La mirada de Juan Pedro Mendy
El ojo de Juan Pedro Mendy (55) extrae de su entorno el aliento vital. No importa si es un árbol, un caballo, un pez, una piedra o una persona: todos son seres vivos que respiran en sus retratos. Sus pinturas y videos estarán en la Corporación Cultural de Las Condes hasta el 2 de diciembre.
paula 1109. Sábado 24 de noviembre 2012.
El ojo de Juan Pedro Mendy (55) extrae de su entorno el aliento vital. No importa si es un árbol, un caballo, un pez, una piedra o una persona: todos son seres vivos que respiran en sus retratos. Sus pinturas y videos estarán en la Corporación Cultural de Las Condes hasta el 2 de diciembre.
El catálogo de la muestra de Juan Pedro Mendy en la Corporación Cultural de Las Condes lo presenta como un artista que no ha tenido suficiente reconocimiento en Chile. Y es cierto. Cuesta entender que un artista tan potente y personal no tenga un lugar más protagónico en su país, pero su carácter reservado y profundo, su independencia de pensamiento y su propia vida de emigrante, lo colocan al margen de tendencias o agrupaciones. Mendy nació en La Unión –ciudad sureña a la que siempre vuelve– y creció mirando las siembras, escuchando a los animales y sintiendo el fluir de los ríos. Después estudió Arte en la Universidad de Chile, donde destacó como un pintor virtuoso e hipersensible. Pero antes de titularse se fue del país. Hace treinta años que vive en Europa: primero estuvo en París y ahora está radicado en Londres.
Como los artistas clásicos –anteriores al aceleramiento moderno– Mendy vive en el tiempo subjetivo de la contemplación. Siempre anda mirando, tomando fotos y haciendo videos. Ejercita su mirada y traduce lo que observa. Es desde ese lugar interno y subjetivo, que se relaciona con el arte. Él dice que no solo fue la naturaleza lo que estimuló su imaginación temprana, sino también su experiencia vital: a los cinco
años partió a un internado en Osorno. "Como no podía salir a rozarme con el mundo, la única escapatoria que tenía era mirar por la ventana", cuenta. Ahí comenzó a dibujar, pintar y hacer figuritas con plasticina. Su actual muestra en la Corporación Cultural de Las Condes es el resultado de este ejercicio de haber mirado y seguir mirando. Son 50 pinturas y tres videos, que devuelven esa fe antigua en la belleza. Sus retratos naturalistas ostentan una nostalgia delicada pero, al mismo tiempo, portan un carácter propio, crudo e irreductible.
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