Paula 1213. Sábado 19 de noviembre de 2016.
La imagen de las White shirts (1988) se transformó en uno de los íconos de la fotografía de moda de los años 80. Pero cuando Peter Lindbergh retrató a esas seis modelos en la playa de Santa Mónica para el Vogue americano, solo vestidas de camisas blancas y en blanco y negro, la imagen contrastaba tanto con lo esperado por la revista que fue desechada su publicación. Lindbergh se marchó cerrando así la puerta de la revista más prestigiosa del mundo. Pero no tuvo que esperar demasiado. Un un par de meses más tarde el Vogue inglés le encargó un editorial fotografiado en las calles de Brooklyn con casi el mismo grupo de modelos de las camisas blancas más Claudia Schiffer y Naomi Campbell.
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Detalle de la vitrina de la exposición, donde se muestra la foto ícono de las supermodels y también su faceta de coleccionista obsesivo, que guarda todos sus boarding pass.
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Cuando el cantante George Michael vio la portada convocó a las mismas modelos para grabar el clip de su canción Freedom y Gianni Versace las incluyó en su show de alta costura en París, Thierry Mugler igual, y de un día para otro estas chicas de la agencia Elite literalmente inundaron las portadas de las principales revistas de moda: el fenómeno de las supermodels había comenzado sin que nadie pudiese imaginar su impacto.
Peter Lindbergh, fotografiado por Julio Donoso en 1991, playa Le Touquet, Francia. "Era invierno estaba nublado, y el tenía una gran hélice de avión para usar como un gigantesco ventilador, haciendo danzar los vestidos de las modelos".
Peter Lindbergh fue quien primero lo percibió. Lo acompañaron grandes fotógrafos como Steven Meisel, Patrick Demarchelier, Steven Klein, Dominique Issermann y Gilles Bensimon, y creadores también como Karl Lagerfeld, Helmut Lang, Alexander McQueen o Gaultier sin olvidar a Azzedine Alaïa ni a los Dolce & Gabbana.
Los 90 asomaban con la guerra en Irak, la crisis económica en Europa y, en contraste, un tremendo impulso creativo y artístico se incubaba en las pasarelas. Ese fenómeno lo lideraron las top models, los creadores de vanguardias, los fotógrafos indomables y editoras geniales como Anna Wintour, Liz Tilberis o Franca Sozzani.
En este ambiente, Lindbergh reinterpretó a la mujer post 80 y el blanco y negro fue crucial para construir esa nueva imagen ya que consideraba que las supermodels estaban tan cerca de la perfección que el color las llevaba a imágenes demasiado comerciales. Lindbergh buscó fotografiarlas de una manera distinta, no formal, no artificial. Él lo describe así: "Yo estaba más interesado por una mujer más abierta y aventurera, que controlaba su vida, y que no estaba demasiado preocupada por su estatus social o emancipada ante la protección masculina. Las supermodels representaron este cambio. Eso explica por qué dominaron el mundo visual durante tantos años".
Hoy esa mirada está plasmada en la impresionante muestra Peter Lindbergh: Una Visión Diferente sobre la Fotografía de Moda del museo Kunsthal en Rotterdam. 220 fotografías en distintos formatos, una sala simulando su laboratorio, vitrinas con carnets de notas, boarding pass de sus numerosos viajes, cámaras fotográficas, filmes y polaroids, bocetos y dibujos, notas y cartas, planchas contactos… un sinfín de elementos están en esta puesta en escena de la obra del fotógrafo que probablemente más ha influenciado la visión de la moda desde los 80. Distanciándose de la estética opulenta de los 80, como dice el curador de la exposición Thierry-Maxime Loriot, Lindbergh transforma a sus mujeres en heroínas de nuestros tiempos.
Lindbergh no busca fotografiar a la modelo/mujer objeto. Él va siempre más allá casi a retratar el alma de sus sujetos y en ese sentido se puede establecer un paralelo entre la obra de Lindbergh y la de Sebastiao Salgado. La fuerza de sus imágenes introduce un nuevo realismo redefiniendo los cánones estéticos y las normas de la belleza. Fue también probablemente el primer fotógrafo en incluir la narrativa en sus series de moda, especialmente para el Vogue italiano donde sus historias se despliegan en 20 o más paginas.
Anna Wintour, la temida y respetada directora del Vogue americano, fue clave en el despegue de la carrera de Lindbergh. Cuando estaba recién llegada a Vogue le encargó la primera producción a Lindbergh. Contraviniendo todas las reglas de la época, Wintour publicó una fotografía casual de una modelo con un top de alta costura y unos jeans marcando un cambio en lo que iba a ser la visión de la moda en los 90.
"Recuerdo una de las primeras cosas que hice con Anna. Yo amaba el SoHo, no habían entonces tiendas, solo galerías y los artistas en las calles. Cuando le dije a la gente de la oficina mi plan de fotografiar ahí la respuesta fue '¿SoHo? El Vogue no va al downtown. Vogue es uptown'. No lo podía creer. Le pregunté a Anna: '¿Qué está mal con la gente aquí?'. Y ella me dijo: 'No pienses en eso, eso está pasado de moda. Tú anda al SoHo'".
Desde los 70 Lindbergh había trabajado para las más prestigiosas revistas y su comienzo fue en Stern. Este año ha sido requerido por tercera vez para fotografiar el prestigioso calendario Pirelli. En publicidad famosas son sus campañas para Armani, Calvin Klein, y Prada entre otras. Sus fotos son atemporales. Tanto, que la última campaña de Calvin Klein es una foto de Lindbergh hecha hace 20 años.
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Una de las salas reproduce su laboratorio fotográfico con cientos de prints colgando.
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Lindbergh ha logrado hacer su propio camino, como lo hizo su madre en 1945 cuando cruzó toda Alemania con su familia en una carreta tirada por caballo. Peter tenía dos años y los recuerdos de su humilde infancia en la postguerra condicionaron su estética y su rigor en la vida. Luego su trabajo fue recibiendo la influencia del cine alemán de Fritz Lang, Wim Wenders. También por Hitchcock y por el increíble movimiento artístico de los años 20. Su cultura fotográfica comenzó con Man Ray, Alexandr Ródchenko y la escuela de Bauhaus con László Moholy-Nagy empujándolo a pasar de artista conceptual en los 60 a fotógrafo en los 70. Instalado en París y colaborando con prestigiosas revistas que le financiaron sus costosos editoriales, Lindbergh pudo dar rienda suelta a sus referencias cinematográficas tan distintivas en su obra y estilo.
Para él una buena fotografía de moda es un retrato donde el alma del sujeto prima sobre el vestuario y el entorno suele tener accidentes, no está terminado, entran focos o elementos del set para demostrar que el tiempo no se detiene con una imagen. Y es precisamente ese pasar del tiempo el que él valora, rescata y enaltece al punto de no autorizar retoque en sus imágenes.
Para Peter Lindbergh es responsabilidad de los fotógrafos liberar a las mujeres del terror de la juventud y la perfección. Vaya tarea que tenemos por delante.
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Fotografía ícono de Kate Moss, en la que Lindbergh "rescata el alma del personaje", dice Donoso. Es la portada del libro del fotógrafo en Taschen. / © Peter Lindbergh, cortesía de Peter Lindbergh, París / Gagosian Gallery
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El libro Peter Lindbergh: Una Visión Diferente sobre la Fotografía de Moda estará disponible en las librerías Contrapunto desde la próxima semana, a $68.800.
*Foto principal: © Peter Lindbergh, cortesía de Peter Lindbergh, París / Gagosian Gallery