No hay duda de que la limpieza es una técnica que muchas personas utilizan para liberar el estrés. Y es que al hacerlo el cerebro libera endorfinas, sustancia que produce la sensación de bienestar. Así lo explica al diario El País el psicólogo y pedagogo especializado en terapia cognitivo-conductual, Tasio Rivallo: "El ser humano tiende a buscar siempre un equilibrio, tanto interno que se denomina homeostasis, como externo, que tiene que ver con el entorno. Si nos fijamos, todo obedece a un orden, incluso la naturaleza. Y como animales, estamos programados para ese orden. Limpiar y ordenar nos hace liberar endorfinas. Y tirar aquello que ya no necesitamos funciona como una catarsis".
Como sabemos que durante el aislamiento quienes hacen de uso de este método para controlar la ansiedad ya deben haber limpiado todo lo que está a su alrededor, preparamos esta lista con algunas cosas que, pese a que no todos las tomen en cuenta, son un foco importante de bacterias.
Brochas de maquillaje: las brochas o pinceles sucios son uno de los principales causantes de las infecciones en la piel. Según una investigación de la Universidad de Aston (Reino Unido), si no respetamos la limpieza de los productos de maquillaje y su fecha de caducidad, éstos se contaminan con microorganismos que podrían ser perjudiciales. Y, aunque los eliminemos, no sacamos nada si no limpiamos las brochas, ya que también pueden absorber las bacterias. A través de Vogue, el reconocido make-up artist británico Jamie Coombes, aseguró que el champú normal, con agua tibia, es una excelente idea para hacerlo. "Intenta no presionar hacia abajo la cabeza de la brocha, porque podrían romperse las fibras más cortas y frágiles", advirtió.
Neceser: según un estudio publicado por la Fundación Nacional de Sanidad (NSF) de Estados Unidos, un 27% de los objetos que solemos usar para guardar el cepillo de dientes suelen estar contaminados con bacterias causantes de enfermedades como el estafilococo. Esto incluye estuches de cualquier tipo o material. La fundación recomienda limpiarlos con agua caliente y jabón al menos dos veces por semana.
Cordones de zapatos: Sacarlos a la hora de lavar las zapatillas y zapatos es un error. Y es que, al parecer, como están en constante contacto con el suelo, terminan albergando incluso más microorganismos que los que se encuentran en un baño público, según un estudio de la Universidad de Arizona. Para evitar esto, la recomendación es lavarlos con detergente de ropa como si fuesen una prenda más.
Almohada: que las sabanas tienen que lavarse no es novedad, sin embargo, probablemente muy pocos sepan que en la almohada es donde más se acumulan los gérmenes de la cama. Además, se estima que hasta un tercio del peso de una almohada usada por una persona puede llegar a estar compuesto por piel muerta, ácaros del polvo y sus heces, según publicó The Guardian. La doctora Megan Thoemmes, investigadora de la Universidad Estatal de Carlina del Norte, compartió un estudio en el que asegura que los nidos de los chimpancés acumulan menos bacterias que las camas humanas. Incluso, cuando buscaron artrópodos como pulgas, piojos y garrapatas en 15 de los nidos, los científicos salieron casi con las manos vacías.
El teclado del computador: Aunque parezca un aparato inofensivo, una investigación del National Center for Health Research (NCHR) aseguró que existen más bacterias en el teclado que en la taza del escusado. Y si nos ponemos a pensar en la cantidad de horas que pasamos frente al computador trabajando, sobre todo en este periodo de aislamiento, éstas podrían aumentar. Desde la plataforma digital Tecnología informática aconsejan limpiarlo con un paño húmedo con lavalozas, una broncha y cotonitos de algodón para llegar a las zonas más angostas.
Consejos para hacer la limpieza más agradable
El medio español La Vanguardia, publicó las técnicas de Keisuke Matsumoto, autor de Manual de limpieza de un monje budista, un libro que ofrece recomendaciones para mantener limpia la casa.
1. Elegir bien el horario. Para los monjes es muy importante limpiar por las mañanas y ordenar por las noches, antes de irse a dormir. "Limpiamos para eliminar las impurezas que nublan nuestra alma. Aunque nos esmeremos en limpiar y fregar, si lo hacemos de noche no nos sentiremos a gusto. Por eso en los templos nunca limpiamos cuando ya se ha puesto el sol. La limpieza debe hacerse a primera hora de la mañana", explica en su libro.
2. Ventilar. Antes de limpiar debemos purificar el aire. "Si llenamos los pulmones de aire fresco, las ganas de limpiar surgen de forma natural. Por más que limpiemos, y por más reluciente que esté todo, si el aire que nos rodea es turbio, nuestro estado de ánimo se enturbiará también".
3. Utilizar pocos productos, y si puede ser, naturales. El bicarbonato, por ejemplo, es un producto barato y muy versátil. Se puede utilizar para limpiar y también para eliminar olores desagradables. Un truco es poner un poco en una bolsa de tejido natural y esconderla donde necesitemos para ayudar a mantener alejados los malos olores.
4. Tratar a todos los objetos con cariño y respeto. Eso implica, entre otras cosas, que las pertenencias que estén en la casa deben ser usadas. Si no sirven o no se usan. Una buena forma de apreciarlas es donarlas a otras personas que sí vayan a darles una vida.
5. Planchar como si quisieras quitar las arrugar de tu espíritu. Keisuko Matsumoto explica que a la hora de planchar debemos ser meticulosos. "Debemos planchar con actitud firme, como si quisiéramos preservar la juventud".
6. Prestar más atención al baño. "El cuarto de baño es uno de los espacios básicos de nuestra vida diaria, y si dejamos que se ensucie, estaremos ensuciando también nuestro espíritu. Visto de otro modo, si mantenemos limpio el cuarto de baño estaremos influyendo positivamente sobre nuestro espíritu", explica el monje en su libro.
7. Cuando friegues el suelo, friega el suelo. Cuando los monjes zen friegan los suelos del templo -algo que se hace a diario y solo con agua, sin añadir ningún producto-, se liberan de todas las preocupaciones y solo se concentran en su tarea. "Si friegas el suelo de tu casa con esmero, quizá logres ver el reflejo de tu alma".