Los países suelen tener una extensa galería de héroes patrióticos hombres, a los que se les adjudican muchos valores como la valentía, la fuerza y la pasión. Pero pocas veces ocurre lo mismo con las mujeres. En Chile tenemos a Javiera Carrera. Una de las próceres que lucharon por la independencia de Chile y que imaginó un estado libre donde las mujeres pudieran tener las mismas oportunidades que los hombres.

Nacida en una cuna aristocrática, Javiera destacó desde muy chica por su carácter e inteligencia. Era rápida, astuta e ingeniosa. Y durante el período de la Independencia ocupó todos sus recursos materiales e intelectuales en desarrollar brillantes estrategias en pos de la revolución. Descrita por los más importantes historiadores de Chile como una mujer apasionada, dominante y tremendamente inteligente, Javiera fue aparentemente muy bonita y, según se cuenta, muy poco vanidosa.

Aunque entre sus detractores intentaron apocarla y ridiculizarla, apodándola “la jaiba”, ella se ganó el respeto de sus pares. En una época en que se esperaba que las mujeres guardaran silencio en las reuniones sociales, ella hablaba, opinaba y sacaba sus garras para defender sus ideales. Y los suyos no eran ideales menores: luchó por la liberación del pueblo chileno, para una vez declarada la independencia entender quiénes éramos.

  • La primera bandera del país y el primer escudo del país fueron bordados por ella en su campo de El Monte. Insistió en que en el escudo apareciera una mujer al centro.
  • La indómita fue otro de los apodos que se ganó esta “madre de la patria”.
  • Fue exiliada y se negó a volver a Chile mientras gobernara Bernardo O’Higgins, a quien consideraba el principal culpable de la muerte de sus hermanos. Decía que no regresaría mientras “ese asesino gobierne mi patria”.