¿Quién es? ¿Cómo se llama? ¿Qué hace? ¿En qué trabaja? ¿Cómo se conocieron? ¿Se parece a mí? Son algunas de las preguntas que la mayoría suele plantearse en cuanto reciben la noticia de que el ex está saliendo con alguien nuevo.
Si bien puede parecer una excelente partida para la trama de una buena comedia romántica, obsesionarse con la nueva pareja de un ex en la vida real no es un chiste. Tampoco es algo poco frecuente. Según un estudio de la Universidad Western en Canadá, 9 de cada 10 usuarios de Facebook reconocen espiar a sus ex parejas a través de la red social. Los investigadores a cargo del estudio explicaron que, mediante entrevistas personales con algunos de los encuestados, se determinó que uno de los motivos detrás de estas conductas es el afán de seguir siendo parte de la vida de ese ex de alguna manera. Zamira Díaz, psicóloga especialista en terapia de adultos y parejas explica que cuando se termina con un ex, no solo se acaba la relación amorosa sino que se rompe un vínculo emocional importante. “En una pareja cuando ya se trata de una relación de tiempo, con proyecciones ya sea de pololeo, convivencia o marital, esa otra persona pasa a ser nuestra figura de apego”, explica la especialista. Agrega que, cuando perdemos ese vínculo muchas cosas a nivel emocional comienzan a desestabilizarse y buscar información sobre ese ex es una forma de llevar el duelo. Independiente de quién haya terminado la relación.
Las redes sociales sin duda juegan un rol importante en estas dinámicas de vigilancia pero no son la causa. Zamira explica que, en muchos casos, las parejas establecen relaciones en las que comparten otros puntos de encuentro como círculos sociales y laborales a través de los cuales podemos obtener la información que buscamos, sin necesidad de recurrir a herramientas virtuales. Pero, sin duda, los perfiles de Instagram, Facebook, Snapchat y TikTok facilitan las cosas cuando el objetivo es dilucidar qué hace hoy un ex y, sobre todo, quién es esa nueva pareja. Gracias a estas vitrinas digitales se puede acceder a mucha información sobre aquella persona que tanta curiosidad despierta. Su nombre, sus fotos, su profesión, qué le gusta y qué no, quizás incluso qué hacen junto a la pareja. Son todos datos al alcance de la mano, rápidos de conseguir y que, además, no dejan huella. A menos que, accidentalmente, se pase a dar un like que pone en evidencia el nivel de interés o incluso obsesión que se puede llegar a sentir por la nueva pareja de un ex. Porque se trata de dos fenómenos definitivamente distintos. El interés, por una parte, es algo normal post quiebre. La obsesión es algo diferente.
Zamira Díaz explica que, en psicología, los pensamientos obsesivos respecto de un ex o rumiaciones intrusivas como lo denominan los terapeutas, son elementos esperables tras un quiebre. Sin embargo, la pregunta clave es, ¿hasta qué punto los pensamientos obsesivos son parte de un proceso normal de pérdida? La psicóloga aclara que más que hablar de una normalidad es conveniente abordarlo desde la perspectiva de lo saludable. Y es que, si bien investigar a la nueva pareja de un ex puede parecer una señal de alarma o un comportamiento nocivo, la especialista explica que esta fase puede cumplir también un rol importante dentro de todo el proceso de término. “Puede tener una función en el sentido de permitir ir asimilando que las cosas cambiaron y de hacer más real la pérdida”, comenta. Pero por otro lado, si los comportamientos comienzan a rozar en el hostigamiento, las cosas comienzan a volverse dañinas para la salud mental y emocional de todos los involucrados según explica Zamira. “Una ruptura puede ser un evento tremendamente estresante que genera un impacto emocional muy grande”, aclara. “Cuando empiezo a hostigar o a necesitar constantemente alguna señal de la persona se empieza a volver dañino para la nueva pareja y también para nosotros”. Crear perfiles falsos para acceder a información o seguir a alguien en la calle son ya parte de conductas mucho más graves y no esperables después de una ruptura, según explica la psicóloga.
Si bien el estudio de la Universidad Western logró determinar que la voluntad de seguir siendo parte de la vida del otro es una de las causas que llevan a obsesionarse con la nueva pareja del ex, ésta no es la única. ¿Por qué nos interesa tanto si no queremos siquiera volver a esa relación? La comparación es la otra pieza clave de este aparente puzzle psicológico.
Definir quién es más exitosa, atractiva, capaz o incluso descubrir si ella o él está recibiendo la atención y el afecto que no nos entregó una ex pareja en determinado momento son todas formas de comparación dañina. Y que, además, tienen poco sentido desde lo emocional y lo práctico. Y es que, incluso si fuese posible determinar que él o la nueva no son un upgrade o un avance en ningún sentido, el solo acto de la comparación fomenta inseguridades. Porque se trata de valoraciones subjetivas. Y lo que nosotros solemos estimar como virtudes o cualidades que la nueva pareja carece, hablan más bien de una proyección de nuestras propias inseguridades. Por el contrario, si evaluamos a la nueva pareja del ex como una versión infinitamente superior de nosotros, el daño es doble. No solo estamos idealizando a una persona con defectos y virtudes, sino que también estamos mermando nuestra propia autovalía.
Pese a todo, sin duda que sentir curiosidad por esa nueva persona en la vida de un ex es algo natural. Él o ella ha logrado capturar y retener eso que, inevitablemente, en algún momento sí fue un objeto de deseo. Incluso si hoy ya no lo es y pensar en volver con ese ex no está siquiera en los planes. Pero caer en comparaciones suele ser la línea que marca la diferencia entre lo normal en un proceso de duelo y la obsesión dañina. Tal como dice el refrán: “la comparación es el ladrón de la alegría”. Y evitar caer en ella es difícil pero necesario cuando se trata de la nueva pareja de un ex.