Llevamos hablando un buen tiempo de "los nuevos 40" (los 30 de antes), de "los nuevos 50" (los 40 de antes), pero nunca nos imaginamos que estaríamos frente al titular que sacó hace un par de semanas el NYT: "Las mujeres de 70 son el new cool". ¿A qué viene tanto entusiasmo con un segmento etario que en las mujeres ha sido considerado como lo más próximo a la tumba que puede llegar un ser humano sin estar en absoluto enfermo? A los setenta, una mujer "está acabada". No solo ha quedado fuera del mercado romántico, también del laboral. Solo le cabe disfrutar tranquila (si es que puede y las condiciones económicas se lo permiten) los últimos años de su vida, sin grandes expectativas, sin sueños de ninguna especie, sin contratiempos más que aquellos que surjan de su salud. Esto es lo que nos han hecho creer y hemos aceptado como la triste y poca inspiradora realidad de una mujer septuagenaria. Cabe destacar que, en tanto, los hombres han seguido liderando organizaciones y empresas bien pasados los setenta, conservando su poder y su prominencia. Sin embargo, a pesar de estas premisas lapidarias, grabadas a fuego en nuestra conciencia patriarcal, las cosas están cambiando.

"El nuevo cool", en el NYT está representado por cuatro mujeres que en los últimos meses han hecho noticia. Una de ellas es Susan Zirinsky (66), nombrada directora general de CBS News, quien reemplazó a Les Moonves, suspendido de su cargo después de que se confirmaran múltiples acusaciones de abuso sexual en su contra. Zirinsky es la primera mujer y la persona de más edad en asumir este cargo. La siguiente mujer es Nancy Pelosi, de 78 años, que fue elegida Speaker of the House of Representatives. Pelosi, en este cargo, es la mujer más poderosa (elegida democráticamente) de la historia de los EE.UU. La otra mujer mencionada por el NYT es Maxine Waters, que a la edad de 80 años es la primera mujer afroamericana en ser nombrada directora del Financial Services Commitee de EE.UU. Y por último, el NYT menciona a la actriz Glenn Close, quien batió a cuatro actrices más jóvenes cuando obtuvo a los 71 años el Golden Globe por mejor actriz.

En Chile, en enero recién pasado, la catedrática Adriana Valdez, a sus 75 años, fue elegida presidenta de la Academia Real de la Lengua. La primera mujer después de 134 años. Hay muchos más ejemplos que constatan esta nueva realidad. Las mujeres mayores, invisibles por siglos, están comenzando a ocupar los lugares que les corresponden. Mujeres con experiencia y templanza que poseen un caudal de energía y sabiduría para entregarle al mundo. Los últimos censos han demostrado que hoy hay más mujeres de más de 50 años en el mundo laboral que hace 10 años. Y esto está provocando un lento pero visible cambio en la percepción que el mundo tiene de ellas. Algunos sociólogos hablan incluso de "una revolución demográfica".

Aunque la relación a primera vista pueda parecer lejana, esta nueva percepción está ligada con el movimiento #metoo. Este no solo ha visibilizado la violencia y los abusos sexuales de los cuales han sido víctimas las mujeres, sino que ha otorgado legitimidad a otras formas de abusos, menos visibles, como el de la edad. Pero tan importante como la apreciación del mundo, es la percepción que las propias mujeres tenemos de nosotras mismas. Cuando a la señora Zirinsky le preguntaron en una entrevista qué efecto estaba teniendo la edad en su trabajo (ojo, esta es una pregunta que jamás le harían a un hombre) ella respondió: "No te preocupes de eso, la edad es tan solo un estado de tu mente. Tengo tanta energía que mi equipo hizo una intervención cuando intenté tomarme una Red Bull".