La menstruación como el quinto signo vital
La presión sanguínea, la respiración, el ritmo cardíaco y la temperatura corporal son los 4 signos vitales que cualquier profesional del área de la salud chequea como una primera forma de establecer un panorama del estado de salud de un paciente. Si hay cambios en alguno de ellos puede ser indicio de mejoría o deterioro de nuestra condición de salud. Y, si bien se trata de signos generales que no nos entregan toda la información de cómo se encuentra nuestro organismo, éstos indicadores han sido reconocidos de forma transversal por la comunidad médica como parámetros básicos que se deben monitorear para determinar el estado en el que se encuentra nuestro cuerpo, porque son elementos que todas las personas compartimos.
Las mujeres, sin embargo, contamos con un quinto signo vital que nos acompaña durante parte importante de nuestras vidas. Uno altamente complejo y que quizás, entrega mucha más información sobre el funcionamiento de distintos órganos y sistemas del cuerpo que cualquier otro signo. Sin embargo, muchas veces tendemos a darle poca importancia e incluso a sentirnos aliviadas cuando de pronto y sin explicación, este quinto signo vital, inherentemente femenino, se vuelve intermitente o incluso desaparece por completo.
La menstruación como tal y el ciclo menstrual son procesos tremendamente relevantes durante la vida fértil hasta la menopausia. El ciclo menstrual se compone de una serie de interacciones complejas entre distintos tejidos, células y hormonas y cuyo resultado da cuenta, en muchos sentidos, del estado de salud de la persona. Por esto, se habla de la menstruación como un quinto signo vital que evidencia un ciclo menstrual regular y sano. Y es que, hablar de la menstruación como el quinto signo vital, no solo se trata de un concepto popular o un hashtag de moda en redes sociales. Se ha vuelto una temática relevante para los médicos también. En un documento publicado en la Revista de Ginecología Pediátrica y Adolescente en 2022 se plantea que “el ciclo menstrual debe ser considerado como un signo vital y una señal de salud en general”. Tanto es así, que el mismo documento sugiere que en casos en los que el ciclo se aleje del parámetro normal de duración de entre 21 y 45 días, la instrucción médica debiese ser un chequeo diagnóstico completo del paciente.
Y es que la ausencia de menstruación o amenorrea, inevitablemente da cuenta de que algo no está funcionando bien dentro de nuestro organismo cuando es persistente. Y debiese ser una señal de alerta. Y así lo confirma la ginecóloga Dania Acuña. “La menstruación es un signo fundamental que refleja el estado de salud de una mujer”, comenta. “La ausencia, irregularidad o la prolongación de la menstruación pueden ser un signo indirecto de problemas de salud”, explica. Agrega que el no tener menstruación de forma regular puede significar problemas hormonales como hipotiroidismo o ser una señal de enfermedades metabólicas como diabetes. “Por eso es fundamental que en toda consulta médica los doctores pregunten por el ciclo menstrual de su paciente”, explica la especialista.
Dania comenta que, en su experiencia clínica, las principales causas por las cuáles las mujeres pierden la menstruación tienen que ver con enfermedades metabólicas asociadas a obesidad como resistencia a la insulina o enfermedades endocrinológicas como el hipotiroidismo o síndrome de ovarios poliquístico. Agrega que la menopausia precoz, en la que no hay causal tan clara, también puede ser una causa de amenorrea. El documento publicado por la Revista de Ginecología Pediátrica y Adolescente en 2022 agrega que la noción de la menstruación como signo vital radica precisamente en este punto. “Se trata de un constructo útil porque nos permite detectar un gran número de patologías comunes que de otra forma pasarían desapercibidas, incluyendo trastornos de la conducta alimentaria y síndrome de ovario poliquístico”, se explica en el documento. Pero también se agrega que este signo puede alertar a los médicos de condiciones poco comunes como insuficiencia ovárica primaria.
Y lograr determinar cuál de todos estos escenarios es el que enfrenta la mujer que ha perdido la menstruación es clave para que ésta cumpla con su función como signo vital a cabalidad. Porque no solo nos pone en alerta sino que debe ser un llamado a investigar el problema de fondo. No todos los tipos de amenorrea son iguales, no todos tienen las mismas causas y, por ende, no todos tienen las mismas consecuencias. Dania confirma que, los efectos de no menstruar en el organismo están claramente determinados por el origen de la amenorrea. “Las consecuencias van asociadas a la causal”, explica. “En términos generales puede aumentar el riesgo de cáncer de endometrio e infertilidad. En los casos de menopausia precoz las consecuencias son descalcificación y aumento de enfermedades cardiovasculares, entre otras”.
La ginecóloga Dania Acuña el uso de anticonceptivos hormonales para recuperar el ciclo menstrual de quienes tienen menstruaciones irregulares es una práctica común y que ella misma recomienda a sus pacientes. Sin embargo, este curso de acción no es una talla única que se ajuste a todas ni un tratamiento que se pueda poner en marcha simplemente para solucionar el síntoma que es la falta de menstruación o la irregularidad en el ciclo menstrual. “Lo recomiendo siempre y cuando la mujer haya tenido estudio de la causal de su irregularidad”, explica Dania. “Sugiero que siempre sea bajo control médico y con seguimiento caso a caso”.
Y, a pesar de lo relevante que es la menstruación y el ciclo menstrual en la salud de las mujeres —y el reconocimiento que ya tiene a nivel de la comunidad médica— el quinto signo vital no siempre recibe la valoración que merece entre las propias mujeres. Para muchas tener menstruaciones esporádicas o, que derechamente, dejan de producirse sin motivo aparente, es un suceso liberador. La ginecóloga Dania Acuña explica que, en un mundo que exige rendir de forma constante y en el que se vuelve casi imposible detenerse, no sorprende que existan este tipo de mentalidades. “Hay mujeres para quienes la menstruación implica dolor o se asocia a otros síntomas como bajas de ánimo o mareos”, comenta. “Eso finalmente altera mucho su calidad de vida, sobretodo en una sociedad donde prácticamente no puedes parar por nada”. Sin embargo, la especialista aclara que afortunadamente cada vez existe mayor autoconocimiento respecto de procesos propios de la mujer como el ciclo menstrual. “Hoy hay más autoconocimiento y más confianza para hablar de la menstruación”, comenta. “Lo que históricamente era un tema tabú hoy es una de las principales motivos de consulta ginecológica”. Y debiese serlo. Según un documento sobre salud e higiene menstrual desarrollado por UNICEF a medida que las niñas van convirtiéndose en mujeres las brechas de género aumentan y para muchas puede parecer inverosímil pero la menstruación opera como un elemento de esta dinámica que, en muchos casos, se refleja en una disminución de oportunidades y opciones de desarrollo para las niñas, según explica UNICEF. “La menstruación se vuelve parte de este fenómeno de reducción de oportunidades, al seguir siendo un tabú, lo que reduce perspectivas de salud, bienestar y educación para millones de niñas y mujeres adolescentes en todo el mundo”, explica el documento. Darle visibilidad y relevancia dentro de nuestra propia rutina es el primer paso para cambiar el paradigma de la menstruación como un impedimento por uno en el que realmente sea el quinto signo vital.
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