Paula 1190. Sábado 2 de enero de 2016.
Más del 25% de las mariposas locales son endémicas, es decir, no viven en ninguna otra parte del mundo. Esto ocurre porque desde el punto de vista ecológico Chile se ha desarrollado como una isla por efecto del mar, la cordillera y el desierto. En la foto, la especie Vanessa carye, también conocida como Mariposa de la Tarde o Mariposa Colorada.
Son las 10 y media de la mañana en el Parque Mahuida, en La Reina. Se escuchan cantos de tordos, correteos de tórtolas y por el aire se ven revolotear a decenas de mariposas.
La arquitecta María de los Ángeles Medina y el entomólogo Alfredo Ugarte están agachados junto a un quebracho en flor, buscando ejemplares de Phoebis sennae amphitrite, una llamativa mariposa de color amarillo limón que pone sus huevos en este arbusto chileno.
"En el verano esta hora es muy buena, porque recién empiezan a volar las mariposas, pero todavía no están tan ágiles. Se paran un rato y uno puede sacarles fotos. Quedan como 45 minutos. Después ya tienen las alas calentitas y pillarlas es uf... olvídate", dice María de los Ángeles.
De pronto una mariposa de un color amarillo flúor pasa volando veloz. Es Phoebis sennae macho. Alfredo Ugarte corre y agita en el aire una red igual que las de los dibujos animados, pero la Phoebis logra esquivarlo. Esta mariposa, que sólo vive en Chile, recorre 100 kilómetros o más en un día.
"Las mariposas en Chile son grandes voladoras", dice María de los Ángeles y agrega: "A diferencia de sus vecinas tropicales, que si les pones plantitas para comer se quedan felices en mariposarios, a las mariposas chilenas no puedes encerrarlas".
Cada dos o tres años, la mariposa Battus polydamas archidamas comete suicidio colectivo. Cientos de ellas emprenden un viaje mar adentro. Vuelan y vuelan hasta que, un par de días después, sus cadáveres son devueltos por las olas al litoral. Algunos entomólogos creen que es una forma de autocontrol de su población.
Entre las hojas del quebracho encuentra larvas verdes de Phoebis y las guarda en un taperware, junto con varias ramas de la misma planta para alimentarlas. Nueve días después, tres de esas larvas se transformaron en pupa y nació una mariposa macho de un deslumbrante amarillo, que salió disparada hacia quién sabe dónde.
Hace cuatro años la arquitecta María de los Ángeles Medina logró ganar el primer proyecto de rescate y difusión de la mariposa chilena con fondos culturales. Su ambicioso proyecto, llamado Micra, está haciendo un catastro fotográfico, o más bien macrofotográfico, de las 176 especies de mariposas diurnas que se conocen en Chile. Por cada imagen hay un montaje de 30 fotografías detrás, con un nivel de nitidez que permite ver detalles que los científicos nunca habían detectado antes. "Por ejemplo, cuando hicimos fotos de Urbanus proteus, descubrimos que tiene unos cachos en la cabeza que nadie nos ha podido responder para qué son", dice María de Los Ángeles, convencida de que su equipo, formado por una arquitecta, un diseñador, un fotógrafo y un entomólogo, podía hacer aparecer al desconocido grupo de mariposas que viven en Chile.
En noviembre publicaron en su portal –Micra.cl– fotografías de más de 100 mariposas chilenas, acompañadas de toda la información que hasta entonces estaba dispersa en papers, artículos, facsímiles, libros o bitácoras de viaje. También publicaron en librerías la Pequeña Guía de Campo de las Mariposas de Chile.
Partieron fotografiando los ejemplares del Museo de Historia Natural. Pero pronto empezaron a buscar más opciones, porque algunos especímenes del museo eran literalmente del siglo XIX y casi se deshacían al manipularlas. María de los Ángeles rastreó por todo Chile y así dio con coleccionistas privados como Juan Enrique Barriga, en Los Niches, cerca de Curicó, que tiene la colección de insectos más grande de Chile, con 400.000 ejemplares. Y en Rancagua pudo fotografiar los magníficos ejemplares de Manuel Gálvez, entomólogo autodidacta con una gran colección de más de 4.000 mariposas chilenas, algunas de ellas criadas en su propio jardín (ver recuadro).
Ya han logrado fotografiar poco más de 150 especies chilenas. Muy cerca del total de 176 mariposas conocidas en el país. Aunque ese número va a aumentar, ya que hay otras 9 especies nuevas que están siendo descritas por el entomólogo israelí Dubi Benyamini, por el doctor Shapiro, en Estados Unidos, y por otros entomólogos chilenos. "Comparado con Argentina o Brasil, donde hay descritas más de 2.500 mariposas diurnas, las mariposas chilenas son un grupo pequeñísimo", dice María de los Ángeles. "Pero son muy interesantes, porque han desarrollado adaptaciones que las hacen únicas".
Argyrophorus argenteus argenteus o Mariposa Plateada.
LAS MARIPOSAS DEL PAÍS ISLA
De las especies de mariposas que se conocen en Chile, más del 25% son endémicas, es decir, no viven en ninguna otra parte del mundo. Esto ocurre porque, desde el punto de vista ecológico, Chile se ha desarrollado como una isla. "El mar, la cordillera y el desierto nos han aislado del continente y por eso ocurre lo que los científicos llaman 'especiación'; es decir, hay muchos animales, plantas e insectos que viven solo aquí", explica María de los Ángeles Medina.
Quizás por ese aislamiento, las mariposas chilenas tienen comportamientos que dejan desconcertados a los científicos. Como la mala suerte en el amor de las mariposas Búho, un género único en Chile, con unas bonitas manchas con forma de ojo en las alas, cuyos machos vuelan de día y las hembras solo de noche. Solo tienen un rato en la mañana para encontrarse y reproducirse antes de que la hembra se guarde y al macho le va a costar mucho encontrarla. "Nuestras mariposas tienen cualidades biológicas que son abiertamente poéticas. Uno no puede evitar vincularlo con la literatura de Chile", dice María de los Ángeles Medina.
Otra excentricidad es la de Battus polydamas archidamas, una mariposa grande y café oscuro, que cada dos o tres años comete un inquietante suicidio colectivo. Cientos de ellas emprenden un viaje mar adentro. Vuelan y vuelan hasta que, un par de días después, sus cadáveres son devueltos por las olas al litoral central. Algunos entomólogos creen que es una forma de autocontrol de su población.
"Casi nada de lo que pasa con las mariposas de Chile es común", dice María de los Ángeles. "Un ejemplar de Pierphulia isabella, una mariposita blanca y muy veloz, tiene el récord de haber sido la mariposa capturada a mayor altura en el mundo: 5500 m.s.n.m. en el volcán Ojos del Salado".
En Chile vive la única mariposa plateada del mundo, Argyrophorus argenteus. "Es como ver volando un pedacito de papel de aluminio", dice María de Los Ángeles.
También la única mariposa dorada del mundo vive solo en Chile, Argopteron puelmae.
Otro misterio sin resolver es la primitiva Eröessa chilensis, una mariposa de vuelo sinuoso y lento, que no ha evolucionado en millones de años. Es casi un fósil viviente. El entomólogo de Micra, Alfredo Ugarte, se pregunta: "¿Qué ha hecho esta mariposa para ser tan eficiente, que no necesita evolucionar? Son preguntas que están ahí, que podrían aportar una información extraordinaria a los conocimientos sobre la evolución y nadie las ha investigado todavía".
Battus polydamas archidamas o Batus.
ALERTAS DE LA NATURALEZA
Un porcentaje importante de las mariposas en Chile son endémicas y tienen relaciones de colaboración con plantas que también son endémicas. Por ejemplo, Battus polydamas archidamas –la misma que se suicida colectivamente en el mar– se alimenta de una planta endémica en Chile, la oreja de zorro, que es tóxica para cualquier animal, menos para esta mariposa. Por lo tanto, solo esa mariposa la poliniza. "Las mariposas están tan vinculadas a ciertas plantas que cuando el territorio empieza a perder diversidad de especies, de inmediato empieza a perder mariposas", dice María de los Ángeles. Por ejemplo, la emblemática mariposa del chagual, que fue descubierta por el Abate Molina en 1781, tiene una sola planta hospedera, el chagual, que al igual que esta mariposa, solía ser muy común por la costa de la Quinta Región. Alfredo Ugarte, hace 20 años, entre Maitencillo y Cachagua veía un montón, pero ahora los terrenos y desarrollos inmobiliarios nuevos están cubiertos con pasto y plantas exóticas. Adiós mariposa del chagual.
¿Porque tendría que importar lo que le pase a las mariposas? Resulta que son lo más parecido a una alerta de la naturaleza. María de los Ángeles dice: "Las mariposas son consideradas indicadores ecológicos. Son tremendamente sensibles, mucho más que cualquier otro insecto. Ante un pequeño cambio en el entorno, generan modificaciones de conductas o, incluso, pueden generar una modificación física", dice.
Eso lo pudieron comprobar los científicos japoneses, tras el terremoto de Japón en 2011, cuando se rompió un reactor nuclear en Fukushima. El primer cambio que se observó en el entorno, antes de tres meses, fueron mariposas del género Zizeeria con mutaciones genéticas.
"Que una mariposa deje de venir a un lugar, o que esté produciendo menos huevos, o que empiece a cambiar de color, son indicadores de que hay un nivel importante de estrés en los entornos naturales", sentencia la directora de Micra.
"¿Por qué tendría que importar lo que le pase a las mariposas? Resulta que son lo más parecido a una alerta de la naturaleza. Ante un pequeño cambio en el entorno, generan modificaciones de conductas o, incluso, pueden generar una modificación física", dice María de los Ángeles Medina, creadora del proyecto Micra.
Otra razón para cuidar a las mariposas es que son importantes polinizadoras, sobre todo de especies nativas. "Las mariposas son los únicos insectos cubiertos completamente de escamas y eso las hace extraordinariamente buenas polinizadoras", dice Alfredo Ugarte. Cuando se posan para libar el néctar de las flores, sus cuerpos escamosos quedan todos empolvados de polen y así van haciendo la polinización que se llama cruzada, de una flor a otra. Esto incluye a las polillas, que también son importantes, porque polinizan flores que solo abren de noche.
Ugarte agrega otro dato: "En el desierto florido las mariposas cumplen un rol esencial. Me atrevería a decir que las mariposas realizan más del 50% de la polinización de las plantas que crecen en el desierto y el resto lo realizan moscas, abejas nativas, avispas, hormigas y coleópteros".
El entomólogo Alfredo Ugarte busca atrapar un ejemplar de Phoebis sennae amphitrite, una mariposa color amarillo limón que pone sus huevos en un arbusto chileno, el quebracho.
EL AVANCE DEL DESIERTO
Hay algunas mariposas, sobre todo en el norte, que no se ven hace años. Primero, por falta de estudios. Y segundo, por el avance del desierto, que ha ido cambiando el entorno y las plantas hospederas ya no están. El avance del desierto ha provocado que en el altiplano casi no llueva en enero y febrero, cuando lo normal hace 30 años era tener un invierno altiplánico con lluvias torrenciales. Hoy día, un febrero con invierno altiplánico lluvioso es una rareza. Pero de repente ocurren lluvias. Hace 4 años llovió a cántaros en todo el altiplano. Caos, tormentas eléctricas, aluviones. Y mariposas. De la nada, aparecieron miles de mariposas que no se veían hace años.
¿Dónde se habían metido? "Estaban hibernando. Ahí los científicos descubrieron que las mariposas pueden pasar años escondidas, dormidas, hasta que se den las condiciones. ¡Igual que las flores del desierto florido! Ahí te das cuenta de que todo el desierto funciona igual. No solo las flores. Todo lo que viva en él. Entonces las mariposas también nos pueden sorprender. Mariposas que creemos desaparecidas, pero quizás es porque no ha brotado la planta hospedera por falta de las aguas necesarias... De repente pueden volver", dice ilusionado Alfredo Ugarte.
La arquitecta María de los Ángeles Medina ha visitado distintos lugares de Chile buscando ejemplares de mariposas. Junto a su equipo, han logrado fotografiar poco más de 150 especies, de las 176 conocidas en el país.
CIUDAD HOSTIL
Antes de dedicarse tiempo completo a Micra, María de los Ángeles Medina trabajaba como arquitecta especializada en ecología urbana, una veta que analiza a las ciudades como un ecosistema. "En la ciudad es muy importante el rol que cumplen las mariposas y también los insectos y pájaros al pasar de un jardín a otro, porque así van moviendo huevos, semillas, polen y reproduciendo vida. Pero en Santiago las masas vegetales han disminuido y faltan estos corredores ecológicos", dice.
Hay excepciones notables, como el cerro San Cristóbal, que en la práctica es el principal centro de reproducción de mariposas de la capital, o La Pintana, donde sobreviven varios huertos. Pero la mayoría de las comunas, sobre todo las del poniente y sur de Santiago, afirma Medina, están muy empobrecidas ambientalmente. "La pavimentación desmedida genera ciclos de sequedad y de desertificación mucho más rápidos, que hacen a la ciudad menos habitable para todos: desde humanos hasta insectos", sentencia. "A eso súmale que en los parques y jardines se plantan especies introducidas como el tulipero o liquidámbar, que no reproducen ningún tipo de mariposa nativa. Si a eso le agregas el uso indiscriminado de insecticida, no hay bicho que resista. Te quedas con unas plantas súper decorativas en un jardín inerte".
En resumen, la mejor forma de ayudar a reproducir mariposas e insectos nativos es plantar árboles y flores chilenas en el jardín, como el quebracho o la tara. "Van a gastar la mitad de agua, la mitad de mantención y se va a llenar de mariposas, picaflores, chinitas, abejas... ¡va a ser un jardín vivo!", dice.
Phoebis sennae amphitrite hembra, que tiene un amarillo ocre en las alas, mientras que el macho es amarillo limón.
Tatochila mercedes o Mariposa blanca de manchitas.
CATASTRO COLABORATIVO
En noviembre, Micra lanzó una revolucionaria aplicación –del mismo nombre– de descarga gratuita con la que cualquier persona que vea una mariposa pueda fotografiarla con su celular y subirla a un mapa colaborativo de las mariposas en todo Chile. Sería el primer "catastro ciudadano" de flora o fauna que se intenta hacer en Chile. El ejemplo más emblemático de este tipo de plataforma es eBird, creado por la universidad de Cornell, que ha logrado levantar más información biológica que nunca en la historia sobre migraciones de aves. "Con el cambio climático, se sabe que la disminución del agua, el avance del desierto, el aumento de temperaturas, están movilizando especies en Chile. Vegetales, animales, hongos, mariposas. ¿Cómo se están movilizando y a dónde? No sabemos. Chile no es un país que invierta en ciencia", dice María de los Ángeles. "Además, ninguna universidad ni institución en Chile tiene la suficiente cantidad de recursos para hacer un mapeo de las especies. Pero si se hace colaborativamente, tienes de inmediato miles de personas siendo ojos de un proceso del que nadie estaba siendo testigo hasta ahora".
EL ENCANTADOR DE MARIPOSAS
Manuel Gálvez, laboratorista dental y entomólogo autodidacta, tiene en su casa de Rancagua una colección con alrededor de 4.000 mariposas chilenas montadas y ordenadas por familia en cajones que se mandó a hacer, calcados a los del Museo de Historia Natural. Además, tiene otras miles de mariposas y otros insectos en sobres entomológicos. Todas sus mariposas las ha recolectado él mismo, incluyendo a la pequeñísima y veloz Itylos titicaca, cerca del lago Chungará, y a las brillantes mariposas plateadas en el sector mina La Juanita. Además, en su selvático jardín ha criado larvas de Phoebis, Pieris, Thatoquila, mariposa del chagual y varias otras endémicas. "Cuando salen de la pupa es maravilloso, abro la caja y salen como 40 mariposas volando", cuenta.
A menudo otros coleccionistas le piden que salga a capturar algún ejemplar especialmente esquivo. Su encargo más importante fue el que le hizo un museo en París, que quería 20 mariposas plateadas y 20 mariposas doradas para una exposición cromática sobre mariposas. "Las mariposas del mundo pueden formar el arcoiris completo, pero el oro y la plata solo están en Chile", dice.