Los textos de Lina Meruane (37) desarrollan elementos psíquicos y emocionales, pero siempre logran tocar con agudeza problemas del mundo contemporáneo. Periodista de profesión, vive en Nueva York desde 2000, ciudad en la que está terminando un doctorado en Literatura Hispanoamericana. En 2004 obtuvo la prestigiosa beca Guggenheim para escribir "Fruta podrida", el libro que lanzó el 3 de noviembre en la Feria del Libro, con editorial Fondo de Cultura Económica. La obra se inicia en el campo chileno industrializado de los ochenta y su protagonista es una niña diabética que encarna la metáfora de la fruta. El conflicto se despliega en relación a su hermana mayor que trabaja en la industria exportadora –muy en boga durante la dictadura– y que opera como figura de control y opresión.
¿Qué problemas estás tocando en esta novela?
A nivel de temas más contemporáneos lo que trabajo es la relación que existe entre la institución del hospital –donde se atiende la niña diabética– y la industria, que en este caso es la exportadora de fruta. En ambas situaciones hay cuerpos que son objetos de control, explotación y exportación.
¿Qué lograste con esta novela?
Creo que en este texto los personajes se perfilan más por sus acciones y dichos que por sus reflexiones. Pero en mi escritura nunca estoy muy segura de a dónde voy a llegar. Supongo que hay cierto grado de incomodidad que debe producir la literatura y que eso parte de la incomodidad del propio autor.
¿Y tiene humor?
Mis textos son más trágicos que cómicos. Así es que si por ahí se cuela algo de humor, es del negro.