Las venas abiertas de Francisca Lewin
Pasa todo el día encerrada en un subterráneo, grabando oscuras escenas de la nueva teleserie nocturna de TVN. No ve el sol, no come carne y su piel tiene misteriosas cicatrices. Por su sangre, dice Francisca Lewin (29), corren endorfinas. Si se descuida, el conde Vrolok le morderá el cuello.
Hora: mediodía. Locación: subterráneo. Vestuario: vestido verdeagua de brocato, propio de su personaje de niña buena, Emilia Verdugo. Bajo las faldas: jeans de propiedad de Francisca Lewin y botas blancas puntudas. Formato: Diálogo tipo teatral (real) entre periodista y entrevistada dura de roer.
Qué guía tu vida: ¿razón o pasión? Una mezcla de cabeza y corazón.
¿Qué se te viene a la cabeza con la palabra sangre? Vida.
¿No muerte? El vampiro busca sangre en personas llenas de vida. Necesita alimentarse, no matar.
¿Crees en los chupaenergías? Creo más en el poder que uno tiene para bloquearlos sin palabras. No soy de metal, pero no engancho.
Si ves correr sangre, ¿qué te pasa? Depende del nivel de sangre. Si es un accidente muy dramático puede que me perturbe, pero en general tengo la sangre bien fría. No me desmayo.
No comes carne. ¿Por ética o por asco? Dejé de comerla porque me hacía
mal. Después se me volvió una costumbre, pero no tengo una causa y si alguien me cocina algo rico con carne no me niego. Sólo no la escojo ni la compro, porque perdí el hábito. Y eso me hace bien a mí y al animal que no quiero comer.
¿Tampoco te comes a los pescados? Sí, me los como, porque si no siento que me desmayo. Debe ser sicológico.
Si Chile tuviera sangre, ¿cómo sería? Como una sangre que quiere ir y se
resta. Como algo que avanza y se reprime. No sería una sangre que explota y mancha todo ni tampoco irrefrenable: sería una sangre que se estanca.
¿Tienes cicatrices? En muchas partes de mi cuerpo.
Dime tu mayor pecado. No pienso en eso.
¿Qué te duele cuando te duele algo? La guata.
¿Qué heridas no te gusta escarbar? No me gusta escarbar ningún tipo de herida.
¿Qué calma los monstruos de tu corazón? Un rato en la plaza, pero no tengo un minuto para estar un rato en la plaza.
¿En qué otra cosa se nota que no tienes tiempo? No puedo ir al doctor y, cuando llega alguien al estudio, pregunto: ¿hay sol allá fuera? Eso es como estar en una cárcel. Pero esto tiene retribuciones.
¿Vale realmente la pena? Sí. Vale la pena, porque es mi trabajo.
Pero no te puedes enfermar. Eso no es tan así. Sería inhumano e ilegal.
De niña, ¿a qué le tenías miedo? A los ladrones y a los violadores. Me daba terror pensar en el señor que podría meterse por la ventana. O abrir los ojos y que alguien estuviera allí con un cuchillo. Me daba terror también pensar en que alguien se pudiera meter a la tina mientras me bañaba. Debo haber visto una película que no debí haber visto.
¿Qué te salvaba de ese terror infantil? Mis perros.
Dime tu peor pesadilla de adulta. Sueño con cosas bien concretas, soy muy poco simbólica. Parece que tengo demasiadas cuestiones reales de qué preocuparme.
¿Qué libro te pone los pelos de punta? Los hermanos Karamazov. Estaba afectadísima cuando terminé de leer la novela. ¿Cómo este señor escribió una obra tan compleja? ¿Cómo describió a seres humanos tan diferentes y con una manera de pensar tan específica? ¿Cómo logró entender tantos puntos de vista distintos? Me emociona.
Aparte de leer, ¿qué haces para meterle cosas ricas a tu cerebro? Corro. Con eso ha habido un cambio muy notorio en mi estado de ánimo. Siento que ando con más energía, que estoy más contenta y positiva. ¡Llena de endorfinas!
¿En cuánto tiempo corres, por ejemplo, 10 kilómetros? Una vez, en una corrida Nike, los corrí en 47 minutos y medio. ®
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