La clásica salteña
Según la tradición boliviana las salteñas se comen al desayuno o a media mañana. Su masa dulzona y crujiente combina a la perfección con su relleno de carne picada, papas, cebolla, ají, arvejas, huevo duro y comino. Las más renombradas son las de Paceña La Salteña (www.pacenalasaltena.com), local que hoy hornea más de ochocientas al día en cualquiera de sus sucursales. La más concurrida es la del centro, a pasos del Mercado de las Brujas, un enjambre de locales y galerías entre las calles Sagárnaga y Santa Cruz, donde venden hierbas y curiosos objetos usados en rituales aymaras, como fetos de llama disecados. También está el que probablemente sea el mejor surtido de aguayos altiplánicos de Sudamérica. Hay que regatear.
Marraqueta paceña
A diferencia de la tradicional, la marraqueta boliviana, también llamada pan de batalla porque cuesta menos de 50
centavos, lleva azúcar en su masa, y como tiene un proceso más largo de fermentación, es mucho más crujiente que
cualquier otra marraqueta. Es un infaltable a la hora de almuerzo y su mayor consumo es en La Paz, donde fue nombrada Patrimonio Cultural e Histórico en 2006 por la Prefectura de este departamento. Incluso hay una calle que se llama Marraqueta, bautizada así gracias a la iniciativa de la Federación de Trabajadores Asalariados en Harina.
El mejor singani
De gusto similar al brandy, pero elaborado con uva moscatel de Alejandría y añejado en tanques de acero inoxidable en lugar de barricas de roble, el singani es un destilado que anima las noches de bar. Con él se prepara el chuflay, que tiene soda lima-limón, limón y hielo. También se usa en el té con té: singani con té caliente. El mejor es el de Casa Real, que desde 1981 elabora en Tarija un selecto singani cuya versión, etiqueta negra, obtuvo en 2009 el premio Vinalies Cata d'Or, organizado por la Unión de Enólogos de Francia, como el mejor destilado del mundo. US$ 8 en supermercados.
Cerveza de quínoa
Lipeña es el nombre de la única cerveza artesanal que se elabora a base de quínoa real orgánica en el poblado de Lípez, en el departamento de Potosí. Se encuentra en supermercados y restoranes de toda Bolivia, y hoy también se exporta a Alemania.