En las tiendas siempre pregunto por aquellos muebles que son solo de exhibición y no están a la venta. Me pasa también en los restaurantes o tiendas de ropa, en que mis ojos se van a lo que decora los espacios, los colgadores, exhibidores y lámparas. Y es que el mobiliario de utilería es un mundo en sí mismo. Tiene ese carácter industrial y práctico que, cuando está bien logrado, solo es un soporte y pasa inadvertido. Son muebles que parecen inacabados, como si les faltara su vestimenta final. Esa desnudez y falta de pretensión es la que me atrae. Con los muebles tallados y confeccionados de manera artesanal pasa algo parecido. Solo percibimos su 'última piel' o cara visible, pero a menudo, bajo enchapados o revestimientos, hay complejas estructuras de base a veces hasta más bellas que la terminación final del mueble.

Yo soy enemiga del enchapado. Siento que tiene mala vejez y no soporta imperfecciones. Me gusta la madera maciza: aquella en que no hay problema que queden huellas, marcas de vasos y que vaya incluso destiñendo en algunas zonas.

Hace algunos años encontré esta mesa que tenía un enchapado muy mal tenido. Con el restaurador empezamos a sacarle la chapa y resultó ser una minuciosa estructura de tablitas de madera de distinto largo y grosor que, además de estar en muy buen estado, tenía mucha más personalidad por su variedad de colores y cuidadas formas. Lo mismo pasa cuando lavas pátinas de muebles y va saliendo a la luz el color original de la madera. Esto no ocurre con todos los muebles. Muchas veces las capas finales son para ocultar imperfecciones o diferentes maderas. Entonces esto es una especie de azar. Pero hay ciertas cosas que podemos hacer para saber si estamos frente a una posible sorpresa. En un mueble patinado: buscar sus partes no pintadas al interior de cajones, por debajo, en las patas o recovecos interiores. Eso nos dará una luz del color original de la madera. También esas zonas ocultas son buenos lugares para raspar y ver con qué nos topamos antes de decidir decaparlo. En cubiertas enchapadas: normalmente tienen interesantes estructuras como base. Sobre todo los muebles europeos que tienen más de 100 años y cuyas terminaciones en cuanto a tallados y formas son complejas y de calidad. Se puede levantar el enchapado o ver bajo la cubierta para tener una luz de lo que encontraremos.