–¿Quién sabe si el día de mañana somos nosotras las que estemos construyendo un edificio?
No fue una charla motivacional. La que hablaba en medio de una jornada de capacitaciones era una más de las que estaba aprendiendo. Era Claudia Montenegro, hoy una de las mujeres que construye parte del Hospital Marga Marga.
Este recinto ha sido una aspiración de los vecinos por más de una década. Sumará 282 camas a la red de atención de la región de Valparaíso. El impacto será importante: beneficiará a cerca de 500 mil personas de Villa Alemana, Quilpué, Limache y Olmué.
Pero, además, integra por primera vez mujeres en su construcción.
Una oportunidad para la comunidad
Claudia Montenegro tiene 40 años, es de Quilpué, está casada y tiene tres hijos. Antes de este trabajo, dice, era una mamá sobreprotectora que no salía de su zona de confort.
–Postulé porque era tiempo para mí. Son desafíos nuevos, es inclusión de la mujer y demostrar que nosotras sí podemos, que no somos el sexo débil –explica Claudia.
Por Facebook supo de las capacitaciones para los trabajos de construcción del Hospital Marga Marga. Cuando la llamaron de Acciona se sorprendió. Ella participó en el primer taller de formación. La mayoría de quienes asistieron fueron mujeres.
Las ideas eran dos. La primera, capacitar a vecinos de la zona –en carpintería, enfierradura y albañilería– para poder acceder a empleos en el rubro de la construcción. Todo se coordinó en conjunto con la gobernación de Marga Marga.
–Soy la primera mujer gobernadora de esta provincia y como sello había que abrir caminos. A mí me llena de emoción ver que una construcción de esta magnitud finalmente se conjugue y comunique con la comunidad con la que convivirá. No solo como usuarios, sino también con quienes han hecho posible levantar esta obra, principalmente las mujeres. Cada vez que un vecino o vecina que haya sido partícipe de esta obra pase por ahí o vaya como usuario al hospital, va a saber que fue parte de todo esto y eso es sumamente significativo. Va a existir una identificación especial con el hospital –comenta la gobernadora de la provincia de Marga Marga, Carolina Corti.
Así nació una segunda idea: hacer uno de los edificios del hospital, la sala cuna, solo con un equipo femenino. Marcar un antes y un después en la historia de la construcción.
–Esta iniciativa es inédita y queremos que sea un ejemplo para otras industrias y que desde ahí se puedan abrir espacios a las mujeres, tanto en construcción como en otras áreas. Queremos demostrar que las mujeres somos capaces de trabajar en cualquier ámbito laboral –dice Verónica Scotti, gerente de Recursos Humanos de Acciona.
Katherine Galástica tiene 26 años, es arquitecta y oriunda de Panamá. Llegó hace apenas un año y medio a Chile. Es una de las jefas de terreno y está a cargo del primer equipo completamente femenino de la obra.
–El sector de la construcción es sumamente masculino. De hecho, llama la atención que haya una mujer, como yo, jefa de terreno. Es un reto muy grande porque jornales y ese tipo de trabajos nunca son mujeres –cuenta Galástica.
Luego de la primera convocatoria de capacitación se certificaron 32 mujeres. 26 de ellas hoy trabajan con Katherine y comenzarán la construcción de la sala cuna en febrero próximo.
Mujeres en terreno
“Quédese en una esquina para que no le pase nada”.
Eso recuerda Claudia que fue lo primero que escuchó de los hombres que ya estaban en la zona de construcción del hospital. Muchos se rieron.
–Y yo he tirado fierros a la par de ellos. Duelen las manos, duele la espalda, pero eso se pasa. Ahora me dicen “la admiro”. Es darse cuenta, nosotras, las mujeres, que sí, que podemos –dice Montenegro.
A pesar de que la construcción del área de la sala cuna parte en febrero, la idea de ir a terreno es para poner en práctica los conocimientos adquiridos por estas mujeres en las capacitaciones. Los primeros días, dice Katherine Galástica, fueron difíciles. Las mujeres estaban agotadas físicamente porque la idea es que vayan a la par con el trabajo que realizan los hombres. Otro de los desafíos fue integrar hombres y mujeres en un mismo equipo.
–Al principio estaban ellos por un lado y ellas por el otro. Pero hoy ellos están pendientes de ayudarlas, de explicarles, de integrarlas. Las chicas hoy están practicando, por ejemplo, enfierradura. Otras están viendo topografía. El desafío es que también le tomen el ritmo y la práctica al trabajo –explica la jefa de terreno.
Hoy, además, hay 60 mujeres realizando un segundo curso de capacitación. Además, se están haciendo charlas en la obra sobre la inclusión de las mujeres.
–Tener mujeres en una construcción es un beneficio para todos. Una mujer hace algo y no lo deja de hacer hasta que sienta que está bien y tenga tu aprobación. Son más perfeccionistas, metódicas, responsables. Y, lo más importante, es que son más abiertas a los cambios. Aceptan otra opinión sin problemas, se adaptan más rápido –comenta Galástica.
Impacto a largo plazo
El hospital Marga Marga estará ubicado en Villa Alemana. Hasta hoy, gran parte de la comunidad debía trasladarse a Viña del Mar para, por ejemplo, realizarse una diálisis. Con la construcción del hospital eso cambiará. Además, las mujeres podrán tener a sus hijos en su misma localidad. Hace 20 años que no nace un niño en Villa Alemana.
La construcción de la sala cuna son, aproximadamente, 12 meses. Ahí vendría una segunda etapa, en la que estas mujeres construirían el edificio de urgencias. El trabajo para ellas podría durar incluso hasta el año 2024.
Dentro del grupo de mujeres que trabajan en la obra, hay algunas que vienen de entornos muy vulnerables. Hay mujeres separadas, madres solteras, algunas que han sufrido violencia intrafamiliar. En este trabajo vieron una vía de escape y una forma de surgir. Al incluirlas en la construcción, se generó algo inesperado en las mujeres: seguridad y valoración de ellas mismas.
–Podemos cambiar la vida de muchas mujeres. Y la participación de ellas en los ambientes laborales no hace más que beneficiar los resultados de las compañías. Nosotros estamos haciendo cosas para que eso pase. Podemos ser agentes de cambio –explica la gerente de recursos humanos de Acciona.
Claudia Montenegro lo ve así:
–Antes me costó. Pero hoy pienso, ¿y por qué no? Mañana voy a poder contarle a mis nietos que yo construí el hospital donde, quizás, van a nacer. Las mujeres vinimos para quedarnos a trabajar en construcción –dice.