Leonor Enei, dermatóloga y experta en láser ginecológico: “No es normal que las mujeres vivan con resequedad o incontinencia. Eso no es calidad de vida”

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“Los dermatólogos somos viciosos de la tecnología”, reconoce Leonor. A medida que la ciencia va avanzando, siempre quieren probar nuevos dispositivos y así fue como llegó a sus manos el láser de CO2, que como cuenta, partió utilizándolo en rostro, pero luego evolucionó hacia la mucosa intravaginal. “Me titulé de médico en la Universidad de Chile, pero luego hice mi postgrado en dermatología en Brasil, lo que me hizo tener una relación muy estrecha con ese país, y allí hay menos tabúes respecto de la sexualidad. Allá conocí el uso que se le da al láser ginecológico para restaurar”.

Leonor es enfática en el uso de la palabra ‘restaurar’. “Hay quienes hablan de ‘rejuvenecer’, pero ese es un error, porque el objetivo de este láser no es estético, no queremos que las personas se sientan más jóvenes, lo que buscamos es mejorar la calidad de vida; que la mujer vuelva a sentirse en como en los años previos a que se presentarán sus problemas”, dice.

¿Qué tipo de problemas?

El láser en rostro, que es lo que más se usa, sirve para estimular la síntesis de colágeno, darle humectación a la piel y renovarla. En el periodo perimenopáusico debido a los cambios hormonales, el consumo de colágeno aumenta en forma exponencial y afecta a todos nuestros tejidos: músculos, huesos, piel, mucosa. Y la mucosa vaginal también se empieza a resecar. Ese es el rol que tiene el láser intravaginal, restaurar. Y es importante porque la resequedad afecta la sexualidad de la mujer, les causa dolor y eso termina también afectando su bienestar y autoestima.

Y por otro lado este láser mejora la incontinencia urinaria. Aquellas pérdidas de orina que comienzan con un mínimo esfuerzo como estornudar o hacer ejercicio, y que van aumentando al punto que la mujer comienza a condicionar todas sus actividad y horarios a este problema. Todo esto se puede tratar, el problema es que hemos normalizado estos síntomas y las personas ni siquiera consultan si existe una solución.

¿Y por qué lo hemos normalizado?

Creo que es porque la sexualidad sigue siendo un tabú. Estos síntomas las mujeres los viven con vergüenza, los ocultan incluso a sus médicos o parejas. Y es porque se ha hecho creer que es normal, sobre todo si se han tenido partos vaginales; es lo que escuchan de sus amigas o de sus madres desde toda la vida.

Parte de ese mito es creer que las personas mayores ya no tienen sexo...

En este momento, con el aumento de las expectativas de vida del ser humano, las mujeres vamos a vivir más años en menopausia que en edad fértil y por lo tanto no podemos creer que en esta etapa el sexo se acaba. Las mujeres no deben coartarse por problemas fisiológicos y por eso es tan importante que comencemos a buscar diversas soluciones, porque ya no vivimos hasta los 60 años como antes. Nosotras trabajamos con un equipo multidisciplinario: estoy yo, la doctora Sofía Femopase que es ginecóloga experta en láser y sexualidad, y también una kinesióloga. Y es que esto se trata de medicina para lograr calidad de vida, pues no podemos normalizar que las mujeres sientan dolor, que dejen de tener sexo por eso. No es justo.

¿Trabajan solo con mujeres mayores?

Hay mujeres jóvenes oncológicas, que están en períodos pos quimioterapia o con tratamientos hormonales que les provocan una resequedad vaginal inevitablemente. Mujeres jóvenes que si no se tratan pueden evolucionar en una atrofia o estenosis vaginal. ¿Qué les decimos a esas mujeres, que no tienen solución? No podemos seguir invisibilizando la sexualidad femenina, por eso los colegas tienen que empezar a abrir espacios para hablar de esto. Entiendo que hasta hace poco los médicos tratantes necesitaban más evidencia científica que apoyara la seguridad y eficacia de esta tecnología, pero hoy existe. Y además no se trata solo del láser, también de ejercicios…

¿Autoconocimiento?

Si, tambíen. Esto tampoco es mágico, es tecnología pero también hay un proceso de autoconocimiento, es necesario mantener el tratamiento con ejercicios de piso pélvico y muchas muchas mujeres desconocen que pueden trabajarlo, y aquí les enseñamos a sentirlo. En Brasil, país donde me he perfeccionado, hay una conciencia del cuerpo mayor. Se habla con mayor naturalidad del autocuidado, de la autoestimulación y por eso yo invito a mis pacientes a que hablen de esto con sus amigas, que traspasen con amor, cariño y respeto esos conocimientos a sus hijas. ¿Y sabes que me dicen ellas? Que sus hijas que tienen 28 o 30 les enseñan a ellas. Las generaciones que vienen van a vivir de otra manera, sin tantos mitos en torno a la sexualidad, pues estos le han hecho mucho daño a la mujer y para terminar con ellos hay que informarse. Tengo pacientes que llegan diciendo que han tenido resequedad o pérdidas de orina por años, y nadie nunca les dijo que eso se podía tratar.

Decidiste poner tu consulta en Iquique –ciudad donde creció– en vez de ir a Santiago ¿cuál es la razón?

Primero porque amo esta ciudad, no me movería de aquí por nada. Pero también porque creo que es necesario concientizar a la medicina sobre la descentralización. Nuestros pacientes no tienen porqué estar viajando a Santiago para hacer sus tratamientos. No es fácil traer la tecnología y mantenerla, pero hay que hacer ese esfuerzo porque cuando mis pacientes del norte se enteran que la tecnología está acá, se emocionan. Sienten por fin que alguien las entiende y se preocupa por su bienestar.

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