Las brujas de Salem en plaza Ñuñoa
El clásico de Arthur Miller llega al teatro UC y se mantendrá en cartelera hasta fines de mayo. Para acompañar este fuerte plato teatral, la oferta del sector abunda en novedades gastronómicas.
El clásico de Arthur Miller llega al teatro UC y se mantendrá en cartelera hasta fines de mayo. Para acompañar este fuerte plato teatral, la oferta del sector abunda en novedades gastronómicas.
La historia es real. En 1692, el el puritano pueblo de Salem, Estados Unidos, la adolescente Abigail Williams y sus amigas, junto a la esclava negra Tituba, bailaban desnudas en el bosque.LA AS,
Sorprendidas en un acto tan indecoroso para entonces, dijeron estar poseídas por una extraña brujería, lo que desató la histeria colectiva: ocurrieron extrañas muertes y más personas dijeron estar poseídas en el pueblo. Tras un juicio de un año, 25 personas fueron acusadas de brujería y ejecutadas, la mayoría mujeres. Fue Arthur Miller, periodista y escritor norteamericano, quien rescató la historia en 1953 y la convirtió en una pieza teatral que a estas alturas es un clásico: ha sido montada en todo el mundo y también ha seducido a la pantalla grande. En 1996, con las actuaciones de
Wynona Ryder y Danie Day-Lewis fue llevada al cine con el título de The Crucible, en una de las adaptaciones más recordadas.
Ahora podemos verla en su versión local en el teatro UC, bajo la dirección de Felipe Castro, con Daniela Llorente como Abigail y Francisco Melo y Paola Volpato en otros roles protagónicos.
¿Por qué no hay que perdérsela?
La actriz Paola Volpato argumenta: "La obra es brutal y muy atractiva. En ella, las miserias humanas, las jerarquías eclesiales, la fe ciega y la hipocresía son un crisol que lleva a la muerte de un pueblo completo. El texto, además, es bellísimo: hay poesía y diálogos fuertes. Los personajes son contundentes, profundos, con muchos matices, lo que es muy atractivo para los actores y también para el público".
Helados en la plaza
Alrededor del teatro hay helados para regodearse, antes o después de la función: la Gelateria Filipo (Irarrázaval 3502) lanzó nuevos sabores como chessecake de maracuyá y limón menta,
y, al frente, la panadería Tuttis (Irarrázaval 3507) vende los clásicos helados de máquina de frutilla y vainilla, cada vez más escasos en Santiago. A una cuadra de la plaza, el recién inaugurado
Lucaffe (Irarrázaval 3620, loc 3) tiene helados artesanales de harina tostada y arroz con leche, entre otros.
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