Tras la revuelta que se dio en 1969 afuera del bar Stonewall Inn en Nueva York, en el que un grupo de lesbianas, bisexuales y trans se defendió contra el abuso y la discriminación sistemática de la policía, que cada junio se celebra en el mundo el mes del Orgullo LGTBIQA+. Ya van más de 50 años desde ese gran hito que reunió a las diversidades y disidencias sexuales en su lucha, y con el paso del tiempo se ha ido expandiendo e incorporando tantas realidades diversas que ya no caben todas en su sigla. La recién incorporada sigla A y el símbolo + hace referencia a las diversidades sexuales dentro del colectivo como la asexualidad, demisexualidad o pansexualidad, entre otras. Aquí un pequeño resumen para quienes se sienten perdidos.

Ela, quien prefiere salir con seudónimo, se dio cuenta de su pansexualidad cuando tenía 18 años, que, explica, es cuando el deseo o atracción sexual no se limita a una identidad de género u orientación sexual en particular, sino por quién es la persona. “Me interesa su alma por sobre lo demás, aunque suene un poco cursi”. Antes, dice, no había considerado su orientación sexual, pero a los 18 se preguntó si el tener atracción por otra persona tenía que ver con sus genitales o no; y se dio cuenta de que realmente para ella se trataba de la persona en sí. “Empecé a sentirme atraída por personas de mi mismo sexo y por otras identidades de género. No quería etiquetarlo para nada, en ese tiempo poco se hablaba de las orientaciones sexuales y la verdad es incómodo etiquetar algo. Pero en cierto momento se volvió difícil de explicar o solo me decían `ahh, eres lesbiana` desechando todo lo que yo sentía”.

Belén, quien tampoco quiere dar su nombre completo, se define como asexual, es decir, parte de las personas que no experimentan atracción sexual por otra. Dice que siempre se supo asexual, pero que recién pudo nombrarlo hace un par de años, cuando la información le llegó de forma correcta, a través de la experiencia de otras personas. “Les asexuales sufrimos toda la vida por el estigma social de que nos debe gustar alguien, de que debemos tener pareja, de que el sexo es fundamental en una relación, que lo más importante es la pareja romántica, que no tener interés en el sexo no es normal, y ahí también aparecen las terapias de conversión, ridículamente normalizadas en esta sociedad hipersexualizada a la que estamos tan expuestos. Yo siempre me estoy preguntando quizá cuánta gente se ha visto forzada a mantener relaciones sexuales (en pareja o no) porque es la norma, quizá cuánta gente vive con el miedo de no decir realmente lo que siente porque sus parejas les pueden dejar, rechazar, y violentar de tantas formas. La violencia que sufrimos les asexuales es muy silenciosa”

Para empezar a comprender estas definiciones muchas veces poco conocidas y entendidas, Rodrigo Figueroa, psicólogo creador de la cuenta @ps.afirmativo, donde difunde información de estos temas, explica que ante todo es importante saber qué entendemos como orientación sexual. “En breves palabras es la capacidad o no de una persona para sentir atracción hacia otra persona, dentro de esta se considera la atracción sexual, física, emocional, romántica e intelectual y no es necesario que estén todas presentes a la vez. Se da por asumido que todos y todas somos personas alosexuales, es decir, personas que experimentan atracción sexual, pero esa es solo una forma”. Para Rodrigo entonces, lo que ocurre con orientaciones como la asexualidad o la pansexualidad, es que suelen ser más invisibilizados al no existir una educación sexual integral en nuestro país. “Solemos ver la sexualidad desde el binarismo (ser heterosexual u homosexual/cisgénero o trans*), obviando lo enriquecedor de los grises en las orientaciones sexuales e identidades de género. De este mismo modo las atracciones no homosexuales o heterosexuales, comprendidas en A+, suelen ser más cuestionadas, no caben en la idea de blanco o negro y se trata de asemejar al “quiere ser o parecerse a...” de los dos polos anteriormente señalados”.

Juan Cristóbal Concha, psicólogo especialista en Diversidad Sexual y de Género, a su vez, agrega que no hay que olvidar que las personas intersexuales y bisexuales, a pesar de que llevan más tiempo en la sigla, también son muchas veces invisibilizadas y poco entendidas, incluso dentro de la misma comunidad. “Hay discriminación o poca visibilización en la misma comunidad porque las personas LGTBI también crecimos en el mismo sistema que todo el mundo; fóbico y binario. Por ende, si las identidades que están en el A+ siguen siendo discriminadas en la sociedad, eso no quita que nosotros no los discriminemos”. Como consecuencia de esto, Juan Cristóbal cree que al tener menos visibilización hay menos identificación también. “Muchos no tienen cómo ponerle nombre a su realidad porque estas etiquetas son desconocidas. Eso hace que reciban sobre todo la invalidación de su identidad”.

¿Por qué son importante las definiciones? Para Belén simplemente porque causan alivio. “Cuando supe que habían más personas como yo, muchísimas más, que esto era una comunidad enorme de gente que sentía lo mismo y había pasado por lo mismo durante su vida, sentí un tremendo alivio. Fue como sentir un permiso social para simplemente ser yo, fue darme cuenta de que, aunque no de forma intensa, me estaba forzando a sentir algo que no tenía porqué sentir. Me di permiso para dejar de cuestionarme porqué no me sentía atraída hacia nadie ni tenía interés en lo sexual y para descubrir este abanico de posibilidades en torno a las relaciones y los tipos de atracción. Encontrar el término fue como darle espacio a este pedazo de mí para que pudiese existir con tranquilidad”. En cuanto a las revindicaciones pendientes, Juan Cristóbal habla de la “perspectiva afirmativa”, que resume como “Afirmar la identidad de otro aunque no la entiendas; muchas personas creen que por no entenderlo no existe, y eso no es así”. Ela agrega que lo básico visibilizar a los A+ , es simplemente dejar de discriminarlos; “mi consejo es que vivan y dejen vivir”.

Algunas identidades y orientaciones que probablemente no conocías:

Asexual: Personas que sienten poca o nula atracción sexual hacia otras.

Arománticos: Personas que sienten poca o nula atracción romántica hacia otras.

Pansexuales: Quienes sienten atracción hacia las personas independiente de su sexo u identidad de género. Esto incluye a hombres, mujeres, personas agénero, transgénero, transexuales, intersexuales y cualquier género o identidad.

Demisexuales: Personas cuya atracción sexual hacia otras ocurre a raíz de un vínculo emocional, no se da a través del físico sino de la mente y del alma.

Intersexuales: Personas que nacen con genitales de hombre y de mujer a la vez, o que tienen una combinación de cromosomas que impide asignarle un sexo concreto. Según la ONU un 1,7% de los recién nacidos son intersexuales.

No binarias: Se aplica a las personas que asumen una identidad de género que se halla fuera del binarismo de género hombre o mujer. Las personas de género no binario pueden identificarse con un tercer género ajeno al binarismo.

Género fluido: Son aquellas que transicionan entre dos o más géneros de forma permanente o esporádica. Pueden identificarse además como hombre y mujer a la vez o como una combinación de géneros.

De todas maneras estas definiciones están en constante movimiento, ya que corresponden a vivencias personales. No hay que tomarlas como algo taxativo pero sí es importante estar al día de sus vivencias y realidades.