Primeros años
"Soy parte de una generación muy creativa que quiso volver a trabajar en el mundo audiovisual que se había acabado en Chile. Era 1998 y había estudiado Comunicación Audiovisual en la Uniacc motivada por Cecilia Amenábar, con quien éramos mejores amigas por esos años. Luego de un viaje juntas por Europa mochileando, ella decidió inscribirse en la carrera y me dijo: 'Sole, aquí podemos hacer trabajos con imágenes, películas y videoclips'. Y sin pensarlo mucho, y luego de haber pasado por Arquitectura y Diseño en la PUC, me cambié. Estando ahí me di cuenta de que lo que realmente me gustaba era escribir con imágenes, que es lo que es finalmente el montaje. Por esos años me empecé a topar con directores como Sebastián Lelio, Benjamín Echazarreta, Alicia Scherson y Marialy Rivas. Juntos nos dimos cuenta de que podíamos hacer pequeñas películas y generar una nueva voz. Cuando salí de la escuela -tenía 23 años y un hijo- entré a trabajar en la creación del canal Rock & Pop, ahí estuve muy vinculada con Plan Z. Ellos también son mis amigos. Éramos un grupo creativo que hacía mucho con muy poco y creo que eso nos marcó como generación".
El Chacotero Sentimental
"Llegué al cine porque le toqué la puerta al director Cristián Galaz, quien en ese momento estaba haciendo la primera película de El Chacotero Sentimental (1999). Le pregunté si lo podía ayudar y me respondió: '¿Sabes sincronizar (juntar audio y video)?'. Le dije que sí. Tiempo después le pregunté: '¿Te puedo armar secuencias de la película?'. Y me dejó. A los días entró el Rumpy a la oficina y Cristián le dijo: 'Te presento a la nueva montajista de la película'. En ese momento supe que iba a montar El Chacotero Sentimental. Luego vino Machuca (Andrés Wood, 2004). Me topé con Sebastián Lelio hace más de 15 años en la fiesta de La sagrada familia (2006). Su productora, Úrsula Budnik y él, se me acercaron y me dijeron que querían trabajar conmigo para la siguiente película: Navidad (2009). Ahí partió todo".
Esculpir en el tiempo
"Andréi Tarkovski hace una analogía muy bonita entre la similitud del oficio del escultor y la del montajista, que la llama esculpir en el tiempo. En palabras poéticas y sencillas es como hacer una escultura con imágenes o escribir con imágenes un relato. Para mí el montaje tiene que ver con tomar todo lo que se filma, que es un mar inmenso de imágenes, y articular junto al director una nueva historia. Orson Welles decía que el montaje es la cocina del cine. En el fondo tú tienes los ingredientes con los que vas a cocinar, y cocinas".
Método Sole-Lelio
"Vamos a patentar este método. Es una dinámica que hemos ido afinando por más de 10 años y que es súper buena. Dependiendo de los presupuestos de las películas yo entro antes o después a trabajar. Por ejemplo, en las últimas tres filmaciones que he trabajado con Sebastián estoy desde el rodaje. Entonces, mientras él filma, yo ya estoy montando las imágenes, lo que permite que cuando él llega a la sala de edición ya hay un primer armado de la película. Mi experiencia con Sebastián, y con otros directores, es que para poder llegar a la mejor versión es necesario que el director se sienta seguro y tranquilo, y para lograr eso debe tener la posibilidad de ver todas las opciones, independiente de que tú creas que la tuya es la mejor. Cuando Sebastián llega a editar le tengo separado todo el material para que vea todos los planos, en todas las intenciones posibles. Además, él es súper entretenido para trabajar, es simpático e inteligente, me divierto mucho con él. Y, aunque son largas horas de sufrimiento, también hay largas horas de carcajadas".
La elegida
"¿Por qué Sebastián me eligió a mí para trabajar en el remake de Gloria? Pienso que él debe responder eso. Pero creo que hay mucho de cariño, reconocimiento y que ya habíamos ensayado esta película juntos. Sebastián es un director muy de montaje, lo hace muy bien, siempre me dice que yo le corté los dedos porque ahora ya no puede hacerlo. Con toda esta información creo que él pensó que yo iba a ser la mejor compañía para esta película, porque de eso se trata, el cine no es algo solo profesional, tiene mucho que ver con la confianza y las emociones. Si Sebastián me llama de Tokio voy a ir porque sé que voy a trabajar en algo en que los dos vamos a estar conectados, no solo desde el intelecto, sino que también desde el alma. Y esto Sebastián lo logra no solo conmigo sino que con todo su equipo. Él te da la libertad y al mismo tiempo la dirección. Y esa ha sido justamente la clave para lograr estar donde está hoy".
Julianne Moore
"Llevábamos dos meses trabajando en el montaje del remake de Gloria y me tocó ir a conocer a los protagonistas Julianne Moore y John Turturro al set en Los Angeles, California. Son personas que saben lo que significa el trabajo de montajista por lo que te reciben muy bien, se interesan por saber quién eres. Si tú me preguntas si hace 5 años me imaginaba que iba a estar montando a dos actores de ese nivel, te digo que por supuesto que no. Y cuando estás ahí frente a ellos, todo parece ser irreal y real al mismo tiempo, pero tratas de verlo lo más normal que se pueda. Te entregas a esa energía y eres lo más profesional posible, sin dejar de saber que estás ahí por algo".
El trabajo más difícil
"Una mujer fantástica (2017) es la película más difícil que he montado. Nos costó, incluyo a Sebastián, porque la película como dispositivo en sí mismo es muy extraña, desde cómo fue escrita hasta la elección del personaje, incluso, tiene todos los géneros posibles: thriller, fantasmas, hasta momentos poéticos irreales. Además, trata sobre un personaje que es sacado del cliché y donde todos quienes la rodean son antagonistas, pero al mismo tiempo tienen razón. No existe un malo que la persiga sino que es un mundo que está sobre ella. Teníamos que llegar a la premisa de que: Marina está preparada para el mundo pero el mundo no está preparado para ella, y ese camino fue súper complicado, porque, además, Sebastián cambió su dinámica visual para esta película: asentó la cámara, trabajó con otra fotografía y con un arte más ostentoso. En un principio estábamos solos con una idea que no teníamos muy claro a dónde iba a llegar, pero que de a poco empezó a ser parte de un discurso global que se estaba viendo reflejado en los medios de comunicación. Paralelo a nuestro trabajo se estaba empezando a hablar del nuevo género. Y aunque algunos nos tilden de oportunistas prefiero pensar que esta película dio una voz, removió conciencias e hizo aparecer al cine chileno, las demás críticas no me importan".
La sala de cine
"Acostumbro mucho ir a las salas de cine cuando la película está en cartelera y me siento al final para ver cómo reaccionan las personas. Ver si el público se ríe en cierto momento o no, si algo funcionó o no. Esa energía se siente. Ver cuando la película traspasa la pantalla es el mejor pago que puedes tener y creo que es la mejor escuela para un montajista. El cine no es una imagen más otra para dar un relato, sino que es una imagen más otra que forma un nuevo relato creado por el espectador. Para un montajista es necesario ese feedback. Esto no lo digo yo, lo dice Jean-Luc Godard (ríe)".
El premio
"He estado ocho mil veces nominada a diferentes premios y nunca gano. Solo una vez gané un premio Pedro Sienna por Aquí no ha pasado nada, de Alejandro Fernández, y justo no fui. La gente en los premios Platino me preguntaba si estaba nerviosa y yo les respondía que no porque en verdad sentía que siempre me nominaban y pocas veces había ganado, así que cuando escuché mi nombre me paré muy tranquila. Sebastián estaba mucho más chocho que yo y me grababa con su celular como un papá orgulloso. Yo lo miraba y pensaba: 'no puede ser que el director del Oscar me esté grabando arriba del escenario'. Esa noche la película arrasó y para todos los de Fábula (la productora) que estábamos ahí, un grupete de 15, fue el cierre de Una mujer fantástica, porque ¿qué más podemos pedir?".
Cada cosa en su momento
"Cuando sienta que estoy en el mejor momento de mi carrera me voy a dedicar a cultivar ostiones o a plantar huertas, porque creo que eso es acabar. Lo que sentí cuando estrenamos Gloria en Berlín es igual o tanto más fuerte que lo que he sentido ahora con Una mujer fantástica. O cuando hice Play (Alicia Scherson, 2005), la primera película que viajó fuera de Chile al festival de Tribeca, también lo es. O cuando estaba junto a Sebastián viendo en la tele si estábamos nominados a los Oscar o no. O también cuando estás en el teatro Dolby en Los Angeles viendo que te ganas un Oscar. Creo que son momentos no comparables, pero que cada uno en su momento fue el mejor. ¿Estoy en un súper buen momento? Sin duda. Pero no tiene que ver con el éxito sino con que llevo 20 años haciendo lo que amo y que he podido criar a 5 hijos, quienes viven conmigo. Ese es mi gran logro".