lo cierto es que en ocasiones somos nosotros, los adultos, los que nos sentimos más amenazados, ya sea porque son temáticas que nos incomodan, nos generan pudor, o simplemente porque no sabemos cómo plantearlas o creemos que no es necesario.
No todos los niños, niñas o jóvenes se empiezan a interesar al mismo tiempo o en la misma medida en ciertos temas, por eso es que tenemos que tener claro que estas diferencias están presentes entre los amigos de nuestros hijos e hijas. Puede ser que efectivamente los nuestros no hayan sentido curiosidad, pero sí sus amigos y por tanto se convertirán en tema de conversación dentro de su círculo. No podemos olvidar tampoco la cantidad de información que pueden encontrar en internet y redes sociales, que puede se falsa y confundirlos más.
El conversar de sexualidad, de la corporalidad, de las diferencias entre hombres y mujeres, de identidad de género, del repertorio sexual, los ayudará a enfrentar de manera positiva y sana sus experiencias. Y, si nosotros como adultos protectores no les ofrecemos espacios de conversación para que puedan aclarar o informarse, van a buscar esa información en otros lugares, lo que muchas veces es contraproducente. Por supuesto que los temas se van tratando según la edad y la capacidad de compresión que tengan los menores, pero es importante saber que debemos conversar con ellos, a pesar de que no planteen sus inquietudes. Hablar de la anatomía masculina y femenina, nombrar adecuadamente las partes del cuerpo es fundamental con los más pequeños ¿Cómo enseñarles que es importante cuidar su cuerpo si nunca hemos hablado sobre conceptos como partes íntimas? ¿Cómo hablar con ellos y ellas sobre respetar la sexualidad del otro si no hemos reflexionado sobre este concepto tan amplio?
Hablar sobre identidad de género por ejemplo, muchas veces puede ser difícil para los padres ya que se piensa o existe un mito de que estaríamos promoviendo la homosexualidad o confundiendo a nuestros hijos e hijas por el solo hecho de plantearlo. Sin embargo esto no es así, más bien es todo lo contrario. Implica tener la oportunidad de acompañarlos en su desarrollo entregando los espacios necesarios para la conformación de su identidad. Los adolescentes de hoy tienen otra manera de aproximarse a su realidad y nosotros los adultos podemos optar por tratar de entenderla y ser parte de ella como guía o podemos optar por negarlas con el peligroso riesgo de que la información llegue distorsionada.
En relación la prevención del alcohol y drogas uno de los puntos que puede aportar para abrir este tema es generar acuerdos y ser claros en las consecuencias de su ingesta, entregándoles fundamentos que les hagan sentido. Es importante dar el espacio para hablar, en el que puedan exponer, sin juicios, su opinión, dudas y diferencias. Al igual que con el tema anterior, los cuidadores tenemos que estar disponibles, atentos y no sesgarnos. Debemos recodar que el conversar con nuestros hijos e hijas no significa que les estamos dando la idea de consumir alcohol o drogas.
Cuando como padres hemos estado preocupados por fomentar desde un inicio un puente de comunicación con nuestros hijos e hijas, basado en la confianza, el respeto, la tolerancia y la honestidad, todos los temas pueden ser trabajados y de manera instantánea podremos crear momentos para plantear conversaciones que son necesarias para su edad. Esto, permitirá que ellos cuenten con información veraz para tomar decisiones de manera responsable y profunda, desarrollando su pensamiento crítico y el autocuidado, lo cual permitirá evitar situaciones de riesgo -sobre todo en la adolescencia- y hacerse cargo de las consecuencias de sus acciones. El tener un ambiente familiar donde se pueden conversar las diversas temáticas, es un factor protector.
También hay que tener en cuenta que para los niños, niñas y adolescentes también es incómodo hablar de estos temas los padres. Les da vergüenza, pudor y a veces miedo. Acá algunas sugerencias para acercarse a ellos:
- Tener presente la edad y capacidad de comprensión de los niños y niñas.
- Desmitificar que hablar significa que les estaremos dando la idea sobre algo.
- Estar disponibles para poder concentrarse en la conversación y que ellos sientan que les estamos prestando atención a sus inquietudes.
- Generar un clima de respeto, confianza y tranquilidad (no le contaremos a los abuelos, tíos, etc).
- Estar disponibles para que ellos planteen sus inquietudes o preguntas que a veces pueden ser muy distintas a las que nos imaginamos que podían tener.
- Evitar las frases que puedan expresar alguna descalificación o prejuicio.
- Entregar información veraz y si no se sabe la respuesta, exponer que se buscará.
- Tener claridad de las áreas del tema que se quiere abarcar (cuando es uno quién quiere comenzar la conversación).