El Covid-19 ha sido causa de preocupación para todos y todas, pero no se puede negar que hay personas para las cuales el temor es incluso más fundado, pues pertenecen a lo que se ha denominado como grupo de riesgo. ¿Quiénes son específicamente? Desde el Ministerio de Salud entregan referencias: “Adultos mayores y personas inmunodeprimidas o con enfermedades crónicas como hipertensión arterial, diabetes o problemas cardiacos, entre otros”.

Ya es sabido que quienes son parte de la población con probabilidades de sufrir con mayor intensidad los síntomas del coronavirus tienen que tomar resguardos especiales, pero ¿qué pasa a nivel emocional si constantemente estamos escuchando el hecho de estar en peligro?

“Una de las principales consecuencias de esta pandemia es la repercusión social que tiene, al no poder reunirse como habitualmente”, dice la psicóloga de Centro de Atención Psicológica Intervalo, Camila Chamorro, y añade: “Los principales afectados son los adultos mayores, quienes han tenido más restricciones que cualquier otro grupo etario y quienes, precisamente, cuentan con menos posibilidades de comunicación a través de redes sociales o remotas. Las implicancias para ellos van desde afecciones emocionales a malestares físicos. Además, puede surgir el miedo ante las advertencias constantes de peligro, lo que puede afectar la vida cotidiana, como el ciclo del sueño”.

“La implicancias respecto a las restricciones pueden ir desde un polo positivo hacia uno negativo, dependiendo de la persona”, explica Luis Pino, académico de la Escuela Psicología de Universidad de las Américas. Y agrega: “Por un lado puede reforzar la sensación de autocuidado y autocontrol, sintiéndose además escuchados y contenidos. Pero si a esta persona le han significado de forma negativa estos valores, es probable que comience a percibirse como un estorbo para los demás”.

Hay quienes, por ejemplo, tienen obesidad o un sobrepeso importante, y pese a no tener enfermedades que los ubiquen dentro de la población de riesgo, sí son mencionados constantemente dentro de este grupo por los prejuicios que existen en torno al peso, pese a que existen estudios que demuestran que una persona obesa no necesariamente va a sufrir de hipertensión, diabetes ni otras enfermedades.

El psicólogo explica que estas personas podrían sentirse más ansiosas, lo que derivaría en la sintomatología que evita que puedan mantener un peso regular, además de volverlos más irritables y propensos a sufrir problemas para dormir.

Por supuesto que es estresante y motivo de ansiedad ver cómo una y otra vez la enfermedad o condición con la que se vive empeora los pronósticos de quienes se contagian con coronavirus. Por lo mismo, es importante mantener la perspectiva y saber que estamos pasando por una situación especial. Y también hay que tener altura de mira para saber que las precauciones son por el bien propio y que, en este caso, la salud exige ciertas responsabilidades y sacrificios.