Fatiga. Fiebre. Fuerte dolor corporal. Cansancio. Dolor de cabeza. Estos síntomas son parte de una lista de los posibles efectos secundarios que las personas pueden tener al recibir la vacuna contra el covid-19. Son normales, advierten los médicos, deberían desaparecer en unos días.
Pero meses después del lanzamiento de las vacunas, comenzaron a surgir testimonios de mujeres en distintas partes del mundo. Estaban experimentando otro posible efecto del que nadie les advirtió: un cambio en sus ciclos menstruales.
Retrasos en la regla, sangrado mucho más abundante de lo habitual. Períodos dolorosos. Y así, distintas alteraciones, sin importar la edad. El debate, sin embargo, quedó confinado a las redes sociales, a las conversaciones entre amigas.
“Soy parte de ese aún incierto porcentaje de personas a las que la vacuna afectó su ciclo menstrual sin que nadie le advirtiera nada en lo absoluto, a la que no le llegó ni un solo folleto al respecto, ni pudo leerlo en un poster pegado en la pared del centro de salud, ni escucharlo decir a un médico youtuber, ni a nadie que nos dijera, al menos, que entre los dolores de cabeza y la fiebre podía sufrirse todo tipo de desajustes menstruales, como adelantos, retrasos, ausencias y hasta sangrados en plena menopausia”, advertía en julio del año pasado, la escritora peruana Gabriela Wiener en una columna del diario.es.
Un estudio publicado el mes pasado confirmó lo que estas mujeres estaban experimentando: los ciclos sí pueden haberse visto afectados por el proceso de vacunación. La investigación concluyó que quienes recibieron estas vacunas tenían ciclos un poco más largos luego de ser vacunadas, en comparación con quienes no lo hicieron. Publicado en la revista Obstetrics & Gynecology es uno de los primeros en respaldar los informes de mujeres que habían notado cambios.
El resultado de esta investigación fue alentador ya que se trataría de un efecto transitorio y sin gravedad. La duración de los ciclos volvía a la normalidad después de uno o dos meses. “Se sabe que son cambios transitorios y que poco tiempo después de la vacunación, las mujeres ya vuelven a retomar sus reglas como eran antes. No es atribuible a la vacuna que haya alguna alteración prolongada en el tiempo de la menstruación o los ciclos menstruales”, explica Elisa Orlandini, ginecóloga oncóloga de la Red de Salud UC Christus.
La experta es tajante al advertir que la recomendación sigue siendo recibir la vacuna. “Todas las mujeres, incluidas las mujeres embarazadas o que puedan embarazarse en el futuro, tienen que vacunarse. No por tener una pequeña alteración en el ciclo menstrual uno debería recomendar posponer la vacunación”, dice.
La investigación hizo suspirar de alivio a muchas mujeres que estaban experimentando anormalidades en sus reglas. Pero en cambio, surgió otra duda: ¿por qué no se informa de este posible efecto secundario antes de recibir la vacuna?
No han sido pocas las voces que desde hace años denuncian un sesgo de género en los estudios científicos. Y la investigación de la vacuna contra el covid-19 no fue la excepción, ya que la información menstrual no se considera en los estudios clínicos de estas vacunas contra el coronavirus. “Esperamos que esta experiencia aliente a los fabricantes de vacunas y a los ensayos clínicos de terapéutica a hacer preguntas sobre el ciclo menstrual, del mismo modo que se incluyen otros signos vitales”, aseguró Diana Bianchi, directora del Instituto Nacional Eunice Kennedy Shriver de Salud Infantil y Desarrollo Humano al periódico The New York Times. El Instituto ayudó a financiar el estudio publicado en Obstetrics & Gynecology.
La información podría además ayudar al sector ginecológico a tener más herramientas para abordar a sus pacientes. “El principal énfasis en un principio fue reportar los grandes efectos adversos que pudieran causar mortalidad. Ya en esta segunda etapa, que ya llevamos varias dosis, yo creo que de todas maneras vale la pena empezar a reportar estos otros efectos adversos. Un poco para entender mejor cómo funciona y poder hacer una mejor consejería a nuestros pacientes”, dice Orlandini.