Paula 1160. Sábado 8 de noviembre de 2014.

En Taxidermia, la nueva novela del escritor y actual jurado del Concurso de Cuentos Paula, Álvaro Bisama, los personajes no tienen recuerdos claros y los guardan solo en VHS y fotocopias. Un experimento que lleva al límite la capacidad de inventar y de narrar. Acá, cuenta cómo lo hizo.

Este libro, que vendría a ser tu quinta novela, tiene una escritura más larga y pausada que las anteriores. ¿Cómo lo fuiste escribiendo?

De a poco, durante dos años, entremedio de otros libros. El proceso fue más lento, como si tomara notas, tanteando hacia dónde avanzar, componiendo y descomponiendo cada capítulo. Cabían más historias, más voces, más escenas. Un mañana me di cuenta que la novela estaba terminada, que solo requería releer el manuscrito y jugar con el montaje, mirar ciertas cosas de nuevo, doblar y romper algunos capítulos. Fue como un mecano que armé y desarmé por meses.

El narrador de la novela es un cineasta que está obsesionado con desaparecer, con borrar su propia historia, pero también tiene la necesidad imperiosa de contarla. ¿Cómo operan estas oposiciones?

Creo que vienen juntas. Él vive en esa especie de tachadura constante: borra sus recuerdos familiares, aspira a destruir sus películas, sufre de amnesia. Pero los cómics que narra son las historias que lo traen de vuelta a su casa, quizás. Es una pregunta que me obsesiona con los años: de qué está hecha la memoria, qué es lo que olvidamos, cómo podemos narrar ese olvido y ahí está la sugerencia de que la ficción es una especie de memoria paralela. La literatura es eso quizás: el recuerdo de algo que no existe.

El escritor es como un taxidermista. Alguien que mantiene la figura de una vida ya muerta.

Me gusta la idea del escritor como un taxidermista fallido, medio creepy. Las novelas son como animales embalsamados, que simulan una vida que ya no es y que nunca fue y que solo sobrevive, como esa memoria falsa.

¿Qué proyectos de escritura tienes ahora?

Estoy terminando un libro de crónica-ensayo sobre Javiera Mena. Me gusta cambiar de formato y de género una y otra vez. También estoy corrigiendo lentamente una novela sobre un cantante de country marxista, las películas que se filmaron en Alemania Oriental y los restos de la guerrilla chilena. Creo que es mi libro más normal, pero siempre pienso eso y la novela termina convertida en otra cosa.

"Me gusta la idea de ver al escritor como un taxidermista fallido, medio creepy. Las novelas son como animales embalsamados, que simulan una vida que ya no es y que nunca fue y que solo sobrevive, como esa memoria falsa", dice el escritor Álvaro Bisama.