Las lectoras preguntan: ¿Cómo amar más honestamente y no desde la ‘máscara’ o a la defensiva?
Las experiencias dolorosas del pasado en muchas ocasiones obstaculizan las vivencias y oportunidades del presente. El amor no es la excepción, y es precisamente cuando volvemos abrir el corazón que resurgen viejos temores. Estos ‘fantasmas’ de relaciones anteriores pueden dificultar la forma en que volvemos a vincularnos ¿Estamos amando desde quienes realmente somos o lo hacemos disfrazados de excusas y ‘máscaras’ porque sentimos demasiado miedo?
La pregunta:
“Estoy conociendo a alguien y me estoy enamorando, pero me doy cuenta que muchas veces me reprimo de decir o hacer cosas que siento porque tengo miedo a sufrir como me ocurrió en el pasado. Cuando me pasa eso siento culpa y frustración. ¿Cómo identificar cuándo es el miedo el que habla y cuándo es mi voz interna? ¿Cómo puedo ayudarme a identificar mi sentir verdadero y amar más honestamente y no desde la máscara o la actitud defensiva?”
Valentina, 38 años.
Es absolutamente normal y esperable sentir miedo cuando surgen sentimientos importantes hacia otra persona, sobre todo cuando las experiencias anteriores no han salido como se esperaba o de frentón han sido dolorosas. Pero es importante objetivar el miedo para dejar de verlo como un enemigo gigante y en cambio, naturalizarlo. Todas las personas lo sentimos en algún momento.
“La manera de transitar el miedo implica la necesidad de mirar esta emoción y comprender que es necesaria para nuestra supervivencia, pues nos protege frente a lo que nos resulta amenazante. Es natural sentir ansiedad cuando enfrentamos el miedo, que, por ejemplo, puede ser decirle a otro lo que siento. El temor aquí es que me rechace, no me tome en serio o que no sienta lo mismo que yo. Para integrar este sentir, lo primero que podemos hacer es normalizar su existencia y entender que el primer objetivo que tiene es protegernos. Pero si esta sensación de angustia y susto es recurrente y aparece cada vez que queremos expresar lo que sentimos, es una señal para profundizar en su origen y buscar ayuda terapéutica para lograr enfrentarlo y trascenderlo”, explica y aconseja la psicoterapeuta y Maestra de Registros Akáshicos ARCI, Claudia Pinto Rebello (@psicologia_registrosakashicos).
Diálogo interno vs. voz interior
Identificar los miedos requiere aprender a escuchar nuestra propia voz. “El diálogo interno ocurre cuando eres capaz de centrar la atención en ti y dejas de mirar al exterior. De esta manera reconoces en qué estás, logras percibir tu cuerpo y tus emociones”, dice la psicóloga.
Eso sí, es importante tener en cuenta que el diálogo interno no siempre es real, pues muchas veces surge de las creencias, condicionamientos y/o patrones que llevamos a cuestas y que pueden llevarnos al autoengaño. Diferenciar el diálogo interno de la voz interior es clave para mejorar la comunicación con nosotras mismas.
“El dialogo interno surge desde la mente y por ello está relacionado también con nuestro lado B y sus creencias y limitaciones. La voz interior es esa conexión entre el corazón y el espíritu. La puedes identificar porque se siente como una certeza interna, un estado de quietud que no deja espacio para las dudas. Cuando tienes la sensación de certeza y calma, puedes mirar el panorama con mayor ‘objetividad’ y, entonces, resulta más fácil identificar qué te asusta y mantener un diálogo interno más sincero. Observa y pregúntate, ¿qué está tratando de proteger ese temor?”, recomienda Claudia.
Que el pasado no domine el presente
‘El pasado pisado, el presente de frente y el futuro sin apuro’ dice el dicho popular. Traer del pasado lo que aprendimos y caminar el día a día con mayor liviandad es desafiante, pero necesario. La psicóloga Claudia Pinto Rebello comparte algunos consejos para hacer que esta tarea sea más amena:
1. Mantener la consciencia en el momento presente y mirar con claridad lo que está sucediendo hoy para lograr diferenciarlo de lo que ocurrió en el pasado, que no solo ‘ya pasó’, sino que además sucedió cuando yo era otra versión de quien soy hoy.
2. Es importante valorar los cambios y todo lo que se ha logrado desde el momento pasado hasta la fecha, apreciando los avances.
3. Vivir el día a día, agradeciendo y apreciando lo que sucedió, pues eso te ha permitido llegar a lo que estás experimentando hoy.
4. Definir hacia dónde quiero llegar y cómo quiero estar y/o sentirme cuando lo logre.
Todo inicio requiere de un atrevimiento, un salto de fe que abre paso a lo nuevo. “Es importante atreverse a confrontar lo que nos da miedo, siempre puedes buscar apoyo y guía si te sientes menos fuerte o que la valentía te ha abandonado. Busca conocerte lo más posible, pues mientras más lo hagas, más fácil y fluido será enfrentar nuevas experiencias y relaciones de amor”, cierra la experta.
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