[Archivo] Entrevista realizada en abril de 2009.

Parte pidiendo disculpas por hacernos subir hasta la terraza donde nos espera, en la gran casona de Pirque de Max Marambio, el cliente y amigo que la convidó a Chile. Ha dado pocas entrevistas en su vida: unas cinco, todas después de 2000, cuando anunció su retiro, recibió una medalla de honor del rey de España y fue investida Doctora Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Barcelona. Pero en Chile habló al menos con cuatro periodistas; con Paula posó para las fotos con paciencia y deferencia profesionales. Además de reunirse con la ministra de Cultura, Paulina Urrutia, y con escritores como Nicanor Parra, ambos claves para sus proyectos en Chile, la Universidad Arcis le dio su segundo Doctorado Honoris Causa.

Carmen Balcells, la súper agente, como la llamó Vázquez Montalbán, la mujer que cambió las reglas de los permisos de edición en castellano hace cuarenta años y logró que los escritores vivieran bien de sus libros, que hizo rico a García Márquez y sustentó a Vargas Llosa, atiende y agasaja incluso a la tropa periodística de Paula, "donde publicaba la Isabel Allende", dice con su acento catalán, entre melódico y duro.

Vestida de blanco, como siempre, esta vez con lunares negros, se mueve ágil en su liviana silla de ruedas, calzada con unas botas también blancas. Pide preguntas divertidas. Sólo atino a partir por saber en qué anda en Chile: planificando libros para el Bicentenario.

EL VALOR DEL CONOCIMIENTO

Usted sabe que en Chile la gente lee poco, compra pocos libros porque son caros.

En el mundo que tenemos, y la forma de la globalización que hemos vivido de la manera más exagerada, habría que explicar, sobre todo a los jóvenes, que tomen su propia decisión con el placer que produce el conocimiento. Vivimos en una época en que el único valor que hay que perseguir es el conocimiento, un camino de perfección, si se puede decir así, para toda la vida. Siempre se puede enriquecer más. Y este enriquecimiento lleva sistemáticamente, casi siempre, a una mayor solidaridad, a una depuración del propio gusto.

¿Con los libros?

El libro aburrido lo dejas caer y se acabó. Lo que no está en tu bolsillo está en una biblioteca. Habría que decir muy claro y rotundo y redondo que la única salvación es la cultura: la progresión del pensamiento, la articulación de la singularidad. Lo más resistente con lo que contamos no es un ansiolítico, no es un producto químico, es un talento que nos viene depurado. Los escritores que escriben sobre as modas, con la idea de vender miles de ejemplares, no son fiables.

¿Cómo ve a los best sellers actuales, con demasiados vampiros?

A la industria cultural no le pidas que haga proselitismo ni que se convierta en la Cruz Roja intelectual. Las editoriales viven del marketing, de hacer prospecciones, entonces las personas que leen libros que probablemente no aportan la riqueza de la que estamos hablando, no importa, porque por lo menos ya tienen el hábito de lectura. Y esto es como elpaladar: se educa. Entonces, el arte mayor, el más poderoso, es el que transmite el pensamiento, sean textos de ensayos más complejos o de ficción. Yo soy gran partidaria de la ficción, porque da una libertad fantástica al narrador, y casi siempre una gran novela es mucho mejor que la historia de esa época.

En Chile los intelectuales en general ningunean a la Isabel Allende

Vi en una grabación de un debate en televisión chilena sobre la Isabel Allende, y me puse como una bestia. ¡Qué gente, qué dicen estos! Si revista Paula se tomara al día siguiente el trabajo de preguntar, nadie la ha leído. Se basan en una frase oída al vuelo o en un substrato envidioso terrorífico, porque ella vende más que nadie. Es muy peligroso cuando la sociedad literaria o intelectual, o el circuito tan estrecho y pobrecito del mundo de la cultura de nuestros países decreta algo sin saber. Incluida España, que es consumidora de libros pero no es lectora.

¿Cómo así?

En España el consumo de libros es muy fácil de activar. No cuestan ninguna fortuna, los hay en ediciones de bolsillo, todos lo que tienen un bienestar relativamente normal entran en una librería y salen con tres libros. Lo más probable es que esos libros queden en la mesita de noche toda la vida. Pero lo que se puede aprender de la solapa, de la página de presentación, de un primer capítulo, o de la sola presencia del libro, ya es indispensable. Un texto sin lector no existe, sólo se configura en el momento en que alguien lo lee. Y este acto es carísimo. Tú, mientras te duchas, puede poner la música a tope en tu baño, un aria de Aída fantástica, pero el libro necesita una concentración, estar en soledad, ocho horas de trabajo. Y hay poquísimas personas que se toman estas ocho horas y se pasen un domingo entero leyendo una novela. La novela tiene que tener un gancho tan bestial que entonces casi roza el producto, y cuando el libro se convierte en producto, viene esa fantasía, esa minusvaloración, en términos de aprovechamiento.

Las editoriales necesitan vender.Sería ideal que los editores leyeran primero. Hay editores con gran cultura, que saben por qué publican sus libros. Pero no todos los editores son así, ni todas las editoriales permiten autonomía en las decisiones, sino que sólo quieren saber cuánto venderán. Lo que es respetabilísimo, es su negocio.

¿Qué pasa con el libro electrónico?

El libro electrónico ya existe y es un soporte más. Usted ha visto que la radio no anula la televisión, la televisión no anula al cine, el cine no anula a la literatura, más bien se alimenta de ella. Antes no había ediciones de bolsillo. Probablemente una de las cosas más extraordinarias de nuestro tiempo sea internet, pero, como todo, tiene su parte envenenada y su parte maravillosa. Es sólo un nuevo soporte pero no va a competir, al contrario, potencia al libro.

BAM, BIM, BOM, BOOM

No le gusta la palabra boom.

La palabra boom es un anglicismo que viene de Donoso y Fuentes, que eran bilingües. Había un deseo de Donoso de estar en una sociedad alejada de Chile, a pesar de que el mundo chileno era el alimento del que sacaba todas sus misiás y casas de campo; todos los escritores viven de ese mundo, lo que Vargas Llosa llama los demonios interiores. Hay un mimetismo al establecer escuelas o grupos que a veces complica la participación del lector. El boom fue una circunstancia de la que yo estoy tratando de dejar un pequeño rastro en una idea que tuve hace siete años, que se llama Barcelona Latinitatis Patria. Se trata de un edificio monumental que contenga los manuscritos, archivos y bibliotecas personales de grandes escritores y editores. Sería una especie de gran centro de lectura, a la vez museo y biblioteca, en el que todo estaría digitalizado. Es para dar consistencia a las bibliotecas de los escritores. No hace falta que cedan sus originales, no importa que estén en una universidad norteamericana.

A propósito, los diarios de Donoso se acaban de desclasificar...

Tuve una relación compleja con Donoso, prefiero no hablar de eso.

¿Ve un nuevo boom, otro nuevo aire en la lengua, en Bolaño por ejemplo?

No. Bam, bim, bom, se acabó el boom. Se abre otra puerta con Bolaño. Es extraordinario que haya escritores en solitario, perdidos, desahuciados económicamente, totalmente desaparecidos de la competencia feroz que hay en el mundo de las letras y de todo, y esos son siempre un gran estímulo para los nuevos escritores y los lectores. Es oxígeno leer un libro nuevo, y eso dio Bolaño.

Usted fue su agente.

Mi oficina, yo ni me enteré, ya estaba retirada. Un día leí un texto de Juan Villoro y le mandé una carta para felicitarlo por haber escrito en cinco líneas una cosa tan excepcional sobre la literatura en castellano. Y le comenté, de paso, que estaba feliz de que mi agencia representara a Bolaño. Mientras yo flirteaba con Villoro, la viuda estaba haciendo gestiones para pasar a otro agente, el norteamericano Wylie, el mismo que representa los derechos de Borges.

¿Es raro que un norteamericano represente a Borges?

No. Es que el mundo es muy pequeño, entonces lo que tiene valor lo tiene mucho más en un mercado grande. Desde siempre más de un tercio de nuestro trabajo son derechos para lengua castellana de autores en otras lenguas. Tal como Wylie.

Dicen que Wylie anda convenciendo a las viudas.

No tiene importancia la forma que cada quien utiliza para seducir. La seducción es un arte. A mí me dio un patatús cuando me enteré de lo de Bolaño. Porque, además los contratos serios e importantes de Bolaño en Estados Unidos, son cosa nuestra. Veremos qué hacen ahora con los inéditos.

Lo último: usted es supersticiosa y tiene una astróloga de cabecera.

Sí, pero no es de superstición, hija mía, ¡es la última moda! Me encanta que haya estas leyendas, yo las cultivo a tope. Si las lunas tienen una importancia tan evidente y lógica en la vida, sobre todo de las mujeres, y el sol ha sido el referente de todas las creencias. Yo soy Leo, pero me salva mi ascendente, Capricornio, un signo muy frío e inteligente. Cultivo mucho la ironía, y eso forma parte de la contemplación de lo oculto, del azar, que naturalmente no me creo a pies juntillas. Sí que creo en el trabajo.