Little Miss Sunshine

Jonathan Dayton y Valerie Faris son los directores de Little Miss Sunshine, deliciosa comedia negra sobre la decadencia del sueño americano. Directores de algunos de los clips musicales más importantes de todos los tiempos, el periodista chileno Nicolás Lasnibat conversó con ellos en San Sebastián, donde ganaron el Premio del Público.

-Impresiona que dos grandes directores de video clips como ustedes, debuten con una película tan sobria y privada de efectos.

-Y por lo mismo tan incomprendida. ¿Sabes que en Estados Unidos recibió pésima respuesta de público? Nos fue malísimo.

-Imagino que les dolió verse criticados en lo más profundo de su cultura, ¿no?

-Tienes razón, pero sólo un pequeño grupo de gente la vio así. Creemos que la gente en EE.UU.,definitivamente, prefiere otro tipo de cine. Estamos mal, y es por eso que ha sido mejor recibida en Europa.

-A pesar de todo, ese guión que tienen es magnífico.

-Es obra de Michael Arndt. Con él trabajamos durante tres años para obtener un guión de acero con el cual pudimos trabajar a gusto. Sin embargo, ahora fue Pixar quien se lo llevó de nuestro lado para escribir la tercera parte de Toy Story. (Hacen una mueca de asco).

-Poca gente creyó que ustedes podían hacer un cine de verdad.

-Es cierto. Pasamos muchos años tratando de buscar un productor para esta historia, el que, finalmente, llegó antes de darnos por vencidos.

-¿Cómo fue la elección de los actores?

-A la pequeña Abigail Breslin, la vimos por primera vez en Signs, de M. Night Shyamalan, y nos dejó encantados. Para el rol de Frank, en un principio pensamos en Bill Murray, pero finalmente Steve Carell se llevó el papel con justa razón. Éramos fanáticos de su trabajo. Al final metimos a todos en una buena coctelera, batimos bien fuerte, le pusimos buenos diálogos y sentimientos. Creemos que el hecho de no tener grandes estrellas le da un toque aún más independiente a nuestra película.

-¿Qué es lo que se viene ahora para ustedes?

-Después de recibir los premios, volveremos a casa para ocuparnos de nuestros gemelos y volver al trabajo normal de siempre en nuestra oficina de producción. En definitiva, volver a ser como la gente normal (risas).