Una de las muchas preguntas que se hacen las nuevas mamás tiene que ver con la extensión recomendada para amamantar a sus guaguas. Se sabe que la lactancia exclusiva hasta los seis meses supone beneficios para los bebés, protegiéndolos de infecciones y enfermedades, e incluso influiría positivamente en su coeficiente intelectual. Pero ¿qué pasa si se prolonga más allá de un semestre?
La matrona y consultora internacional de Lactancia Materna, Lorena Saure, detalla que organizaciones como la OMS, UNICEF, Asociación Española de Pediatría y muchas de las principales asociaciones de la salud, recomiendan que la lactancia materna sea el único aporte de alimento hasta los seis meses de edad para posteriormente complementarla con otros alimentos. Sin ir en desmedro o dejar de considerar, por supuesto, mujeres que pese a haber intentado amamantar a sus hijos no lo consiguen, o simplemente no quieren hacerlo y optan desde un comienzo por alimentación alternativa.
“Hay estudios que demuestran que la capacidad cognitiva del niño y sus logros académicos entre los ocho y dieciocho años son mayores si fueron alimentados por más tiempo al pecho”, dice la matrona, y añade: “La lactancia materna y su duración se han asociado significativamente a mayores puntuaciones de CI, y mejores resultados académicos”.
Según la especialista, cuando se alimenta a pecho por más tiempo, no solo hay un aporte de ácidos grasos esenciales, si no que también se producen sinapsis cerebrales extras, debido al contacto piel con piel que se produce entre la diada: Efecto multisensorial por el olor o los sonidos, entre otras cosas. “Para extraer leche el niño debe hacer un esfuerzo, lo que hará que el cerebro vaya desarrollando una mayor tolerancia a la frustración, y prepararía al niño para enfrentarse a un mundo en el cual predomina la inmediatez”, explica.
“La leche materna, al ser un fluido vivo, tiene la increíble capacidad de adaptarse a los requerimientos del niño desde que nace, incluso en prematuros”, describe Lorena, explicando que este alimento ajusta sus distintos componentes a las necesidades nutricionales, dependiendo de la etapa de desarrollo, así como también a la condición de salud del niño, siendo capaz incluso de “captar” microorganismos desde su boca en el contacto con el pecho materno. De esta forma, incluye inmunoglobulinas específicas para prevenir y/o tratar enfermedades.
En tanto, se recomienda incluir la alimentación complementaria pasados los seis meses de la guagua, idealmente cuando empieza a mostrar interés en comidas más allá de la leche.
Hay muchos mitos relacionados con la lactancia prolongada, pero Lorena explica que no se han constatado riesgos físicos ni psicológicos en niños que toman pecho por encima de los dos o tres años, incluso. Sí existe un rechazo social y profesional debido a prejuicios o desconocimiento de la evidencia científica actual.
“Es importante que cada familia y cada madre tome decisiones informadas. Si desea continuar con la lactancia, el deber de los profesionales es apoyarla en su decisión y darle herramientas para superar las dificultades que puedan surgir”, concluye.