La inquietante sorpresa de Jessica
Columna de Carmen Gloria López, miembro del consejo asesor de Catedramujeresymedios.udp.cl
Paula.cl
En el cierre del Festival de Cannes, el jurado a cargo dio sus últimas impresiones del evento. La más noticiosa fue la sorpresa de la actriz norteamericana Jessica Chastain sobre el retrato que se hace de la mujer en el cine hoy. Lo que impactó a la actriz fue el visionado concentrado de algo que ella misma viene viendo de manera más espaciada desde que nació. Algo que todas venimos ingiriendo desde que abrimos los ojos.
Estamos en segundo plano en la mayoría de los afiches de películas y series.
Nuestro cuerpo aparece siempre más desnudo que el de los hombres.
Protagonizamos pocas películas y cuando lo hacemos la trama es sobre cómo conseguir a un hombre.
En la mayoría de las películas no tenemos carrera, en muchas ni siquiera hablamos. En las excepciones, cuando aparecemos como mujeres de carrera, somos neuróticas, solteronas o estamos a punto del divorcio y con hijos con problemas.
Lo que acabo de enunciar no son percepciones, son realidades estudiadas y confirmadas por las estadísticas.
Estadísticas en sí muy perturbadoras, la traducción literal de disturbing que es el adjetivo que usó Chastain después de su intenso visionado.
Son números inquietantes, sobre todo si pensamos que estamos en 2017. Avanzado ya el siglo XXI, las mujeres estamos luchando por salir hablando en las películas (de cada diez personajes que hablan solo tres son mujeres), ojalá protagonizar alguna (el 70% de los filmes más vistos son protagonizados por hombres), aparecer un poco más vestidas (el 29% de los personajes femeninos aparecen semidesnudos versus el 7% de los personajes masculinos), dirigir un poco más (solo un 8% de las películas tiene directoras mujeres).
En su deprimente estado de sorpresa, Jessica Chastain ponía sus esperanzas en las mujeres contadoras de historias, en que en la medida que aumenten las mujeres escritoras, guionistas y directoras, tal vez ella podría sentirse representada por el retrato femenino en el cine.
Ya sabemos, por experiencia en otras industrias, que no es que las mujeres no quieran escribir guiones, dirigir películas o participar como sus protagonistas. Por supuesto que no.
Hace un tiempo la misma Jessica había hecho otra propuesta osada y tal vez más certera para acelerar el mínimo avance hacia la igualdad de género en este terreno: que aumentara el número de mujeres entre los críticos de cine. Solo uno de cada diez críticos de cine es mujer y la crítica alimenta por supuesto un círculo que puede ser virtuoso o vicioso: debut de película – recomendación –, público que asiste a esa película, producción de más películas como esas.
Si no hay mujeres recomendando cine sobre historias con mujeres, dirigido y escrito por mujeres, es difícil que el volumen de estas producciones aumente.
Y a no ser que usted vea diez películas en un día, el fenómeno pasará desapercibido. El mensaje se instalará –ya se ha instalado- tan despacio en su mente, tan de a poco y a goteras, que usted, mujer quizás como yo, empezará a creer que su territorio central es el hogar, que encontrar el amor es lo más importante en la vida de nosotras, que trabajar mucho en el caso de las mujeres puede traer efectos espantosos para la sociedad, que en realidad hay trabajos que son más para hombres, que la belleza es clave para encontrar pareja y se relaciona siempre con pocos kilos, que usted vale menos que sus compañeros hombres y debe aceptar que le paguen como tal.
Puede llegar a pensar todas esas burradas, a creer que este es el orden natural del mundo y no una construcción cultural que lleva años y que ha perdurado demasiado.
El peligro es que dejemos de sorprendernos. Que dejemos de ver lo desbalanceado que está el retrato que se hace de las mujeres y de lo femenino.
Así que próxima vez que mire una película, aunque sea solo una, piense como Jessica: ¿estoy yo ahí? ¿representa eso a las mujeres que conozco? Sorpréndase. Y consuma cine hecho por mujeres… en una de esas dejamos de sorprendernos.
Y recuerde que la igualdad de representación de los géneros crea igualdad cultural y, a la larga, contribuye enormemente a la igualdad real de géneros. Igualdad que libera a hombres y a mujeres.
[caption id="attachment_72997" align="aligncenter" width="250"]
Carmen Gloria López es periodista, guionista y escritora.[/caption]
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.