Paula 1222. Sábado 25 de marzo de 2017. Especial Moda
- 23 de julio. Reserva Maasai Mara, Kenia. Túnica étnica, cartera Ferragamo y sandalias gladiadoras Valentino.
- 8 de septiembre. New York Fashion Week. Blusa de Mary Katrantzou, sandalias de Pierre Hardy, reloj Cartier.
- 4 de octubre. Musée Rodin, París. Kimono de seda de Vintage Dior y reloj Cartier.
- 8 de octubre. Shibuya, Tokio. Entero rojo bordado con letras japonesas.
- 1 de diciembre. Harbour Islands, Bahamas. Túnica de Chufy.World.
- 12 de enero. Glaciar Perito Moreno, Argentina. Bombachas de campo y suéter tejido.
- 15 de enero. Saint Moritz, Suiza. Conjunto de esquí de Moncler.
Parece la agenda de viajes de alguna reina de la realeza europea o de una estrella hollywoodense con varios rodajes en carpeta. Pero no: son solo algunos de los destinos de la argentina Sofía Sánchez de Betak en el lapso de seis meses, y las tenidas que usó en cada uno de ellos y que registra con minucia en su cuenta de Instagram, con 110 mil seguidores.
Y es que la directora de arte, consultora e influencer de moda pasa buena parte del año dando vueltas por el mundo, con viajes triangulares que pueden incluir la Semana de la Moda de Londres, una escapada a Buenos Aires para el matrimonio de unos amigos y un regreso apresurado a Nueva York, donde vive, para una reunión impostergable. Gran parte de sus movimientos son por compromisos laborales. Por estos días está dedicada a la consultoría y dirección de arte para marcas de moda como Chloé, Tiffany & Co. y Jimmy Choo, además de tener su propia línea de prendas y accesorios junto a diseñadores independientes, Chufy.World. Si no es por trabajo, pasa de un avión a otro para acompañar a su marido, el francés Alexandre de Betak, fundador de la productora de desfiles y eventos de moda Bureau Betak, con sedes en Nueva York, París y Shanghái, con clientes como Dior, Diane von Fürstenberg y Viktor & Rolf.
[caption id="attachment_66668" align="aligncenter" width="800"]
Fotografía: Linda Fargo[/caption]
Chufy –como se la conoce– es una viajera innata, siempre dispuesta a encontrar una playa escondida o adentrarse en una ciudad desconocida para, en sus callejones, buscar mercados de objetos extravagantes. Lo lleva en la sangre: su madre dirige una importante agencia de turismo en Argentina y viajar es también una pasión que comparte con su marido, con quien se casó en 2014 en una remota playa de arena volcánica en la Patagonia argentina en un destination wedding que dio que hablar durante meses (algo habrán tenido que ver sus vestidos de novia by Valentino Couture y Rodarte). "Pasamos nuestro primer aniversario escalando en Torres del Paine y nos terminó doliendo todo el cuerpo después", cuenta con una risa durante la conversación telefónica con Paula, desde Nueva York.
[caption id="attachment_66666" align="aligncenter" width="775"]
Alexandre de Betak[/caption]
Cuando llegó a su actual ciudad de residencia tenía 23 años y una interesante trayectoria. En Buenos Aires, donde estudió Diseño Gráfico en la Universidad de Palermo, trabajó en dirección de arte en publicidad de moda, junto al destacado fotógrafo Urko Suaya –que ha trabajado para marcas como Dior, Kenzo, Levi's, Etiqueta Negra y Vitamina–. Fue modelo y diseñadora de la revista Time Out hasta que partió a Estados Unidos, donde fue contratada por la agencia de publicidad Lloyd & Co. para trabajar con marcas como Derek Lam y Estée Lauder. Tras algunos años en la agencia, siguió trabajando como consultora independiente, sumando a Just Cavalli, Marni, Kohl's y Rouge, entre otros. En esa época conoció a De Betak, figura de peso en el fashion internacional, lo que, asegura, le significó más de un cuestionamiento de sus méritos profesionales. "Creo que muchos contactos si se los debo a él, pero el lugar donde estoy me lo gané sola y tuve que trabajar el doble para lograrlo (...). Siendo su novia, muchos me subestimaron el doble, contó a Harper's Bazaar Argentina en 2016.
En las semanas de la moda es usual verla en las primeras filas de los desfiles, codo a codo con la it girl Olivia Palermo o la actriz Diane Kruger, o conversando con la editora de Vogue, Anna Wintour.
<strong>Para su marca Chufy. World, trabaja en colaboración con artesanos de varias partes del mundo, especialmente argentinos de larga trayectoria. Para Sofía la moda es "una industria demasiado globalizada" y su intención es entregar un producto con otra lógica.</strong><em> </em>
Con su estilo de vestir se ha posicionado como nuevo referente y a la vez reflejo de una nueva generación de fashionistas para quienes el lujo está en la vereda opuesta de la ostentación. Mujeres que valoran el trabajo que hay detrás de una pieza artesanal de larga tradición y la combinan con otras actuales. Es el espíritu que ha inyectado al diseño: además de una exclusiva colección de maletas para la marca inglesa Globe-Trotter, y una reciente colaboración con la firma francesa de carteras Roger Vivier, Chufy se prepara para relanzar, a principios de junio, su marca de ropa y accesorios en la tienda Bergdorf-Goodman de Nueva York. "Busco recuperar el valor de lo artesanal", afirma.
¿Cuál será la diferencia entre Chufy.World y la plataforma de diseñadores independientes que creaste, Under Our Sky?
Under Our Sky se hacía con diseñadores de Argentina y del mundo. Ahora estoy creando mi propio producto en colaboración con artesanos de varias partes. En gran medida se trata de diseñadores argentinos y artesanos de larga trayectoria, como Aux Charpentiers, que hace bombachas de campo tradicionales. Las estamos confeccionando en lino y luego las hago bordar por una chica en Buenos Aires. También hay una línea especial de joyas en conjunto con Aracano y botas de polo con productores muy antiguos, además de camisas y otros ítems más contemporáneos con el diseñador Juan Hernández Daels. Vamos de gaucho a moderno y de moderno a gaucho.
Todo se venderá en el sitio (www.chufy.world), además de Bergdorf Goodman en Nueva York, en Colette, en París, y en Inglaterra en una tienda próxima a anunciarse. "En Argentina por ahora no. No sé si a un argentino le interesa comprar una bombacha de campo con un bordado que va entre 500 a 700 dólares", explica.
¿Qué es la moda para ti?
Una industria demasiado globalizada.
En abril lanzas tu primer libro. ¿Cómo surgió la idea?
Es una recopilación de viajes y experiencias como a mí me interesan. Siempre que alguien me decía que estaba buscando un lugar al que irse de viaje, o que viajaba a un sitio determinado, yo le decía: "tenés que quedarte en tal lado o en ese alojamiento privado", que permite una experiencia diferente a la del hotel tradicional, porque la pasas mucho mejor y lo vivís como un local. La idea es no apelar a lo masivo, sino a lugares más exclusivos, entonces hice una curaduría, se la presenté a la editorial de libros de lujo Assouline y les gustó. Fueron dos años de mucho trabajo. Estará en tiendas en abril y el primer book signing va a ser en junio junto con el lanzamiento de la colección de Chufy.World.
¿Fueron viajes de moda que hacías por trabajo?
Fui mezclando viajes de placer con viajes de trabajo, siempre atenta a los lugares que me recomendaba la gente de la industria. La gente de la moda no necesariamente es rica, pero a la hora de elegir sus vacaciones tiene muy buen gusto; un punto medio entre la sofisticación y la cultura, con algo un poco más real que el turismo tradicional. Tal vez porque han viajado tanto por trabajo a hoteles cinco estrellas, cuando tienen que elegir y pagar de su bolsillo, siempre tienen muy buenos datos alternativos. Hace rato que empecé a ver este patrón y cada vez que tenía que ir a un lugar le preguntaba a los lugareños y casi siempre tenían buenos tips. Otros los descubrí sola. A veces terminaba en un páramo en el medio de la nada y abría el libro de visitas y encontraba gente en común del mundo de la moda y me parecía que no era casual, sino que todos compartíamos el mismo deseo de disfrutar de la belleza y de otro tipo de lujo. Si vas a un Four Seasons es igual en todos lados. No sentís la conexión con la cultura local.
Todos los destinos del libro incluyen datos para compras. Por ejemplo, en Nápoles, una sastrería familiar para encargar camisas a medida. En Kioto, un elegido de cerámicas.
[caption id="attachment_66667" align="aligncenter" width="819"]
Fotografía: Alexandre de Betak[/caption]
Eres de ir a mercados de antigüedades y tienditas ocultas.
Soy lo más "búsqueda del tesoro" del mundo. Cuando viajo no paro. Soy de meterme en edificios y abrir puertas hasta que alguno me deja entrar y encuentro un dealer de alfombras increíbles o una tienda escondida en el quinto piso de un edificio residencial en Tokio.
¿Cómo convive tu faceta de trotamundos con la de it girl?
Lo de it girl lo ponen los medios, a mí no me limita ni me identifica para nada. Soy súper trabajadora, tranquila, no estoy siempre muy arreglada, soy práctica. Siempre viajo con carry on, hasta cuando voy a un fashion week. Soy muy buena haciendo malabares, tanto con mi valija como con un itinerario o un proyecto. Siempre me adapto bien a donde voy.
¿Qué priorizas en una maleta?
Depende de si quiero despachar para olvidarme del equipaje o de si tengo que correr cuando aterrizo, entonces tengo que ir con un carry on y optimizar el espacio. Si viajo a un safari en Kenia, donde no permiten llevar valija rígida o bultos grandes, voy liviana. Si voy a un fashion week, tengo en cuenta que los zapatos se van a arruinar y que tengo que tener un buen par de botas para la lluvia y un buen tapado. Todo depende del destino.
Pero siempre se te ve impecable en tu Instagram.
¡No siempre estoy bien vestida! Si me voy a un viaje donde producimos muchas fotos voy subiendo algunas, pero también me paso una semana en la oficina y no muestro nada de mi día a día. Igual siempre me gusta sentirme linda y estar decentemente vestida, pero no me pongo las pilas todos los días. Solo me maquillo cuando necesito hacerlo, jamás para estar en casa o ir a la oficina.
¿Cuáles son tus infaltables?
Siempre trato de tener un par de botas cancheras. En los suéteres son en lo que más gasto plata, ya que es donde más se nota la calidad y el buen corte. Con las carteras soy muy práctica porque cada vez que cambio pierdo cosas, así que trato de usar la misma durante toda la semana. Una buena campera de cuero, siempre. Suelo viajar más con vestidos que con polleras y camisas. Un vestidito ocupa menos lugar y lo puedo combinar fácilmente. Si estoy yendo de invierno a verano, me pongo una linda enagua y arriba un vestido de cachemira entonces salgo de Nueva York súper abrigada y cuando llego a Buenos Aires con calor me saco el vestido de arriba y ya estoy lista. Viajo mucho con vestido y suéter de cachemira, y en el avión me pongo debajo el pantalón de piyama.
¡¿Pantalón de piyama en el avión?!
Sí, ¡obvio! ·
El mundo (online) de Chufy
Web: www.sofiasanchezdebetak.com
Tienda: www.chufy.world
Instagram: @chufy
Twitter: @chufy
Snapchat: chufychufy
Viajes con Chufy: destinos confidenciales
Un recorrido por las sabanas de Kenia, un hotelito escondido en Nápoles donde los huéspedes deben dejar un libro antes de partir, un almuerzo improvisado en un puente que atraviesa un río de la Patagonia argentina: son algunos de los escenarios de Travels with Chufy, cuidada recopilación de destinos, llena de datos de dónde comprar, qué comer y dónde alojar. De tapa dura, con casi 200 páginas y más de 300 fotos e ilustraciones, el libro fue editado por Assouline, editorial francesa de libros-objeto de lujo, con títulos de arte, diseño y moda, como Óscar de la Renta, Dior por Christian Dior y Valentino: en la mesa del emperador. US$ 50, disponible a partir de abril en www.assouline.com y www.amazon.com
--
Foto principal: Angeles Holmberg