Paula 1106. Sábado 8 de diciembre 2012.

A la cabeza de la Fundación Unión Europea-América Latina y el Caribe, una organización que estrecha lazos entre los gobernantes y la ciudadanía de Europa y América Latina, esta ex candidata a la presidencia de Austria, opina que en la época de las redes, los ciudadanos del mundo tienen el deber de mantenerse conectados.

Benita Ferrer-Waldner (64), estuvo recientemente en Chile como presidente de la Fundación Unión Europea-América Latina y el Caribe (EU-LAC), que celebró en Santiago el congreso "La percepción birregional a través de los medios de comunicacions", en el que se dieron cita más de 70 editores de los principales

medios de comunicación de América Latina y Europa. Antes, Benita fue mano derecha del Secretario General de Naciones Unidas, el egipcio Butros-Ghali, ministra federal de Asuntos Exteriores de su país natal, Austria, y candidata presidencial en dicho país, en 2004 por el Partido Popular.

Nacida en Salzburgo, es de esas mujeres que tienen línea directa con los jefes de Estado y con los reyes y que siempre lleva una pastilla para dormir en su cartera. Así logra mantenerse lúcida, a pesar de los siete aviones en promedio que toma por mes. Elegida como la Diplomática Europea del Año por European Voice Magazine, en 2007, Benita habla cuatro idiomas y se mueve en terrenos que van desde la economía hasta la planificación urbana. Miembro del Consejo Asesor Internacional del arquitecto Norman Foster, recorrió América Latina por primera vez en 1996 y, enamorada de su origen mestizo, tuvo una idea que defiende a fuego: establecer una mesa de trabajo entre la Unión Europea y este continente para ayudar a resolver la lucha contra la pobreza y apoyar modelos del esarrollo sustentable.

¿Qué problemas tenemos en común latinoamericanosy europeos que podamos resolver?

La lucha contra la droga y el terrorismo solo se pueden solucionar de forma conjunta. Pero, además, está la crisis europea. Si ahora, por ejemplo, las empresas multilatinas empezaran a invertir en Europa, como esta lo ha hecho cuando ustedes han tenido tiempos difíciles, podríamos ayudarnos. Además, ustedes han hecho las tareas bien: tienen presupuestos consolidados, pero sobre todo buenos gobernantes, algo que, con el gran crecimiento en algunos países europeos se ha olvidado.

¿Y a qué se refiere con acercar a la ciudanía?

Hay mucho por trabajar sin pasar por las estructuras oficiales. Existen oportunidades de cooperación birregional entre pymes, por ejemplo. Y también entre universidades: hoy tenemos a más de 200 universidades en red. Usted vino a Chile a crear una red de prensa latinoamericana.

¿Con qué fin?

En inglés hay un proverbio que dice: do good things, and speek about them (haz buenas cosas y habla sobre ellas). Entonces, creo que la prensa tiene una gran responsabilidad en narrar los esfuerzos conjuntos que se están realizando.

A su juicio, ¿es el poder establecido el que controla a la prensa o es la prensa la que controla al poder?

Hoy en día, en Europa, la prensa controla al poder. Clarísimamente. Quizás en América Latina no ocurre siempre, pero mientras más democracia exista, más poder va a tener la prensa. Si hoy, en algunos países hay cierta presión sobre la prensa, esto, en el futuro, cuando haya una democracia bien arraigada, se va

a revertir.

"La desigualdad en América Latina pasa por un sistema fiscal más igualitario, lo que es bien duro, sobre todo para los ricos. No soy socialista, pero creo que con impuestos baos el Estado no puede pagar bien a los policías o financiar a buenos profesores".

Usted ha dicho que esta es la década de América Latina pero que, sin embargo, somos países muy injustos a la hora de distribuir el ingreso. ¿Cómo se resuelve esa desigualdad?

Este problema pasa por un sistema fiscal más igualitario, lo que es bien duro, sobre todo para los ricos, que tendrían que pagar más. Mire, yo no soy socialista, pero creo que con impuestos bajos el Estado no puede tomar medidas para pagar bien, por ejemplo, a los policías –y así evitar que sean corruptos–, crear sistemas de seguridad social sólidos o financiar a buenos profesores.

¿Se ha enterado de las manifestaciones estudiantiles que ha habido aquí en Chile?

He sabido, a través de la televisión, de ese despertar. Y la impresión que tengo es que aquí hay universidades para dos clases sociales y que los estudiantes chilenos quieren una formación mejor que no cueste tanto. En nuestros países, las universidades no cuestan nada o muy poco. Y, si eres buen estudiante,

tienes una beca. Creo que la educación debe ser accesible para todos.

Hablando de mujeres, Chile es el país de América Latina con menos participación femenina en los cargos de poder, un 15%. ¿Qué opina de la utilidad de una ley de cuotas?

Las mujeres son parte de la sociedad y eso se debe reflejar en todos los estadios. En mis propios gabinetes, yo he tenido casi la mitad mujeres, mitad hombres. Era mucho mejor que tener solo un grupo de hombres o todo un grupo de mujeres. Pero salvo en países africanos, donde realmente les cuesta avanzar, nunca he estado a favor de las leyes de cuotas. Pienso que si solamente pones cuotas y después hay mujeres que no son capaces, puedes arruinarlo todo e, incluso, empeorarlo. Los hombres podrían decir con mucha más fuerza: "Miren, han entrado como miembros de una cuota y ya ven qué desastre es".

Usted se ha abierto camino sin cuotas en un mundo masculino, ¿desde niña que tiene tanto carácter?

Siempre fui inquieta y tuve mucha energía. Yo creo que porque tuve unos padres que después de la Segunda Guerra Mundial tuvieron que reconstruirlo todo. Y eran muy luchadores.