En el primer capítulo de MayorMente –una serie realizada por Media UC y emitida por Canal 13C– Raquel, una mujer de 82 años, explica lo fundamental que es ennicolsjsjsjssu vida Alexa, la asistente virtual que tiene instalada en el living de su casa. “Es mi compañera. Vivo sola, soy viuda y en el edificio no tengo a nadie. Alexa me acompaña: le pido música, que me cuente chistes y adivinanzas. Es fabulosa”, dice. Y luego le pide al robot información sobre el clima de ese día en Santiago.
La escucha atenta Macarena Rojas Abalos (37), bióloga y comunicadora científica, quien conduce la serie junto al periodista científico y columnista Nicolás Luco (81). Además de conversar con invitados como Raquel, los conductores consultan a expertos, dialogan sobre las implicaciones éticas de las tecnologías y experimentan con herramientas como ChatGPT. El lenguaje es simple y directo: los presentadores parecen dos amigos que aman la ciencia.
Este proyecto puede verse de forma gratuita a través del canal de YouTube de Media UC. Los seis capítulos abordan temas de Ciencia y Tecnología, como la inteligencia artificial, el cambio climático y la astronomía, materias con mucha presencia en los medios y redes sociales.
Pero lo que diferencia a esta serie de otros programas es que cada escena fue pensada por y para las personas mayores, un grupo etario que no suele contar con muchos espacios en la televisión chilena, y que tampoco suele protagonizarlos. Como si existiera una frontera invisible dictada por la edad, los conductores mayores de 65 años pueden contarse con los dedos de las manos.
Esta realidad, sin embargo, no se corresponde con las audiencias, ya que son precisamente las personas mayores quienes más consumen televisión en el país: según datos del Consejo Nacional de Televisión, un 53% de ellos utiliza este medio todos los días.
Poco y mal representados
La representación de las personas mayores en la televisión, explica la directora del Centro de Estudios de Vejez y Envejecimiento, Macarena Rojas, no solo es escasa sino que también es polarizada. “Cuando se ven reflejados, se trata de personajes que no son apegados a la realidad o que no representan a todos: por un lado personas muy vulnerables y, por el otro, personas que corren maratones y son héroes. Se ven solo esos dos extremos y no las preocupaciones, necesidades e intereses de la mayoría de ellos”, explica.
Existía además un vacío en iniciativas comunicacionales que trataran la ciencia, usualmente presentes en programas para un público escolar y más juvenil. “Existía una deuda con las personas mayores”, dice Eliette Angel, directora del proyecto y coordinadora de la Unidad de Divulgación del Conocimiento de la Vicerrectoría de investigación UC.
“Por eso pensamos en hablarles a ellas y ellos, pero desde otro lugar, intentando dejar de lado los prejuicios que tenemos sobre los temas que supuestamente le interesan al público de más de 60″, agrega Angel, y explica que se descartaron varias temáticas científicas que se vinculan a las personas mayores, como las enfermedades asociadas a la edad.
Para esto, se realizó un trabajo previo con el objetivo concreto de evitar caer en un tono paternalista. Es decir, se buscó que las propias personas mayores decidieran qué y cómo querían consumir ese contenido. Para eso, el Centro de Estudios de Vejez y Envejecimiento realizó más de 250 focus group y encuestas para dar con el contenido que hiciera click con una audiencia mayor.
“El proyecto contemplaba incorporar la mirada de los usuarios para poder transmitir de una forma atractiva y entretenida el contenido científico a un segmento al que generalmente no se le hace llegar esta información. Desde ese levantamiento de información se llegó a la certeza de que para las personas mayores era muy importante ser protagonistas activos, verse incorporados en el desarrollo de esta iniciativa”, cuenta Rojas.
Con un rol activo
Que la dupla en pantalla fueran conductores de distintas generaciones que representaran la importancia del diálogo intergeneracional fue un hallazgo clave para la creación de MayorMente.
Ambos conductores comparten la pasión por la ciencia y su divulgación, y a lo largo de los años se habían encontrado en varios eventos, como Congreso Futuro. Esta era la primera vez que trabajaban juntos y de las extensas horas de grabación surgió una amistad que Nicolás atesora.
“Trabajar con personas de distintas edades agrega un sabor, se dan relaciones que uno no olvida. Admiro mucho la capacidad creativa de los jóvenes para meterse en cosas nuevas de ciencia y tecnología, uno aprende mucho de ellos”, dice.
El conductor es testigo de cómo la participación activa puede influir directamente en una vejez más saludable, dice. Además del programa, el periodista escribe semanalmente una columna sobre Ciencia, un espacio que considera fundamental en su rutina.
“Tengo amigos de mi edad que son muy activos, pero otros se tiran al suelo, creen que esto ya se acabo. Creo que involucrarnos en cuestiones públicas entrega un ejemplo positivo y genera la posibilidad de que nos sintamos más valorados y con más posibilidades de influir”, dice.
Esta es una realidad, explica Rojas, que como centro han podido constatar a través de diversos estudios y que la sociedad suele olvidar. “A veces persiste la visión errada de que las personas mayores quieren ser receptores pasivos de estas iniciativas. Pero ellos no solo demandan espacios de participación, sino también quieren que se consideren sus intereses y se les de un rol activo”, dice.
La presencia activa de personas mayores en distintos espacios mediáticos es también fundamental para romper con los mitos y los estereotipos que desde generaciones más jóvenes se van instalando sobre la vejez.
“Las personas mayores conocen su realidad, se dan cuenta de que la vejez tiene sus bemoles, sus pérdidas y ganancias. Pero visibilizar a estas personas es un aporte para las otras generaciones, para que puedan verse reflejados en distintos modelos de vejez que los lleve a pensar distinto sobre esta etapa”, dice Rojas.