Lo que tienes que saber sobre el testeo en animales
Hace algunas semanas circuló por las redes sociales el cortometraje animado Salva a Ralph, que relata la historia de un conejo blanco maltratado, que dedicaba su vida al testeo de químicos. El cortometraje busca mostrar la realidad de lo que pasa con la experimentación en animales para productos de belleza y cosméticos y abrió el debate sobre la concientización de este tipo de prácticas, haciendo un llamado a la población para motivar a que se prefieran productos que no hayan sido probados en animales.
Se calcula que la experimentación en animales se utiliza hace siglos, en un principio con fines medicinales y, posteriormente, en la industria de la cosmética. Esta última, tiene su origen alrededor de los años sesenta, cuando una mujer estadounidense, tras aplicarse un encrespador de pestañas, perdió la vista en uno de sus ojos. Este suceso generó una tremenda discusión para determinar si efectivamente los cosméticos son productos seguros para las personas o no, y provocó que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, según sus siglas en inglés) exigiera que este tipo de productos se testeara antes en animales.
Se calcula que cada año más de 500.000 animales a nivel mundial son sometidos a pruebas que incluyen exposición prolongada a productos para medir irritación en sus ojos y piel, ingesta de compuestos, aspiración de sustancias irritantes, amordazamiento, entre otros. Muchos de ellos mueren en los laboratorios. Los animales que mayormente se utilizan en las pruebas para cosméticos son conejos, cobayos y ratas. Según explica la directora general de la ONG Te Protejo, Camila Cortínez, estos animales se utilizan no necesariamente porque tengan características especialmente similares a los seres humanos, sino porque son fáciles de mantener, rápidos de reproducir y económicos en la alimentación.
De acuerdo a la organización Humane Society International, la prueba de productos cosméticos y sus ingredientes en animales se prohibió por primera vez en el Reino Unido en 1998, y luego en los 27 países de la Unión Europea entre 2004 y 2013, convirtiéndose en el mercado más grande del mundo de cosméticos libre de crueldad animal. Este suceso abrió camino a que otros países se sumaran a la iniciativa, tales como Israel, India, Noruega, Islandia y Suiza, Australia, Colombia, Guatemala, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Taiwan, Turquía, 10 estados de Brasil y cuatro de Estados Unidos.
¿Qué ocurre en Chile? A nivel nacional, la ley 20.380, en su artículo 4, establece distintas regulaciones a las pruebas en animales en la educación superior y prohíbe el uso de animales vivos en colegios, excepto agrícolas. Ahora, no se indica nada sobre la experimentación en animales en el ámbito privado ni en pruebas de cosméticos. “Por ejemplo, el Instituto de Salud Publica no exige testeo en animales para aprobar que un producto se venda en Chile, pero sí se utilizan ingredientes que son testeados en animales desde afuera”, comenta Camila.
Durante el 2020 un grupo de diputados con el apoyo de las organizaciones Te Protejo y No más vivisección, y parlamentarios del oficialismo y oposición, presentaron un proyecto de ley que busca modificar el código sanitario para que no se permita el testeo en animales en las pruebas de seguridad de cosméticos para comercialización en Chile, tanto en productos finales como ingredientes. Con esto se busca que se realicen pruebas alternativas, más eficientes y acordes a los avances tecnológicos.
“Con la campaña Salva a Ralph hemos visto cómo se ha viralizado este tema. El apoyo ha sido increíble y esperamos llegar a más de 300.000 firmas en nuestra organización. La recepción ha sido muy positiva y hemos visto que las personas cada vez se involucran más en estos temas, y que se están empoderando y poniéndose en los zapatos de lo que está sucediendo”, explica Camila. De hecho, durante el 2019, en el marco de la campaña #BeCrueltyFreeChile, la ONG Te Protejo en conjunto con Inside Research, realizó una encuesta de opinión que arrojó que un 74% de los encuestados está en contra de la realización de pruebas en animales para comprobar la seguridad de productos cosméticos en el país.
Para la directora de la ONG, todo se basa en el empoderamiento de los consumidores y en el cambio de cada una de las personas que puede ejercer al preferir productos que se alejen de estas prácticas. Dentro de sus objetivos como organización, se encuentra sensibilizar y educar a la población a través del consumo responsable y las iniciativas respetuosas con el entorno en relación a sus cuatro áreas de enfoque: Educación al consumidor, certificación de marcas, facilitación de acceso a productos y servicios, e influencia en políticas públicas. “Se puede hacer un cambio comprando exclusivamente cruelty free, con marcas que estén certificadas. Esa información se puede encontrar en nuestra aplicación gratuita que se llama Vive Cruelty Free. Además se puede encontrar la información en nuestra ONG en la sección de marcas, en donde aparece un compilado de cientos de marcas que son libres de crueldad”, comenta.
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