Laberinto de maíz

Desde marzo se puede recorrer esta instalación arquitectónica que reinterpreta los parques europeos del siglo XIX. Como Versalles, pero a otra escala y con laberintos de madera rodeados por choclos.




Paula 1120. Sábado 27 de abril 2013.

Desde marzo se puede recorrer esta instalación arquitectónica que reinterpreta los parques europeos del siglo XIX. Como Versalles, pero a otra escala y con laberintos de madera rodeados por choclos.

14 mil plantas de maíz, 50 camionadas de tierra, varias tablas de madera pintadas de amarillo y una intención arquitectónica desarrollada por el matrimonio de arquitectos Alejandro Beals (36) y Loreto Lyon (33), se conjugaron para dar vida al Jardín de los senderos que se bifurcan, una instalación transitoria que desde marzo se puede recorrer en el Parque Araucano. Ubicada en una pequeña colina, muy cerca del nuevo puente peatonal sobre la Avenida Manquehue, se trata de un laberinto que recrea la quietud de un bosque, pese a estar inserto en la ciudad. La idea de los arquitectos fue crear un espacio que permitiera abstraerse de Santiago, haciendo una interpretación de los jardines de Versalles. "Queríamos montar algo que invitara a una pausa y que, para entenderlo, necesariamente tuviera que ser recorrido; es decir, que fuera más experiencial que visual. Investigando llegamos a los parques ingleses y franceses del siglo XIX, que tenían laberintos de vegetación", dice Beals, cuyo proyecto resultó ganador –entre más de 50 postulantes– de Yap Constructo, un programa del MoMa de Nueva York y la plataforma cultural chilena Constructo, que destaca a arquitectos nacionales sub 35.

En una pequeña colina del Parque Araucano, el Jardín de los senderos que se bifurcan es una instalación que invita a perderse en un bosque de plantas de maíz. Es obra de Beals + Lyon Architects, Tiene 1.500 metros cuadrados y su estructura es modular, así es que, luego de ser desmontada, el plan es reubicarla en otro lugar de la ciudad.

Plantadas en marzo, las matas de choclos de la instalación hoy tienen casi dos metros de alto y crean la gruesa trama vegetal que bordea las pasarelas de madera que dan forma al laberinto y abren paso a distintas zonas de descanso: hay una dedicada al olfato, con plantaciones de hierbas aromáticas; otra dedicada al tacto con una poza de agua, y otra donde algunas tardes pone música un Dj y se instalan jaulas con aves. "Nos interesa hacer una arquitectura que aborde la manera en que se viven los espacios. Quizás estamos en contra de la arquitectura clásica que busca un impacto visual constante, queremos darle más importancia al tema de las sensaciones", concluye Beals.

Alejandro Beals y Loreto Lyon quisieron recrear la experiencia de los parques ingleses y franceses del siglo XIX, que tenían laberintos con vegetación que conducían a calmos espacios en medio de la ciudad. Por su Jardín de los senderos que se bifurcan resultaron ganadores en Yap Constructo, un programa que se organiza en convenio con el MoMa de Nueva York para destacar a arquitectos nacionales jóvenes.

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