LA PREGUNTA:
“Por muchas razones ya no me hace sentido tener una socia en mi negocio, pero mi socia es también mi amiga. ¿Cómo puedo plantear lo que me pasa y separar las aguas profesionales de la amistad? Quiero terminar con la sociedad, pero no quiero que la relación de amistad resulte afectada.”
Alejandra, 50 años.
LA RESPUESTA:
“La creatividad y el ingenio se desarrollan cuando estamos emocionalmente tranquilas, es ahí cuando podemos fluir y dar lo mejor de nosotras, por lo que es necesario buscar ese espacio de tranquilidad y armonía”, explica la psicóloga experta en desarrollo organizacional y gestión de personas, Ana María Abarca (fortalececonsultora.cl).
Si estás trabajando con una amiga o amigo, la psicóloga considera muy importante dejar las cosas claras desde el comienzo. “El rayado de cancha inicial es fundamental, revisar los avances y funcionamiento del negocio y la sociedad de forma constante para poder acordar cambios de forma dinámica pero oportuna, y generar espacios de confianza en que puedan realizar críticas de forma constructiva. También es bueno plantear la opción de disolver la sociedad en cualquier momento por diversos intereses, sin poner en riesgo la amistad. En caso de no tener la suficiente confianza o capacidad de conversar de forma honesta, no sería recomendable poner una sociedad con esa amiga. Así como tampoco hacerlo sólo porque es una amiga, sin evaluar si tiene las competencias que hacen falta”, recomienda la profesional.
Conversaciones incómodas
En todo tipo de relaciones interpersonales necesitaremos poner en práctica la comunicación asertiva, “aquella que es eficiente en entregar y validar lo que quiero decir, pero también considerando las opiniones y sentir del otro”, explica Ana María. Es la comunicación la principal herramienta para evitar malos entendidos y lograr resolver conflictos, pero para que un mensaje llegue a buen puerto hay que saber entregarlo. “La comunicación inmediata, resumida e inexpresiva que nos ofrecen las redes sociales y la sociedad de la inmediatez no ayuda, pero si nos entrenamos en esta comunicación asertiva, que considera expresar los pensamientos, ideas y emociones de manera honesta, directa y correcta, e incorporamos la escucha activa, aquella con disposición, empatía y cariño, se pueden establecer las conversaciones incómodas. Para eso, es necesario preparar un espacio y tiempo propicio, cómodo, sin interrupciones, donde se pueda conversar de forma fluida y abierta, ojalá preparar los puntos que se quieren conversar y la forma de hacerlo. Para esto, la empatía, el ponernos en el lugar del otro es crucial”, complementa.
El fin de una alianza
Establecer límites y expresar tanto las expectativas como aquello que no nos gusta, nos puede evitar muchos problemas en las relaciones con los demás e incluso con nosotras mismas. Pero no siempre es sencillo trazar esa línea y en muchas ocasiones solo comprendemos su importancia cuando nos golpea en la cara su ausencia.
“Cuando hacemos una sociedad por primera vez, podemos tener supuestos e ideas de cómo va a funcionar, así como expectativas de nuestro comportamiento y el de nuestra socia, amiga, colaboradores, clientes, proveedores, etc. Sin embargo, esas expectativas se van cumpliendo o no con el pasar del tiempo, acumulando experiencia valiosa que es necesario aceptar y poner al servicio del negocio. Por eso es necesario ser flexibles y estar abiertas a aprender y recibir los aportes de quienes nos rodean, teniendo muchas veces que derribar creencias limitantes que ni siquiera sabíamos que existían (…) No hay recetas ni certezas de qué es lo que va a funcionar o no, pero hay elementos comunes que siempre deben estar presentes para ayudar a florecer las relaciones: el respeto, la empatía, la humildad y la solidaridad”, aconseja la psicóloga.
No siempre es fácil cerrar un ciclo, es natural sentir dudas, temor y nerviosismo por lo que se avecina. Por eso, lo primero que se debe hacer es validar nuestras decisiones. “Estamos en una cultura en que las mujeres solemos sentir culpa, sentimiento que muchas veces retrasa o inhibe decisiones importantes y necesarias. Por lo tanto, si consideramos que nuestra relación laboral con nuestra amiga no es lo que pensábamos, ha cambiado o simplemente tengo intereses de continuar un camino distinto, es válido. Desde ahí, siendo respetuosa y clara en los planteamientos y motivos, es posible proceder al término de la relación laboral. Para esto, es necesario incorporar los elementos de la comunicación asertiva mencionados anteriormente, sin embargo, es probable que aun así sea incómodo y complejo. Además de generar tristeza –lo que está bien, ya que si se lleva un tiempo en esa sociedad o trabajo conjunto tiene que haber un duelo–, el cierre de una etapa significativa, requiere de tiempo para ser procesado y asimilado”, reflexiona Ana María Abarca.