Paula 1225. Sábado 6 de mayo de 2017. Especial Belleza.

Francisca Valenzuela (51), artista visual

"A mí no me ha pasado eso que les pasa a muchas mujeres a los 50 que tienen un quiebre, un antes y un después. Creo que es porque toda la vida me he cuestionado y tengo años de terapia en el cuerpo, eso me ha ayudado a vivir como he querido, muy consecuente conmigo, haciendo mi propio camino, bien diferente al resto, y lo he disfrutado. No estoy esperando llegar a ninguna parte, porque tampoco sé dónde termina este camino ni adónde me va a llevar. He sido muy poco estructurada, siempre muy libre. Me separé cuando sentí que las cosas no funcionaban y me quedé sola, muy joven, con dos hijos. Tuve una pareja aventurera, con la que recorrí el mundo. Y después me casé con mi marido y tuve tres hijos más pasados mis 35.  Siempre he ido cortando cadenas y armando mi propio recorrido. Tuve que aceptar que era una mamá atípica, que a veces llegaba tarde o se equivocaba con el disfraz que tenían que usar los niños. Mi arte es reflejo de mi evolución personal. La pintura es el lugar desde donde he enfrentado todos los momentos de mi vida. Es mi identidad y la forma en que me he expresado. A mis 50 me encuentro haciendo arte abstracto, donde muestro quién soy ahora: una mujer que se siente más libre que nunca. Mis cuadros se han llenado de miles de capas que se fueron abriendo. A los 20 y 30 años pintaba rostros, mujeres, estaba buscándome a mí misma, intentando demostrar que sabía dibujar y tenía técnica. Entonces hacía un arte más figurativo. Ahora mi arte es totalmente libre, expresa algo espontáneo y natural. Lo que soy hoy día. Tengo 5 hijos, la mayor tiene 30, el menor 12 y a los 50 me convertí por primera vez en abuela. Mi nieta me conectó con el goce, es una sensación rara que me llevó a otra dimensión".

VALENZUELA