Paula Digital.
El libro Sabor Cubano -publicado en 2015 por la editorial mexicana Ámbar Diseño- es un compendio de 82 recetas de platos típicos de la isla, como el lechón asado de púa, los tostones de plátano, los cascos de Guayaba con mermelada y queso. El tema es
que, para evitar el sabor insípido de las recetas anónimas, las editoras decidieron recopilarlas entre 24 intelectuales cubanos amantes de la cocina (entre ellos el escritor Leonardo Padura y el músico Kelvis Ochoa, compositor de la banda sonora del filme Habana Blues) y 10 dueños de paladares, los restoranes privados que han renovado la escena gastronómica cubana en los últimos años
(como La Guarida, que inmortalizó el filme Fresa y chocolate; La Esperanza y Starbien). Sin embargo, previo a ese despliegue que incluye fotos de las preparaciones, en su introducción, escrita por la historiadora cubana Martha Castellanos, este libro permite entender qué accidentes históricos post llegada de los españoles han llevado a que la comida cubana sea lo que es. Así, por ejemplo, uno se entera que la desaparición de la población indígena que no pudo adaptarse al impacto de la cultura hispana que trajo Cristóbal Colón a fines del siglo XV, marcó la llegada a Cuba de negros africanos como fuerzade trabajo. Y que, a partir de ese momento –y de la sazón que trajeron ellos–, comenzó a gestarse en la isla una cocina criolla (que se consolidó un siglo después) resultado de la fusión entre las costumbres patacheras de los aborígenes y de los españoles, pero también de los sirios, turcos, libaneses y chinos que fueron aterrizando en Cuba. Prueba de ello, cuenta el libro, eran los platos que comía la nobleza por entonces. "Podían comenzar el día con un desayuno de chocolate, huevos, carne, pescado, vino y café. Los dulces comenzaron con las recetas de los reposteros venidos desde Europa y elaborados por la servidumbre doméstica criolla, lo que propició que muchos esclavos libres se convirtieran en verdaderos artífices dulceros. Se tomó como patrón que toda familia acomodada tuviera un cocinero negro o chino, introduciendo sus propias recetas a la cocina burguesa".
La nobleza de entonces podía comenzar el día con un desayuno de chocolate, huevos, carne, pescado, vino y café. Los dulces comenzaron con las recetas de los reposteros venidos desde Europa y elaborados por la servidumbre doméstica criolla
Difícil de encontrar en librerías cubanas, se puede encargar a México por internet a través de la página web de la librería Fondo de Cultura Económica. $ 35.000 más gastos de envío